
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, comunicó este domingo el aplazamiento de las contramedidas europeas a los aranceles anunciados el sábado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
La diplomática alemana confirmó que, ante la recepción de una misiva desde Washington que detalla las nuevas medidas arancelarias en caso de no alcanzarse un pacto, la Comisión optó por extender la suspensión de las represalias hasta principios de agosto para dar un margen adicional a la negociación, aunque reafirmó que se preparan opciones para responder si no hay acuerdo.
“Estados Unidos nos ha enviado una carta con medidas que entrarían en vigor a menos que se alcance una solución negociada. Por lo tanto, extenderemos la suspensión de nuestras contramedidas hasta principios de agosto. Simultáneamente, seguiremos preparando nuevas contramedidas para estar completamente preparados”, explicó Von der Leyen en Bruselas durante una rueda de prensa.
El anuncio se dio tras la confirmación pública, el sábado, por parte de Trump, de que Estados Unidos aplicará aranceles del 30% a todos los productos de la UE desde el 1 de agosto, coincidiendo con la fecha de vencimiento del actual periodo de negociación bilateral.
Esta medida marca una nueva fase en la disputa comercial, que se intensificó primero con la aplicación de aranceles estadounidenses de hasta un 25% sobre sectores como el acero, aluminio y automóviles europeos, y continuó con advertencias de mayores gravámenes si la UE decide aplicar represalias.

La situación comercial transatlántica domina la agenda de la Unión Europea esta semana. Los ministros de Comercio de los Veintisiete tienen previsto reunirse el lunes en Bruselas, en una cita extraordinaria que estaba convocada previamente pero que ahora girará casi totalmente en torno a los anuncios de Trump. El punto central será la última carta del mandatario estadounidense, quien planteó no solo los nuevos aranceles, sino también la posibilidad de reconsiderarlos si la Unión Europea otorga “acceso completo y abierto al mercado de Estados Unidos, sin aranceles”.
Trump difundió esta advertencia mediante su red social Truth Social, remarcando que, si la UE responde con represalias, la tasa del 30% podría incrementarse aún más. Por ahora, Estados Unidos mantiene un arancel del 10% sobre los productos europeos en general y del 25% para las importaciones de acero, aluminio y vehículos, lo que ya ha generado impacto en varias industrias clave del Viejo Continente.
Fuentes europeas próximas a la negociación admiten que “probablemente no será el final, habrá mucha incertidumbre y giros en las próximas semanas y meses”, reflejando el nivel de tensión y la complejidad del diálogo comercial con la administración de Trump. Los ministros dedicarán la reunión a analizar el margen para un posible “acuerdo de principio” con Estados Unidos antes del 1 de agosto y discutirán los distintos escenarios ante el eventual fracaso de las conversaciones.
Desde las principales instituciones comunitarias y gobiernos nacionales se expresa un apoyo explícito a la Comisión Europea y a su estrategia negociadora. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, transmitió en redes sociales que “apoyamos y apoyaremos a la Comisión (Europea) en sus negociaciones para alcanzar un acuerdo con EEUU antes del 1 de agosto”. El gobierno italiano, mediante un comunicado oficial, manifestó su respaldo a los esfuerzos de la Comisión, que serán “intensificados en los próximos días”.
El ministro de Asuntos Exteriores belga, Maxime Prévot, expresó “plena confianza” en la labor de Bruselas y en la posibilidad de retomar una “asociación mutuamente beneficiosa”. Desde Suecia, el primer ministro Ulf Kristersson abogó por mantener abiertas las vías de negociación, aunque remarcó que la UE está lista para responder con “duras contramedidas si fuera necesario”. El presidente francés, Emmanuel Macron, reclamó acelerar la preparación de “respuestas creíbles” que permitan proteger los intereses europeos en caso de que las negociaciones fracasen.
La estrategia de la Comisión Europea pasa por mantener la opción de las contramedidas sobre la mesa, aunque en suspenso hasta finales de julio, para no cerrar la puerta al diálogo y dejar un último margen a posibles gestos de acercamiento. La Comisión ya tenía preparada una lista de productos estadounidenses a los que aplicar recargos arancelarios, pero optó por congelar la entrada en vigor de estas medidas hasta después de la reunión ministerial y cerca del plazo límite, con la expectativa de que se logre un acuerdo que evite una guerra comercial de mayores dimensiones.
En la reunión extraordinaria de ministros también se analizarán las relaciones comerciales con otros actores internacionales. La UE busca diversificar su comercio ante la creciente presión de Estados Unidos y el contexto internacional incierto. Bruselas tiene pendientes decisiones sobre los acuerdos con Mercosur y México, que necesitan definir su formato legal y la necesidad de aprobación por los parlamentos nacionales.
El capítulo comercial con China, otro eje de preocupación, figura también en la agenda del almuerzo de los ministros. El refuerzo de los controles chinos a la exportación de minerales estratégicos agudizó la percepción de vulnerabilidad europea en sectores clave y reavivó el debate sobre la necesidad de mayor autosuficiencia económica y tecnológica en la UE para resistir presiones externas y responder a eventuales shocks en las cadenas globales de suministro.
El actual enfrentamiento con Washington refuerza el sentido de urgencia en la Unión Europea para avanzar con acuerdos comerciales alternativos y moverse en el tablero global con mayor autonomía. El endurecimiento de la política arancelaria estadounidense, acompañado por exigencias de mayor apertura y flexibilidad por parte europea, pone a prueba la cohesión y la capacidad de reacción del bloque.

El aplazamiento de las contramedidas hasta agosto busca maximizar las posibilidades de una salida pactada a la actual crisis comercial. No obstante, la presión interna para actuar ante eventuales daños económicos y la amenaza de nuevas subidas arancelarias por parte de Estados Unidos obliga a la Comisión a mantener listas sus opciones de represalia. Los Veintisiete coinciden en la disposición al diálogo, pero también en la necesidad de salvaguardar los intereses europeos y responder de forma proporcionada si fracasa la vía negociadora.
Bruselas deberá manejar un delicado equilibrio en las próximas semanas para evitar una escalada comercial con su principal socio económico y, al mismo tiempo, defender la integridad del mercado europeo en un clima internacional cada vez más tenso. La cita del lunes en Bruselas marcará el primer gran test para comprobar si aún es posible alcanzar un principio de acuerdo antes de la fecha límite impuesta por Estados Unidos.