
La probabilidad de que el fenómeno climático conocido como La Niña se desarrolle durante el invierno boreal de 2025 aumentó a 71%, de acuerdo con autoridades meteorológicas de Estados Unidos. Esta variación estacional en el océano Pacífico afectaría principalmente a regiones del sur y norte del país, desde octubre y hasta febrero de 2026, con posibles consecuencias en sequías, lluvias y temperaturas extremas.
Según el Centro de Predicción Climática de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA), los más recientes modelos climáticos muestran una transición inminente desde la fase ENSO-neutral hacia La Niña. Estos informes oficiales atribuyen el cambio a temperaturas oceánicas por debajo de lo normal registradas durante agosto en la región central y oriental del Pacífico. La agencia federal destaca que, aunque existe alta probabilidad de este desarrollo, los impactos aún no están garantizados y podrían variar en intensidad.
La Niña forma parte del ciclo denominado Oscilación del Sur El Niño-La Niña (ENSO), un patrón natural que alterna entre condiciones cálidas (El Niño), frías (La Niña) y neutrales en el Pacífico. Desde el siglo XX, los fenómenos ENSO han incidido en los patrones de precipitaciones, ocurrencia de huracanes y temperaturas en el continente americano. La última vez que La Niña se manifestó de forma débil en Norteamérica fue a fines de 2024, poco después de un episodio de El Niño que elevó las temperaturas globales récord. Reuters informó que el pronóstico para el ciclo 2025-2026 genera atención por su potencial impacto sobre la producción agrícola, el suministro de agua y la gestión de riesgos en zonas vulnerables de Estados Unidos y América Central.
La Niña es una fase climática caracterizada por el enfriamiento de las aguas superficiales del Pacífico ecuatorial central y oriental. Esta condición suele influir en la atmósfera e impactar el clima global. De acuerdo con el NOAA, la determinación de La Niña se basa en el monitoreo de varias variables, entre ellas la temperatura del océano, patrones de viento superficial y variables atmosféricas asociadas. El Centro de Predicción Climática utiliza herramientas como el North American Multi-Model Ensemble para calificar las probabilidades de cambio y ofrecer actualizaciones mensuales a la población.
“La transición a La Niña es probable en los próximos meses, saliendo del actual ENSO-neutral”, declaró el organismo federal en su comunicado más reciente difundido el 12 de septiembre de 2025. Las autoridades aclaran que los pronósticos son probabilísticos y que eventos climáticos complejos pueden no desarrollarse exactamente como anticipan los modelos.
Entre los efectos más comunes de La Niña, NOAA y el Servicio Meteorológico Nacional (NWS) señalan un aumento de la sequía en el sur del país, lluvias superiores a la media en el norte y episodios más intensos de nieve en la región de los Grandes Lagos y Nueva Inglaterra. Asimismo, se anticipa la ampliación del riesgo de huracanes en el Atlántico, con condiciones ambientales más favorables para su formación.
Según el informe oficial, el sur de Estados Unidos y zonas cercanas a la frontera con México podrían experimentar una mayor frecuencia de condiciones secas y temperaturas superiores a la media, potencialmente extendiéndose hacia Florida. En contraste, regiones como las Rocosas del Norte, el Valle de Ohio y partes del noreste enfrentarían lluvias por arriba del promedio y acumulaciones de nieve importantes.
“Las condiciones de sequía podrían persistir o intensificarse en el suroeste durante el invierno y primavera, mientras que el noroeste y partes del medio oeste verán mejoría en el déficit hídrico”, explicó Marybeth Arcodia, profesora de Ciencias Marinas y Atmosféricas en la Universidad de Miami a Newsweek. Esta previsión coincide con episodios previos de La Niña, donde la distribución de lluvias y nevadas generó impactos diferenciados por región.
Las áreas más susceptibles a los efectos de La Niña presentan los siguientes comportamientos según el NOAA:
- El sur de Estados Unidos, el suroeste y Florida pueden registrar condiciones secas prolongadas, junto con temperaturas más altas.
- El noroeste, el medio oeste y los Grandes Lagos experimentarán un incremento en lluvias y nevadas.
- Las costas del Atlántico presentan condiciones más favorables para la formación de huracanes fuertes.
- Sectores agrícolas y áreas de abastecimiento de agua registrarán variaciones en la disponibilidad de recursos naturales.
La agencia estadounidense advirtió que “los impactos regionales pueden diferir de los promedios nacionales”, por lo que insta a cada zona a mantener monitoreo y planes propios ante escenarios cambiantes.

La Organización Meteorológica Mundial (OMM), con sede en Ginebra, coincide con la proyección de una alta probabilidad de que La Niña prevalezca durante el último trimestre de 2025. El organismo señala que la condición sería de corta duración y baja intensidad, con una tendencia marcada hacia el retorno de condiciones ENSO neutras en la primavera de 2026.
“Todas las predicciones convergen en que La Niña, de formarse, sería leve y transitoria. En la primavera de 2026 la probabilidad de un regreso a condiciones neutrales ronda el 60%”, expone el reporte bimestral del organismo.
En el plano académico, especialistas como Raghu Murtugudde, profesor en Ciencias Atmosféricas en la Universidad de Maryland, afirman que “algunos modelos internacionales todavía identifican condiciones neutrales, aunque las anomalías frías en el Pacífico sugieren el desarrollo de La Niña”, según recogió Newsweek. El consenso científico advierte que la previsión puede cambiar en corto plazo según las variables océano-atmósfera.
En diciembre de 2024 se documentó el desarrollo de un evento La Niña de baja intensidad, que se prolongó hasta la primavera de 2025. Para el ciclo siguiente, el NOAA prevé características similares, con variaciones en temperatura y precipitación pero sin extremos marcados en comparación con episodios anteriores.
“La probabilidad estimada de que La Niña persista desde diciembre hasta febrero de 2026 baja a 54%, con retornos a condiciones neutrales valorados en 60% para la primavera”, cita Reuters del informe del centro estadounidense. El monitoreo y las actualizaciones mensuales de los organismos oficiales se mantendrán hasta concluir el invierno.

Regiones del sur, suroeste, noroeste y noreste del país, junto con áreas agrícolas del medio oeste, integran el grupo de territorios bajo vigilancia especial. Además, los sistemas de alerta se han activado en estados propensos a sequías o inundaciones, según el Servicio Meteorológico Nacional.
Sectores estratégicos como agricultura, gestión del agua, energía y protección civil están recibiendo recomendaciones para actualizar sus protocolos ante posibles alteraciones en el clima estacional.
El NOAA aconseja a las comunidades y organismos estatales mantenerse informados a través de comunicados oficiales, participar en jornadas de prevención y actualizar métodos de monitoreo de riesgos climáticos. Los mapas de sequía se actualizarán quincenalmente, y se recomienda a productores y autoridades locales crear estrategias flexibles para adaptarse a eventos imprevisibles.
Los reportes de la agencia también sugieren una coordinación estrecha entre el sector público y privado, particularmente en rubros sensibles como la agricultura y el abastecimiento de agua, con el objetivo de mitigar impactos negativos durante el periodo de mayor incertidumbre.
“La variabilidad del clima estacional puede alterar drásticamente los patrones de cultivo, abastecimiento de agua y seguridad en el transporte”, concluye el informe de la agencia estadounidense. El seguimiento de La Niña es prioritario para anticipar y mitigar riesgos socioeconómicos ante escenarios de lluvia extrema, sequía o mayores frentes fríos.