La viceprimera ministra británica Angela Rayner admitió irregularidades en la compra de una vivienda

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La viceprimera ministra Angela RaynerLa viceprimera ministra Angela Rayner sale de un vehículo en Downing Street, Londres, Reino Unido, el 26 de marzo de 2025 (REUTERS/Hannah McKay)

La viceprimera ministra británica, Angela Rayner, reconoció haber cometido irregularidades fiscales durante la compra de su segunda vivienda tras recibir asesoramiento legal inexacto y remitió su caso al órgano encargado de investigar infracciones en el código de conducta por parte de los ministros del Gobierno.

Estoy en shock realmente porque pensé que lo había hecho todo bien, y he confiado en los consejos que me han dado. Estoy devastada porque siempre he respetado las reglas y siempre lo haré”, dijo durante una entrevista con la cadena Sky News.

Rayner explicó que buscó asesoramiento legal para la compra de su segunda vivienda en la localidad de Hove, en Sussex del Este, dada la complejidad de su situación al tener como fideicomiso a su hijo, que padece una grave enfermedad, en su primera vivienda, ubicada en el condado de Gran Mánchester.

La viceprimera ministra —quien también es responsable de Vivienda, Comunidades y Gobierno Local— detalló que la casa familiar había sido adaptada para su hijo y que, siguiendo el consejo de sus asesores, pagó una tasa estándar correspondiente al piso de Hove, si bien tras consultar nuevamente a otros expertos le comunicaron que debía haber pagado más impuestos.

“Si bien no poseía ninguna otra propiedad en el momento de la compra, la aplicación de disposiciones relacionadas con el fideicomiso de mi hijo genera obligaciones adicionales en materia de impuestos”, reconoció Rayner, y agregó que intentó rectificar el error “lo antes posible”.

La viceprimera ministra británica, AngelaLa viceprimera ministra británica, Angela Rayner, aparece en el programa "El domingo" de la BBC con Laura Kuenssberg en Londres, Gran Bretaña, el 25 de mayo de 2025 (Jeff Overs/BBC/Handout vía REUTERS)

La actual líder de la oposición, la conservadora Kemi Badenoch, pidió su dimisión al primer ministro, el laborista Keir Starmer, durante un intercambio de preguntas en la Cámara de los Comunes. “Si tuviera agallas, la destituiría”, sentenció.

Starmer, por su parte, defendió a la viceprimera ministra. “Ha ido más allá al exponer los detalles. Incluso ayer por la tarde pidió a un tribunal que levantara una orden de confidencialidad en relación con su propio hijo”, resaltó el primer ministro.

Rayner, que no ha descartado renunciar y ha afirmado que en ningún momento ha buscado evadir impuestos con la compra de su segunda vivienda, se habría ahorrado 40.000 libras esterlinas (46.000 euros) en tasas sobre el piso de Hove, según publican varios medios británicos.

Angela Rayner fue diputada por Ashton-under-Lyne desde 2015. Su trayectoria pública se apoya en un origen obrero y un ascenso acelerado dentro del laborismo: fue dirigente sindical en UNISON, llegó al Parlamento en 2015 y, tras pasar por carteras en la oposición como Educación, fue elegida número dos del partido en 2020. Su combinación de instinto político, comunicación directa y arraigo en el norte de Inglaterra la convirtió en una de las figuras más visibles del nuevo gobierno.

En el Ejecutivo, Rayner encarna la promesa de “nuevo trato” para los trabajadores que el laborismo convirtió en bandera electoral. Como viceprimera ministra ha empujado el paquete de reformas laborales que el gobierno tradujo en el Employment Rights Bill, con medidas sobre contratos de cero horas, derechos desde el primer día y reforzamiento de la inspección laboral.

Su peso interno no es reciente: además de disputas estratégicas con el liderazgo en años anteriores, Rayner sobrevivió a intentos de relegarla y terminó ampliando su radio de acción en la oposición con las carteras en la sombra de Future of Work y de Nivelación, Vivienda y Comunidades. Ese recorrido la dejó bien posicionada para la llegada al poder en 2024, con un perfil que mezcla pragmatismo programático y una biografía que el laborismo presenta como prueba de movilidad social.

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