
Martin Sheen cumple 85 años y la ocasión invita a mirar de cerca la vida de un actor que ha dejado huella en el cine, la televisión y la cultura popular.
Detrás de su amplia trayectoria, hay una historia marcada por la resiliencia, el talento y los desafíos personales.
Martin Sheen llegó al mundo el 3 de agosto de 1940 en Dayton, Ohio, con el nombre de Ramón Antonio Gerardo Estévez.
La biografía familiar de Sheen está marcada por el cruce de dos culturas inmigrantes: su madre, Mary Ann Phelan, era irlandesa, y su padre, Francisco Estévez, emigró desde España.
Según People, este vínculo con ambos lados del Atlántico influyó fuertemente en el entorno en el que creció el futuro actor, quien ha manifestado en diversas entrevistas el orgullo por sus raíces y la importancia de su ascendencia española e irlandesa en su formación.

La experiencia de sus padres como inmigrantes se refleja en la propia percepción de Sheen sobre las dificultades y posibilidades en los Estados Unidos.
Según relató su hijo, el también actor Emilio Estévez en The Independent, Francisco, su abuelo, llegó a ver a su hijo actuar en Broadway, en la aclamada obra The Subject Was Roses en 1967, pero el orgullo se mezcló con la decepción al advertir el cambio de nombre sobre la marquesina, hecho que el propio Sheen reconoció como una herida aún abierta en la memoria familiar.

Según Entertainment Weekly, la relación de Martin Sheen con el idioma español también es concreta: si bien desarrolló toda su carrera profesional en inglés, ha declarado manejar el español y sostiene públicamente ese lazo con sus orígenes.
En la década del 50, cuando comenzó a buscar un lugar en el competitivo mundo del cine y la televisión estadounidense, Ramón Estévez encontró en el prejuicio contra los apellidos hispanos un obstáculo persistente.
De acuerdo a entrevistas ofrecidas a Closer Weekly, Sheen confesó haber sido persuadido, más que impulsado, a adoptar un nombre artístico anglosajón, con la esperanza de ampliar sus oportunidades profesionales.
Así nació “Martin Sheen”, que nunca reemplazó su nombre en documentos oficiales, pero sí definió por completo la percepción pública durante los siguientes 60 años.
Sheen ha relatado en numerosas ocasiones el carácter condicionado y forzado de esa decisión. “Eso es uno de mis mayores arrepentimientos”, declaró a Closer Weekly. “A veces te convencen cuando no tienes suficiente coraje para defender lo que crees y lo pagas más adelante”, añadió.
El impacto fue no solo personal, sino también familiar: la decepción de su padre, quien presenció en Broadway la evidencia pública del cambio, fue un episodio que marcó tanto a Sheen como a Emilio Estévez, su hijo mayor.
El trayecto de Martin Sheen como actor profesional comenzó en Nueva York, adonde emigró en 1959, durmiendo en el sofá de un amigo mientras buscaba acceder a los circuitos teatrales de la ciudad.
En ese entorno conoció a Janet, su futura esposa, y, paralelamente, desarrolló una intensa actividad bajo el ala de Joseph Papp, referente ineludible del teatro neoyorquino y fundador de Shakespeare in the Park.

Según cuenta el propio Sheen en entrevista con Yahoo Entertainment, la colaboración con Papp fue crucial para su maduración artística y personal. “Joe expandió la posibilidad y nos hizo sentir que todos teníamos una contribución que hacer. Buscábamos encontrar alguna medida de verdad, y Joe estaba en el eje de todo”, recordó Sheen.
Gracias a Papp, Sheen participó en la emblemática puesta en escena de Hamlet en 1967, y el aprendizaje en ese contexto marcó su concepción de lo que debía ser un actor, siempre orientado hacia la autenticidad y la búsqueda incesante de verdad sobre el escenario y ante cámara.
El avance de Sheen hacia la fama internacional se produjo con el estreno de Badlands en 1973, bajo la dirección de Terrence Malick. Tal como contó a Yahoo Entertainment, esa experiencia fue revolucionaria en muchos sentidos.

El proyecto arrojó por primera vez al primer plano tanto a Sheen como a Sissy Spacek y al propio Malick. Inspirado en un caso real de la década del 50, la película retrata a una pareja de jóvenes fugitivos preparados para todo, en la árida pradera de Dakota del Sur.
Ningún otro proyecto marcó tanto la vida y el cuerpo de Martin Sheen como Apocalypse Now, obra maestra de Francis Ford Coppola estrenada en 1979.
De acuerdo al relato reconstruido a partir de entrevistas en Yahoo Entertainment, Sheen fue convocado de urgencia para reemplazar a Harvey Keitel en el rol de Benjamin Willard durante el rodaje en Filipinas.

La presión extrema de la filmación y la complejidad psicológica del papel lo llevaron a una crisis límite.
El 3 de agosto de 1976, su cumpleaños número 36, filmó la reconocida escena inicial del hotel en Saigón, completamente ebrio y atravesando una ruptura emocional real.
Eleanor Coppola, esposa del director y testigo de la escena, describió el clima en el set como eléctrico, peligroso tanto para Sheen como para el equipo.
El momento cumbre se produjo cuando Sheen, guiado por la indicación de Coppola, golpeó un espejo y se cortó la mano de manera accidental.
Aunque Francis Ford Coppola intentó interrumpir la filmación para atender la lesión, fue el propio Sheen quien suplicó continuar, sintiendo que necesitaba ese enfrentamiento con sus demonios ante la cámara.

