MIAMI. - Un matrimonio y sus dos hijos adultos fueron arrestados en su domicilio de Fort White, en el norte de Florida, después de que una investigación policial reveló que presuntamente mantenían a nueve menores, cinco biológicos y cuatro adoptados, en condiciones de abuso físico y negligencia extrema.
La intervención de las autoridades se produjo a raíz de una alerta de un religioso de un campamento de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, quien notificó al Departamento de Niños y Familias (DCF) sobre posibles signos de maltrato en uno de los niños, lo que desencadenó la investigación que culminó con el desmantelamiento de un prolongado ciclo de aparente violencia.
Hogar convertido en prisión
La investigación de la Oficina del Alguacil del Condado de Columbia identificó a Brian Matthew Griffeth, de 47 años, su esposa Jill Elizabeth Griffeth, de 41, y sus hijos mayores, Dallin Russel Griffeth, de 21, y Liberty Ann Griffeth, de 19, como los presuntos responsables de los abusos.
Las víctimas, con edades comprendidas entre los 7 y los 16 años, vivían un señalado “calvario” que incluía el encierro en una jaula de madera improvisada bajo una litera, golpes con un bastón y castigos humillantes como rociarles vinagre en el rostro.
Los menores adoptados, cuatro niños afroamericanos, aparentemente sufrían un trato desigual en comparación con los hijos biológicos del matrimonio.
Dentro de la vivienda, los detectives hallaron pruebas contundentes del maltrato, como una estructura de madera contrachapada donde uno de los adolescentes de 14 años era confinado durante horas, sin acceso a un baño.
Los testimonios de las víctimas indicaron que los adultos los obligaban a acostarse en el suelo mientras presionaban planchas de madera sobre sus espaldas y les suministraban fármacos no recetados para mantenerlos sedados.
Además, una de las víctimas denunció tocamientos sexuales por parte de un adulto de la casa, una acusación que la policía aún investiga.
Proceso judicial y futuro de los menores
La fiscalía imputó a los cuatro miembros de la familia Griffeth nueve cargos individuales de abuso infantil agravado.
De ser declarados culpables, cada cargo podría acarrear una pena de hasta 30 años de prisión.
Se impusieron fianzas de $1.500.000 para Jill Griffeth, considerada la principal cuidadora, y de $500.000 para Brian, Dallin y Liberty. Todos permanecen en el Centro de Detención del condado de Columbia a la espera de su próxima audiencia judicial en agosto.
Los nueve menores fueron trasladados a hogares de acogida temporal, donde reciben apoyo médico, psicológico y clases de nivelación académica. Las entrevistas forenses mostraron que los niños desconocían datos básicos como sus fechas de nacimiento y presentaban graves carencias educativas.