Los implantes orales metálicos aumentan el riesgo de enfermedades, según los expertos: cuáles son las alternativas

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Los implantes metálicos pueden liberarLos implantes metálicos pueden liberar partículas que desencadenan inflamación tanto local como sistémica (Imagen Ilustrativa Infobae)

La falta de acceso a implantes dentales afecta a millones de personas en todo el mundo, con profundas consecuencias sobre la salud física y psicológica. De los 8.000 millones de habitantes del planeta, solo 34 millones reciben implantes dentales cada año, lo que deja a una gran parte de la población marginada sobre todo por motivos económicos.

La pérdida de piezas dentarias va mucho más allá de la apariencia: compromete la función masticatoria, puede desencadenar trastornos alimenticios y acelera el envejecimiento. Además, el impacto se extiende a la salud general, ya que la alteración del microbioma oral favorece la aparición de caries, enfermedad periodontal y trastornos sistémicos como neumonía y ciertos tipos de cáncer. La boca alberga más de 700 especies de microorganismos y su desequilibrio puede afectar órganos distantes, como el cerebro y el intestino, e incluso modificar funciones cognitivas, según una investigación publicada en el Journal of Alzheimer’s Disease.

El uso extendido de implantes de titanio ha revelado un problema oculto: la bio-tribocorrosión. Este proceso de desgaste y corrosión libera partículas metálicas que pueden provocar inflamación crónica, periimplantitis y favorecer enfermedades neurodegenerativas, cardiovasculares, artritis y otras patologías graves. Un equipo de investigación europeo, liderado por el Dr. Johann Lechner, detectó que el hueso alrededor de implantes de titanio puede sobreexpresar hasta 30 veces la quimiocina RANTES, un mediador inflamatorio vinculado a la progresión tumoral en cáncer de mama y ovario. Aunque este hallazgo no prueba causalidad, avalan la posibilidad de que los implantes metálicos contribuyan a microambientes inflamatorios que favorecen enfermedades oncológicas en personas predispuestas.

En la actualidad, casi todos los implantes en uso son metálicos, pero en los últimos 15 años han surgido biomateriales cerámicos de alta resistencia, que ya representan el 4 % del mercado global. Las cerámicas, especialmente la zirconia estabilizada con itria (Y-TZP), no se oxidan, reducen la acumulación bacteriana, no interfieren con el organismo ni eléctrica ni térmicamente, y han demostrado ser resistentes por lo que han sido autorizados por entidades regulatorias en numerosos países como la FDA, de Estados Unidos, la ANMAT, de Argentina, la ANVISA, de Brasil, y cuentan con el sello de seguridad CE de los productos médicos comercializados en la Unión Europea.

La zirconia emerge como unaLa zirconia emerge como una alternativa segura y biocompatible aprobada por organismos reguladores internacionales (Imagen Ilustrativa Infobae)

Al principio fue una alternativa para pacientes con alergias o hipersensibilidad a los metales, pero los estudios vinculados a los posibles riesgos del titanio amplió su recomendación por parte de especialistas e incluso se lo compara con lo ocurrido con las amalgamas de mercurio, que durante décadas fueron de uso estándar y actualmente están prohibidas en varios países por su impacto negativo en la salud.

En Argentina, el Dr. Daniel Gustavo Olmedo, profesor titular de la Cátedra de Anatomía Patológica de la Facultad de Odontología de la UBA e investigador del CONICET, lidera desde hace más de 25 años investigaciones sobre la interacción de los implantes con el organismo y las consecuencias de su degradación. Junto a la Dra. Deborah R. Tasat, profesora de la UBA y Directora del Laboratorio de Biotoxicología Ambiental de la UNSAM – CONICET , y el Dr. Gustavo Duffó, investigador del CONICET y Jefe del Departamento de Corrosión de la Gerencia de Materiales de la CNEA, conforman un equipo interdisciplinario que se ha convertido en referente internacional en el estudio de la bio-tribocorrosión, combinando análisis de muestras humanas, ensayos in vitro y modelos animales.