Según Best Life.com, el periodo de rodaje continuó con sobresaltos: tiempo después, Sheen sufrió un infarto en plena selva y debió ser trasladado de emergencia en helicóptero a Manila, donde su esposa Janet lo acompañó.
La recuperación fue dura y prolongada. Según relató a People, Sheen recuerda con precisión la imagen de Janet, durmiendo en el suelo del hospital, nunca separándose de él.
Ella se contactó con un terapeuta en Nueva York para ayudarlo a salir adelante en medio de una crisis emocional y física sin precedentes.
En entrevistas a Rolling Stone y Closer Weekly, Sheen reconoció que ese episodio cambió su vida:
su espíritu “quedó expuesto”, su familia vivió momentos críticos y sus demonios personales adquirieron una dimensión tangible.
La televisión ocupa un lugar central en la trayectoria de Sheen, sobre todo a partir de su personificación del presidente Josiah “Jed” Bartlet en The West Wing, serie creada por Aaron Sorkin y emitida por NBC.

Como relató a Yahoo Entertainment, en la concepción original de la serie, el personaje del presidente iba a tener participaciones esporádicas, pero tras ver el episodio piloto, los responsables decidieron que era necesario incorporar a “Bartlet” en todos los capítulos dada la potencia de la interpretación.
Cuando Sheen aceptó la ampliación del papel planteó condiciones importantes: que Bartlet fuera católico y egresado de la Universidad de Notre Dame, condicionando así el marco moral y espiritual del personaje de acuerdo a sus propios valores personales.
La construcción de Bartlet como presidente católico alcanzó un clímax dramático en el episodio final de la segunda temporada, “Two Cathedrals”, donde Sheen mantuvo un monólogo en latín durante una crisis personal y política.
Según People, la interpretación de Sheen fue reconocida con un Globo de Oro al mejor actor y seis nominaciones a los Premios Emmy a lo largo de las siete temporadas de la serie, consolidando su lugar en la historia de la televisión como uno de los actores más influyentes en el drama político.

En su única aparición en la serie animada Los Simpson, Martin Sheen prestó su voz al verdadero sargento Seymour Skinner, personaje revelado en el episodio “El director y el mendigo” de la novena temporada.
Según Screen Rat, este episodio es altamente controvertido porque expone que el personaje que los espectadores conocían como el director Skinner era, en realidad, Armin Tamzarian, un impostor que había suplantado la identidad del verdadero Skinner tras pensar que este había muerto en Vietnam.
Sheen le dio voz y fondo dramático a un personaje que si bien aparece solo en ese episodio, cambió la mitología interna de la serie y fue centro de debates en la cultura pop.

Janet, nacida en Dayton y criada en Cincinnati, era estudiante de arte en The New School cuando, en 1960, cruzó caminos con Sheen, que había llegado un año antes a Nueva York con la esperanza de abrirse espacio como actor de teatro, según detalla People y lo recuerda el propio Sheen en Closer Weekly.
Por aquel entonces, él dormía en el sofá del amigo, luchando por sobrevivir y audicionar por cualquier oportunidad.
La relación se profundizó rápidamente: poco después de conocerse, decidieron mudarse juntos, y la convivencia los llevó a emprender familia.
El matrimonio llegó casi como una respuesta natural a la vida en común y al embarazo de Janet, celebrándose el 23 de diciembre de 1961 en una ceremonia breve y sencilla en Nueva York, “de apenas 15 minutos”, según narra Sheen en el libro de memorias que escribió junto a su hijo Emilio, titulado “Along the Way: The Journey of a Father and Son”. “No podría haber imaginado un día más perfecto”, escribe evocando aquel momento.
Su primera experiencia de paternidad llegó menos de seis meses después de la boda: Emilio Estevez nació en mayo de 1962; luego vendrían Ramón (agosto de 1963), Carlos, más tarde conocido mundialmente como Charlie Sheen, (septiembre de 1965) y Renée (1967).

Durante esos años de ascenso profesional y crecimiento familiar, el trabajo de Sheen obligaba a mudanzas y viajes frecuentes, pero, como recuerda Emilio en The Washington Post, sus padres acordaron que siempre viajarían juntos: “Creían que para que la familia se mantuviera unida, debía literalmente estar junta. Mi padre insistía en que cualquier contrato debía incluir pasaje y alojamiento para mamá y los cuatro hijos”
Sheen ha explicado en múltiples entrevistas el papel crucial de la integridad y honestidad de su esposa. The Guardian, describió a Janet como “la persona más íntegra y honesta que he conocido. Jamás ha sabido mentir. Eso me desafió a ser igual de directo y auténtico con ella.”
La relación profesional ha acompañado al vínculo sentimental. Janet colaboró con Martin tanto delante como detrás de cámara, participando como actriz en la miniserie “Kennedy” y como productora en proyectos como “The Way”, dirigida por Emilio Estevez y protagonizada por Martin en 2010, que además significó que Sheen fuera acreditado con su nombre original, Ramón Estévez, como gesto de reconciliación con sus raíces.
Hoy, el matrimonio celebra más de seis décadas juntos, 10 nietos y varios bisnietos. “Todos nuestros hijos se dedicaron a la actuación, algo que me sorprendió pero al verlos actuar sentí alivio al comprobar que tenían talento real y propio”, contó Sheen en The Guardian.