
Antes de convertirse en uno de los James Bond más carismáticos del cine, Pierce Brosnan estuvo a punto de interpretar a uno de los personajes más icónicos de los cómics.
A finales de los años 80, el actor irlandés fue considerado para el papel de Batman en la película del mismo nombre que se estrenó en 1989 y fue dirigida por Tim Burton. Sin embargo, una simple broma de su parte bastó para desbaratar aquella oportunidad y convertirla en una de las anécdotas más curiosas de su carrera.
En una entrevista con The Tonight Show Starring Jimmy Fallon de 2022, Pierce Brosnan reveló que asistió al casting para la película, cuando Burton aún buscaba al actor que encarnaría al enigmático superhéroe.

Durante la audición, el actor, conocido por su ingenio y encanto, cometió un error que, en retrospectiva, pudo haberle costado el papel.
“Fui a por Batman hace mucho tiempo, cuando Tim Burton lo estaba haciendo. Obviamente, no obtuve el papel. Recuerdo que le dije algo estúpido a Tim Burton, le dije: ‘Sabes que no puedo entender a ningún hombre que use sus calzoncillos por fuera de sus pantalones’”, contó.
Aunque la frase fue lanzada con humor, no cayó bien en el director, que buscaba darle una nueva profundidad al personaje en una película que aspiraba a distanciarse del tono camp de los años 60.

El comentario fue interpretado como una falta de conexión con el espíritu del proyecto, y el rol finalmente fue otorgado a Michael Keaton, cuya interpretación redefiniría al superhéroe en el cine.
Curiosamente, décadas más tarde, el destino lo llevó de nuevo al universo de los superhéroes. En 2022, interpretó al Doctor Destino en Black Adam, producción de DC Comics dirigida por Jaume Collet-Serra.
Durante la misma entrevista con Jimmy Fallon, el famoso comentó entre bromas que Keaton era el indicado para dar vida a Batman.
“Pero ahí lo tienes. El mejor hombre consiguió el trabajo, y sabes que Doctor Destino y yo estábamos destinados a encontrarnos en la misma página, creo”, expresó.

Además, el actor tuvo la oportunidad de trabajar con Tim Burton —el mismo director que lo descartó como Batman— en Mars Attacks! (1996), una sátira de ciencia ficción donde interpretó al científico Donald Kessler.
Fue una forma simbólica de cerrar un círculo y demostrar que, aunque no vistiera la capa y la capucha, su carrera continuó prosperando con diversidad de papeles memorables.
Aquel fallido intento marcó un punto de inflexión. Pierce Brosnan, lejos de desanimarse, continuó construyendo una sólida carrera en el cine.
Tras su debut en El espejo roto (1980), adaptación de Agatha Christie dirigida por Guy Hamilton, había ganado notoriedad en Europa y probado suerte en Hollywood con Nómadas (1986), sin mayor impacto.
Pero a principios de los años 90 su situación cambió con papeles clave en películas como El cortador de césped (1992) y Señora Doubtfire (1993), donde compartió cartel con Robin Williams y Sally Field. Esta última le otorgó la visibilidad definitiva para ser considerado como el nuevo James Bond.

Así, en 1995, la estrella de Hollywood fue finalmente elegido como el agente 007 en Golden Eye, iniciando una etapa dorada con cuatro entregas de la saga.
A pesar de no haber encarnado al vigilante de Gotham, su estilo refinado y su magnetismo lo consolidaron como un ícono del cine de acción y elegancia.