La verdadera amenaza para la selva amazónica: los científicos apuntan a la acción humana más que al clima

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El estudio descarta un únicoEl estudio descarta un único punto de inflexión catastrófico para toda la Amazonía y destaca la resiliencia variable del ecosistema (AP Foto/Dolores Ochoa)

La selva amazónica, reconocida como uno de los principales reservorios de biodiversidad y de los mayores reguladores del clima global, enfrenta una presión creciente por la deforestación y el cambio climático.

La inquietud internacional sobre el futuro de este ecosistema se intensificó ante el temor de que la Amazonía alcance un punto irreversible y pierda su capacidad de recuperación, lo que la convertiría en una fuente neta de carbono.

Un reciente estudio, publicado en Annual Review of Environment and Resources, desafía la idea de un único “punto de inflexión” catastrófico para toda la región. Los autores sostienen que la capacidad de adaptación, o resiliencia, de este ecosistema persiste, aunque no es ilimitada, y que la principal amenaza proviene de la acumulación de impactos humanos directos.

El equipo internacional de científicos, encabezado por Paulo Brando de la Universidad de Yale, revisó la hipótesis ampliamente difundida de que la Amazonía podría estar cerca de un colapso total debido a un “punto de inflexión” ecológico. Los investigadores no hallaron evidencia de la existencia de un umbral único que, una vez superado, desencadene el colapso de todo el ecosistema amazónico. En cambio, identificaron una amplia variabilidad en la respuesta de la selva a las presiones humanas y climáticas.

Brando explicó en el comunicado de la institución educativa que “la mayor preocupación no son los ciclos de retroalimentación que podamos tener dentro de 30 o 50 años. Es la magnitud e intensidad del impacto humano directo actual”. El estudio señala que, aunque la Amazonía muestra una notable capacidad de recuperación frente a perturbaciones, en muchas zonas esa resiliencia ya se superó debido a la intensidad de actividades como la deforestación, los incendios forestales y la pérdida de especies.

La deforestación, los incendios yLa deforestación, los incendios y la pérdida de especies superan la capacidad de recuperación en varias zonas de la selva amazónica (REUTERS/Amanda Perobelli)

El artículo subraya que los procesos ecológicos que conforman interactúan de formas diversas según la región, lo que dificulta que un solo evento pueda desencadenar el colapso de todo el sistema. Si bien algunas áreas, como el sureste de la cuenca, pueden estar más expuestas a cambios abruptos impulsados por el clima, la amenaza predominante en la mayor parte de la Amazonía se asemeja más a una serie de “golpes de martillo”, según destacan desde la Universidad de Yale, que, acumulados, deterioran la salud del ecosistema.

Además, el estudio indica que el cambio climático por sí solo no parece suficiente para provocar una caída total, y que vastas extensiones del bosque mantienen un alto potencial de recuperación, siempre que se detengan las presiones humanas directas.

La investigación consistió en una revisión exhaustiva de la literatura científica y de datos recientes sobre la Amazonía. El equipo, integrado por expertos de la Universidad de Yale y otros centros internacionales, analizó procesos ecológicos, información sobre deforestación, incendios y cambios en el uso del suelo, así como la interacción entre el clima y las actividades humanas.

Evaluaron cómo los factores ambientales pueden provocar transiciones críticas en los ecosistemas amazónicos, ya sea de forma gradual, por pérdida progresiva de resiliencia, o de manera abrupta. Los autores examinaron la influencia de la deforestación, el fuego, la pérdida de fauna y la degradación de los suelos, y cómo estos factores se combinan para aumentar los riesgos para la biodiversidad, los servicios ecosistémicos y los medios de vida de las comunidades locales.

El cambio climático por síEl cambio climático por sí solo no basta para provocar el colapso total de la Amazonía, según la investigación (NEIL PALMER/CIAT)

Uno de los datos que destacaron desde la Universidad de Yale es que la Amazonía almacena una cantidad de carbono equivalente a diez años de emisiones globales de dióxido de carbono. A nivel mundial, los bosques tropicales representan el 55% del carbono sobre el suelo y el 40% del sumidero terrestre global. La investigación advierte que, sin acciones decididas para frenar las amenazas directas, el sistema amazónico podría sobrepasar sus límites ecológicos y climáticos seguros, incluso sin la presencia de un umbral claramente definido.

El concepto de “punto de inflexión” influyó en políticas de conservación, pero el estudio cuestiona su aplicabilidad a toda la cuenca amazónica. Los autores argumentan que la complejidad y diversidad de la región requieren enfoques más matizados y adaptados a las condiciones locales.

A partir de sus hallazgos, el estudio recomienda priorizar la reducción de la deforestación, la restauración de ecosistemas degradados y la disminución de los incendios como estrategias inmediatas para fortalecer la resiliencia del gran bosque tropical. El documento establece que “preservar la integridad ecológica de la Amazonía y su papel vital en la regulación del clima global requiere esfuerzos de conservación urgentes y sostenidos en colaboración con las comunidades locales e indígenas”.

El informe recomienda reducir laEl informe recomienda reducir la deforestación y restaurar ecosistemas degradados para fortalecer la resiliencia amazónica (REUTERS/Paulo Whitaker)

El equipo científico subraya que las políticas de conservación deben basarse en la evidencia de que la Amazonía aún puede recuperarse si se detienen los impactos humanos directos. Entre las acciones propuestas figuran la promoción de prácticas de uso sostenible del suelo, la restauración de áreas degradadas y la protección de la biodiversidad.

Brando comparó la situación con la diferencia entre una fuga que erosiona lentamente los cimientos de una casa y una bola de demolición que puede destruirla de inmediato. Según el investigador, “si se detiene la bola de demolición, aún existe la posibilidad de reparar la fuga y salvar los cimientos”.

El análisis concluye que la atención debe centrarse en frenar los “martillazos” de la actividad humana, en lugar de esperar un colapso repentino provocado únicamente por el clima. El futuro de la Amazonía dependerá de la capacidad colectiva para detener los factores que la degradan y de la implementación de soluciones sostenibles que permitan restaurar su vitalidad.

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