La bio-tribocorrosión ocurre cuando la barrera de óxido de titanio que protege el implante se altera, permitiendo la liberación de iones y partículas metálicas al entorno biológico. Este fenómeno puede deberse a corrosión electroquímica, desgaste mecánico o la combinación de ambos. Los estudios del grupo argentino han demostrado que cualquier superficie de titanio puede sufrir bio-tribocorrosión con el tiempo. Se han hallado partículas metálicas en tejidos periimplantarios, mucosa bucal y lesiones periimplantarias en pacientes con implantes fracasados.

En modelos animales, estas partículas se detectaron en órganos de alta actividad inmunológica —hígado, bazo, pulmones e incluso cerebro—, donde pueden inducir estrés oxidativo e inflamación crónica. Las consecuencias clínicas varían desde reacciones leves hasta pérdida de oseointegración, movilidad del implante y fracaso del tratamiento. Publicaciones en revistas internacionales especializadas en biomateriales validaron estos hallazgos y confirmaron que la bio-tribocorrosión es un riesgo potencial tanto local como sistémico, aunque la respuesta varía entre pacientes.

Investigadores argentinos identificaron la presenciaInvestigadores argentinos identificaron la presencia de partículas metálicas en órganos y tejidos de pacientes con implantes de titanio (Imagen Ilustrativa Infobae)

Un estudio retrospectivo realizado en la Facultad de Odontología de la Universidad de Buenos Aires, publicado en 2022 por María Luisa Paparella y colaboradores, analizó 68 casos de lesiones asociadas a implantes de titanio entre 1990 y 2018. Se observaron partículas metálicas en el 52,9 % de los casos, todas con inflamación, y se identificaron elementos como aluminio, titanio, hierro y níquel en los tejidos. El estudio concluyó que, aunque no se ha establecido el papel exacto de las partículas metálicas en el desarrollo de lesiones, existe una respuesta inflamatoria asociada a su presencia.

Otra investigación, liderada por el Dr. Daniel G. Olmedo y publicada en 2012, evaluó la presencia de partículas metálicas en células exfoliadas de la mucosa oral periimplantaria en pacientes con implantes de titanio. Se detectaron partículas tanto dentro como fuera de las células epiteliales y macrófagos en pacientes con y sin periimplantitis, es decir inflamación bacteriana de los tejidos alrededor de un implante dental, mientras que no se encontraron en los controles. La concentración de titanio fue mayor en el grupo con periimplantitis. El estudio concluyó que, independientemente de la respuesta inflamatoria, se liberan iones y partículas desde la superficie del implante al medio biológico.

En cuanto a la adhesión bacteriana, un estudio realizado en 2004 en Italia por Antonio Scarano, de la Facultad de Odontología de la Universidad de Chieti, demostró que los discos de óxido de zirconio presentan una menor superficie cubierta por bacterias (12,1 % ± 1,96 %) en comparación con los de titanio (19,3 % ± 2,9 %), según los expertos eso sugiere que el óxido de zirconio es un material adecuado para la fabricación de pilares de implantes con bajo potencial de colonización bacteriana.

La salud bucal está directamenteLa salud bucal está directamente relacionada con el bienestar general y la prevención de enfermedades crónicas (Imagen Ilustrativa Infobae)

La evidencia científica sobre los riesgos de los implantes metálicos ha impulsado en Argentina el desarrollo de un enfoque clínico integral, liderado por referentes como el Dr. Adrián Di Sanzo, el Dr. Juan Pablo Gramajo y el Dr. Enrique Reinprecht. El Dr. Di Sanzo, especialista en medicina regenerativa, opinó que “sería éticamente incoherente que un profesional informado siga colocando implantes metálicos cuando ya existen alternativas cerámicas, científicamente avaladas”.

Di Sanzo destaco que su práctica clínica y los estudios internacionales coinciden en que los implantes de titanio no son biológicamente inertes, sino que liberan partículas capaces de activar macrófagos, inducir sobreexpresión de quimiocinas vinculadas a enfermedades autoinmunes, neurodegenerativas y oncológicas, favorecer la colonización bacteriana y diseminarse hacia órganos como el hígado, bazo, pulmones y cerebro. Ante eso, la medicina regenerativa aplicada a la implantología propone reemplazar los implantes metálicos por cerámicos de zirconia, combinados con protocolos que potencian la oseointegración y la salud sistémica, como el uso de células madre autólogas, plasma rico en plaquetas y terapias adyuvantes.

