Con las altas temperaturas y el mayor consumo de energía por el uso de ventiladores y aires acondicionados, en Cuba se incrementaron los cortes de luz y los apagones nocturnos llegaron a la capital.
La Unión Eléctrica informó que el jueves, a las 10 de la noche —la hora de mayor consumo—, el país tuvo un déficit eléctrico de 1.691 MW. Durante el día, la disponibilidad promedio de energía eléctrica fue de apenas 1.700 MW.
Y pronostica una noche difícil para el viernes con un déficit en hora pico de más de 1.800 MW, según el parte oficial.
Los 9,7 millones de cubanos enfrentaron cuatro apagones generalizados desde octubre, algunos de varios días. Y los cortes diarios programados se han convertido en algo normal que, en algunas provincias, puede durar hasta 20 horas por jornada.
Tinieblas
A la medianoche del jueves, los vecinos de Centro Habana, incluidos niños y ancianos, trataban de refrescarse en balcones o veredas, esperando pacientes el regreso de la electricidad para irse a la cama.
Javier González, un cocinero de 44 años, encontró su hogar en tinieblas cuando volvió de trabajar. Se quitó el uniforme, se puso solo unos shorts de algodón y se sentó en una barda frente al edificio donde vive.
"¿Usted se imagina un trabajador que está loco por llegar a la casa, darse un baño, acostarse a dormir, y que al momento de llegar no haya luz?", dice con el sudor sobre la piel bronceada.
"El ambiente espiritual de cada ciudadano es terrible, porque es como luchar contra un demonio", dice, molesto por la falta de sueño.
"Tú llegas endemoniado al trabajo. Primera, se te fue la luz, no has podido dormir. Segunda, no hay transporte. ¿Cómo está la carga negativa? Al 100%", enfatiza.
Dormir en el malecón
En una parada de autobús, la gente comenta irritada: "Ayer no se pudo estar en la cama, la cama estaba caliente", dice una mujer mientras espera el bus. "Yo porque no vivo cerca del malecón, si no estaría durmiendo ahí", responde otra con el rostro demacrado en alusión a la zona costera.
En cuanto la luz se apaga en los barrios de mayor ingreso, en el oeste de La Habana, el molesto ruido de las plantas generadoras de electricidad interrumpe la tranquilidad nocturna.
En el famoso malecón de esta urbe o en sus muchos parques, las familias toman el fresco; otros suben sillas plegables a sus azoteas para conversar bajo las estrellas. Algunos, incluso, han sacado las sábanas para dormir a la intemperie en sus balcones.
Sumido en una profunda crisis económica, el país sufre el deterioro de su infraestructura, con ocho desgastadas termoeléctricas que fallan o están en mantenimiento constantemente.
Cuba rentaba siete plantas flotantes para generar electricidad a una empresa turca, pero ahora solo quedan dos. Y los generadores electrógenos, que complementan el sistema energético nacional, se alimentan del combustible que el país importa con grandes dificultades.
¿Qué pasó con la inversión china?
Las autoridades echaron a andar un proyecto de energía solar, con inversión china, con el que planean la instalación de 52 parques fotovoltaicos este año, capaces de generar más de 1.000 MW al día.
Sin embargo, estos parques carecen de baterías que permitan aprovechar la energía solar en la hora pico de consumo, que es regularmente por la noche.
"Así no se puede vivir", lamenta Daniel Iznaga, un productor de 34 años que hace poco estuvo en Santiago de Cuba (este), donde vive su familia. En esa ciudad del oriente cubano las temperaturas son más altas que en la capital y los mosquitos son insoportables.
Daniel decidió comprar una planta generadora para su madre, pero "¿adivina?, ¡No tenemos gasolina tampoco!, por eso ahora la planta está parada", señala a su lado su novia, Deniz Sahan, una joven turca que llegó a Cuba hace cuatro años y que alude a la escasez de combustible que reina en la isla.
FUENTE: Con informaciòn de AFP