La escena que Samuel L. Jackson no quería rodar pero que la maquinaria de Hollywood le impuso

hace 16 horas 1
Trailer de la película "Protegidos por su enemigo"

El rodaje de la cinta “Protegidos por su enemigo” (“Lakeview Terrace”, 2008) atravesó un momento de fuerte tensión cuando Samuel L. Jackson, su protagonista, rechazó abiertamente filmar el clímax propuesto por los productores. Su negativa, motivada por la búsqueda de verosimilitud y sentido social, no solo originó un profundo debate interno, sino que también evidenció el peso e influencia que a menudo tienen los actores de gran trayectoria en la evolución de un proyecto cinematográfico.

Samuel L. Jackson tuvo unaSamuel L. Jackson tuvo una discusión con los productores en una escena importante de la película (Captura de video)

El conflicto entre el actor y los responsables de “Protegidos por su enemigo” surgió en torno a la resolución prevista para el personaje de Abel Turner, un policía de Los Ángeles de carácter duro, marcado por sus prejuicios y traumatizado por su historia personal. El desenlace, tal como figuraba en el guion original, preveía que Turner, tras un enfrentamiento con Chris -su vecino y antagonista-, fuese abatido a tiros por otros agentes de policía, cerrando la película con la aparente justicia de ver al villano recibiendo castigo.

A Jackson, la propuesta le resultó poco convincente y excesivamente acomodada a las expectativas básicas del público. Como relató en una entrevista con Radio Free, la discusión con los productores se tornó intensa cuando expresó su desacuerdo: “Fue como una gran discusión entre los productores y yo por un minuto, porque no quería que muriera. Porque en la vida real, la policía se encarga de la policía…”. El actor defendió la idea de que la resolución debía ajustarse a un desarrollo más realista y desencantado, en lugar de ofrecer un cierre moral simplista.

No es habitual que un actor desafíe de manera tan abierta las decisiones de producción, y menos aún en Hollywood, donde el control suele estar mayoritariamente del lado de los estudios y los creativos detrás de cámara. Sin embargo, la posición de Samuel L. Jackson, respaldada por su prestigio y experiencia, puso en jaque la narrativa dominante y abrió un debate sobre el papel de la policía y el racismo estructural, temas centrales en la trama del filme.

Luego de la discusión, SamuelLuego de la discusión, Samuel L. Jackson propuso una alternativa para esta escena de la película (Captura de video)

Frente al desenlace que le exigían, Samuel L. Jackson propuso una variante más fiel a lo que, a su juicio, resulta habitual en la realidad estadounidense. En lugar de morir en un tiroteo a manos de sus colegas, el personaje de Abel Turner debía sobrevivir al enfrentamiento y simplemente ser arrestado junto a Chris, abriendo la posibilidad de que días después ambos siguieran con sus vidas —con una enemistad latente— y sin un culpable moralmente “pago” para la audiencia.

La lógica detrás de su iniciativa era mostrar que los sistemas de poder, en especial el policial, suelen proteger a sus propios miembros, incluso cuando cometen abusos. Así lo expresó el propio Jackson: “¿Qué pasa si arrestan a todos, y dos semanas después, estos dos tipos están regando el césped, mirándose fijamente, como diciendo ‘Que se jodan’? Porque así es la vida… La policía se sale con la suya, porque la policía se encarga de la policía”.

Su propuesta no fue aceptada. Los productores argumentaron que el público necesitaba ver castigado al villano y que un final más ambiguo habría generado frustración en la audiencia. El resultado final, por tanto, responde a un esquema clásico de justicia retributiva, que según Jackson, simplifica complejidades y escapa a la incómoda realidad de muchos casos que implican abuso policial o situaciones de racismo institucional.

La contundencia con que el actor defendió sus posiciones no sorprende si se repasa su trayectoria. Samuel L. Jackson inició su carrera en 1972 y, desde entonces, ha forjado uno de los recorridos más notables del cine estadounidense contemporáneo. Es reconocido tanto por la crítica como por el público y se lo considera el actor más taquillero de la historia. Su filmografía es vastísima y ecléctica: ha interpretado desde genios tecnológicos y héroes de acción, hasta villanos y policías de moral ambigua.

Su presencia ha marcado hitos en franquicias como “Pulp Fiction”, “Star Wars”, “Jurassic Park” y el Universo Cinematográfico de Marvel, donde se ha consolidado como Nick Fury. Jackson es conocido por defender con firmeza sus ideas y por elegir proyectos en los que pueda imprimir su sello personal. Esta determinación, sumada a su carisma y a la contundencia de sus interpretaciones, le han permitido conservar una vigencia y popularidad inusuales en la industria.

El caso de “Protegidos por su enemigo” confirma el lugar que Jackson ocupa en el cine contemporáneo: no solo como actor, sino como figura capaz de interpelar y desafiar a los grandes estudios, defendiendo guiones más complejos o realistas, incluso a costa de la potencial incomodidad del público.

Finalmente, la película no logróFinalmente, la película no logró la crítica esperada (Captura de video)

A pesar de la intensidad de su protagonista y las temáticas que aborda, “Protegidos por su enemigo” no logró impresionar de manera sobresaliente ni a la crítica ni al público general. Dirigida por Neil LaBute —también conocido por “Wicker Man”—, la película fue recibida con opiniones mixtas: varios medios la calificaron de predecible y carente de profundidad narrativa. Se le cuestionó el desarrollo de personajes, el ritmo y la tendencia a caer en estereotipos, más allá del esfuerzo interpretativo de Jackson y Patrick Wilson, quienes —de acuerdo con los críticos— intentan sostener una enemistad que nunca se siente del todo genuina.

La crítica publicada en SensaCine apunta a un “escuálido desarrollo” y una “notable falta de interés y ritmo”. Otros comentarios remarcaron su extensión innecesaria y la previsibilidad de un guion que apuesta por fórmulas convencionales en vez de arriesgar con personajes y ambigüedades. Así, el largometraje terminó por no trascender, ni por su calidad ni por la polémica asociada a su proceso de producción.

El caso de Samuel L. Jackson en “Protegidos por su enemigo” ilustra cómo, incluso figuras de enorme peso, deben afrontar los rígidos parámetros de la maquinaria hollywoodense. Aunque Jackson defendió una visión que apostaba por el realismo y la reflexión social, las decisiones finales respondieron a la lógica de ofrecer un cierre satisfactorio y claro para el espectador medio. Lo que queda en la memoria, más allá de la película, es la disconformidad del actor y el debate nunca del todo saldado sobre qué historias se cuentan, y cómo se cuentan, en el cine comercial estadounidense.

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