El Dr. Gramajo, cirujano maxilofacial y referente en odontología neurofocal, quien ha desarrollado protocolos para la remoción segura de implantes metálicos y amalgamas en pacientes con enfermedades crónicas, sostuvo que los implantes de titanio pueden actuar como “campos interferentes”, bloqueando la comunicación bioeléctrica del sistema nervioso autónomo y limitando la autorregulación del organismo.

La adhesión bacteriana es significativamenteLa adhesión bacteriana es significativamente menor en los implantes de zirconia, según estudios recientes (Imagen Ilustrativa Infobae)

“La boca no puede desvincularse del resto del cuerpo. Cada implante metálico puede convertirse en un bloqueo que impide sanar al organismo”, subrayó el mismo experto. Y agregó que la terapia neural odontológica, mediante aplicaciones de procaína, restablece la coherencia neurovegetativa. Los pacientes sometidos a remoción de implantes metálicos y terapia neural reportan disminución del dolor crónico, mejora del estado de ánimo y reducción de procesos inflamatorios sistémicos.

Por su parte, el Dr. Reinprecht, pionero en implantología cerámica en Argentina y fundador de la Sociedad Argentina de Implantología Cerámica (SADIC), destaca que la implantología cerámica no es solo una técnica, sino un paso hacia una odontología más respetuosa con la biología humana. La evidencia internacional muestra que las tasas de supervivencia de implantes cerámicos a cinco años alcanzan el 95–98 %, comparables al titanio, y presentan menor adhesión bacteriana y excelente bio-integración gingival y ósea. En países como Suiza, Alemania y Estados Unidos, los implantes cerámicos son estándar en clínicas de vanguardia, y en Argentina y Brasil la demanda se duplicó en el último año.

“Estamos viviendo un cambio cultural en la odontología. Cada vez más pacientes comprenden que lo que sucede en la boca repercute en todo el organismo. La implantología cerámica no es solo una técnica: es un paso hacia una odontología más respetuosa con la biología humana”.

Buenos Aires será sede de la Primera Cumbre Mundial de Implantología Oral Libre de Metales los días 24 y 25 de octubre próximos, bajo el nombre “Ceramic Implant Summit”. El evento reunirá a más de 20 referentes internacionales de América, Europa y Asia, con el respaldo de instituciones como la UBA, la Asociación Odontológica Argentina (AOA), SADIC, la Academia Brasileña de Implantologia Cerámica (ABICERAM), Sociedad Europea de Implantología Cerámica (ESCI), la Academia Europea de Implantología Cerámica (EACIM) y la Academia Internacional de Implantología Cerámica de Estados Unidos (IAOCI).

Expertos internacionales advierten sobre losExpertos internacionales advierten sobre los riesgos asociados al titanio en la implantología oral (Imagen Ilustrativa Infobae)

El cuidado bucal, además, se revela como un componente esencial de la salud general. Un estudio reciente dirigido por el Dr. Mitsuyoshi Yoshida en Japón, publicado en el Journal of Oral Rehabilitation, encontró que la falta de dientes, la lengua recubierta y la sequedad bucal se asocian con valores elevados de azúcar en sangre, colesterol alto y disminución de la función renal en adultos mayores de 50 años. La investigación sugiere que una reducción en la función oral podría incrementar el riesgo de enfermedades crónicas y acelerar la fragilidad, y recomienda incluir recuentos dentales y pruebas de función oral en los chequeos médicos habituales.

La jefa de odontología del Hospital Posadas, Andrea Verónica Ríos, recomienda cepillarse los dientes tres veces al día, utilizar pastas dentales con flúor (entre 1.500 y 5.000 ppm), hilo dental, cepillos interdentarios y reducir el consumo de alcohol. Además, sugiere controles odontológicos cada seis meses y, en personas mayores, limpiezas profesionales de dentaduras y protectores para evitar casos de neumonía.

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