Detrás del potente himno “God of Thunder”, de Kiss, lanzado en 1976, se esconde una historia interna de creatividad, autoridad y dolor. Décadas después, Paul Stanley confesó que ceder la interpretación de su composición a Gene Simmons resultó “devastador”. Así lo contó en una entrevista con Rock Candy Mag, divulgada por Far Out, arrojando luz sobre uno de los capítulos más intensos en la vida del grupo.
En su relato, Stanley expuso una herida personal, evidenciando la compleja dinámica de poder y creatividad que definió la grabación de Destroyer. Durante aquel proceso, la figura del productor Bob Ezrin resultó determinante.
La banda había acordado otorgar al productor autoridad total en las decisiones artísticas, una medida que buscaba garantizar cohesión y calidad en el trabajo. Sin embargo, este pacto implicó dejar el destino de ciertas obras individuales en manos de Ezrin, y “God of Thunder” fue el ejemplo más contundente.

La génesis de “God of Thunder” estuvo marcada por la sorpresa para Stanley. Compuesta originalmente pensando en su propia interpretación, la decisión de entregar la voz principal a Gene Simmons se tomó de forma rápida y tajante tras la intervención de Ezrin.
“Cuando toqué ‘God Of Thunder’, Bob dijo inmediatamente: ‘Genial, es para Gene!’, y pasamos a otra cosa. Estaba destrozado”, recordó el guitarrista en la entrevista. La transformación de la canción en un himno de Simmons no surgió del consenso entre los miembros, sino de la política interna del grupo de delegar poder a un productor experimentado para fortalecer la propuesta colectiva.
Stanley explicó que la banda había aceptado previamente esa dinámica, pero la rapidez del cambio lo sorprendió y dejó a Stanley sin oportunidad para procesar la situación.

Aquella decisión afectó el vínculo emocional del compositor con su obra y evidenció las tensiones propias de los trabajos colectivos. “La idea de que una canción pasara tan rápido de mí a otra persona… Fue difícil y siguió siendo un punto delicado, incluso cuando la escuché terminada”, admitió Stanley.
El sentimiento de haber perdido el control sobre una de sus creaciones más relevantes se transformó en una herida creativa que puso a prueba la confianza de Stanley en el proceso grupal y en la figura del productor. Aunque se aceptó formalmente la autoridad de Ezrin, el impacto de su decisión persistió durante años, dejando a Stanley con la impresión de haber sido excluido de una parte central de la historia de la banda.
Con el paso de los años, Stanley logró reconciliarse con la decisión que tanto le dolió. En retrospectiva, reconoció que ceder la interpretación a Simmons había sido lo más acertado para el grupo. “Es tanto una pista de Gene… realmente resalta quién es él, y nunca habría sido tan grande si la hubiese cantado yo. Bob tenía razón y Gene hizo un gran trabajo”, admitió el guitarrista.

Esta reflexión revela una evolución artística y personal. Stanley encontró orgullo en el legado de la canción, señalando: “Al menos tengo la satisfacción y el orgullo de saber que la canción que personifica a Gene fue escrita por mí”, concluyó.
La historia de “God of Thunder” es un ejemplo de cómo las grandes canciones nacen del talento individual, pero se consolidan gracias al trabajo colectivo y a decisiones difíciles. Destroyer, el álbum donde nació este clásico, sigue siendo un punto de referencia en la discografía de Kiss.
El tema continúa resonando en escenarios y en la memoria de los fanáticos, recordando que, detrás de cada éxito musical, existen historias de lucha creativa, renuncia y finalmente reconciliación.