Aunque todos los gatos comparten un instinto cazador, no todos reaccionan igual ante los estímulos más comunes para sus parientes domésticos. Esta fue la curiosa lección que aprendieron los agentes de la Oficina del Sheriff del Condado de Jefferson, en Colorado, cuando intentaron sacar a un lince rojo de una casa en Ken Caryl utilizando un puntero láser.
El hecho quedó grabado por las cámaras corporales de los agentes; cuando el video se publicó en redes sociales se volvió viral en menos de 24 horas. Amy Auffret Shelly es la dueña de la casa donde ocurrió el incidente con el felino y comentó el video para explicar que todo esto sucedió ya que dejó la puerta abierta para su gato llamado Meatball, quien aún no llegaba a casa y ella ya quería dormirse.
“Me desperté a las cuatro de la mañana con un ruido sordo y me encontré cara a cara con este tipo. ¡Fue culpa mía! ¡Aprendí la lección! Probablemente estaba persiguiendo a Meatball dentro", expresó la mujer y recomendó mantener cerradas las puertas de los hogares.

La intervención policiaca ocurrió el pasado jueves 22 de mayo, cuando los agentes acudieron al llamado de la residente Shelly que encontró al animal descansando tranquilamente en un estante de su sala, junto a una planta. Las imágenes de la cámara corporal muestran cómo la mujer guía a los oficiales hasta el lugar donde se encontraba el inesperado visitante.
“¡Oh! ¡Chicos, miren esto!”, exclamó uno de los agentes al descubrir al lince rojo, también conocido como gato montés, recostado y aparentemente relajado. En un intento por evitar el uso de la fuerza, uno de los oficiales recurre a una estrategia que suele ser infalible con gatos domésticos: probar suerte con el puntero láser incorporado en su pistola. “Voy a ver si persigue el láser… No sé, a los gatos les gustan los láseres”, se le escucha decir en el video.
Sin embargo, otro agente se muestra escéptico: “No es un gato normal”. Pese a la advertencia, el primer oficial insiste: “¡Todos los gatos son iguales! A todos les gusta lo mismo”.
A pesar de la expectativa, el resultado fue inmediato y decepcionante, ya que el láser no despertó el menor interés en el lince, quien permaneció imperturbable en su lugar, sin ceder ni un centímetro ante el destello verde que movían constantemente en el piso, a unos metros de la encimera donde se encontraba.
Si bien los oficiales intentaron más de una vez, este experimento nunca produjo un resultado favorable, por lo que le recomendaron a Amy Shelly que simplemente dejara la puerta abierta y se refugiara en otro lugar de la casa. Finalmente, el lince se marchó tranquilamente después de unas horas por una puerta trasera que se quedó de par en par.
“Supongo que algunos intrusos simplemente no se dejan deslumbrar por nuestros trucos de alta tecnología”, escribió con humor la oficina del sheriff en redes sociales. En su publicación, concluyeron con resignación: “¿El veredicto del lince? No me interesa”.
La escena que protagonizó el lince rojo de Colorado pone sobre la mesa una pregunta interesante: ¿por qué algunos gatos se sienten irresistiblemente atraídos por los punteros láser, mientras que otros los ignoran por completo? De acuerdo con Experto Animal, el gusto de los gatos por perseguir luces láser está vinculado con su instinto cazador. El movimiento errático, veloz e impredecible del punto luminoso simula el comportamiento de una presa, lo que activa su impulso natural de acechar, abalanzarse y atrapar. Incluso los gatos domésticos bien alimentados sienten esa necesidad de perseguir. Además, su aguda visión —adaptada para detectar movimientos rápidos y operar en condiciones de poca luz— hace que el láser resulte un estímulo visual casi imposible de ignorar.
La curiosidad también desempeña un papel importante. La aparición y desaparición constante del punto de luz mantiene la atención del felino, haciéndole creer que hay algo vivo y escurridizo en su entorno. A pesar de ello, el juego con punteros láser puede ser perjudicial para el felino. Esto se debe a que, al no ser un objeto físico, el gato puede sentir frustración tras una larga sesión de juego sin recompensa tangible, lo cual deriva en ansiedad o en conductas compulsivas. Según Lori R. Kogan de la Universidad Estatal de Colorado y Emma K. Grig de la Universidad de California en Davis, lo recomendable es terminar siempre este tipo de juegos señalando un juguete o premio que la mascota pueda atrapar y morder.
En cuanto a los grandes felinos, los resultados son variados y los oficiales de Denver estaban “parcialmente equivocados”. De acuerdo con un experimento de 2015 que realizó la organización de Big Cat Rescue, varias especies de felinos silvestres—como leones, tigres, pumas y leopardos— pueden responder al estímulo con luces láser, pero otros no. Según el video que publicaron con los resultados, felinos pequeños sí persiguen la inquietante luz, pero otros (tigres de bengala y leones) lo ignoran por completo. “A algunos felinos más pequeños, como los linces rojos y los servales africanos, les gustaba perseguir el punto láser”, explicó Susan Bass, directora de relaciones públicas del refugio. “Pero a la mayoría de nuestros ‘gatos’ no les interesaba”.
Esto sugiere que, si bien el instinto cazador está presente en todos los felinos, su forma de expresarse puede variar según la especie, la edad, el temperamento y el entorno del animal. Algunos necesitan un estímulo más realista —como un juguete que emule el tamaño y la textura de una presa— para entrar en modo cazador. Por ello, unque ver a un tigre o a un león persiguiendo un láser puede parecer una escena divertida, la realidad es que no todos los gatos —grandes o pequeños— caen rendidos ante este truco.