“Después de los Grammy, pensé: ‘No me queda nada. Van a descubrir que soy un fraude’”, confesó Mark Ronson durante una entrevista exclusiva con The Times, reflejando una inseguridad persistente que lo acompañó incluso en la cima de su éxito.
El DJ británico de 50 años se encuentra en una etapa marcada por la introspección y la publicación de sus memorias, Night People. Ganador de premios Grammy y Oscar y creador de éxitos como “Uptown Funk”, el productor admitió que la sensación de ser un impostor nunca lo dejó. Pese al reconocimiento internacional cosechado, la duda personal permanece.

En la reciente charla, repasó algunos de los episodios claves de su carrera, como la noche en que fue DJ en la boda de Tom Cruise y Katie Holmes en el castillo Odescalchi, a las afueras de Roma. Rodeado de figuras como David y Victoria Beckham, Jennifer Lopez y Will Smith, recordó cuando mezcló en directo el tema instrumental de “Top Gun” con la base de “Hollaback Girl”, mientras Tom Cruise le hacía gestos de pistola en la pista de baile. “Casi me pierdo el mayor momento de Hollywood de mi carrera como DJ”, relató, sobre la adrenalina de actuar en celebraciones exclusivas.
Aunque contribuyó a numerosos éxitos globales de pop y soul, Ronson hace hincapié en minimizar su participación. Sobre “Shallow”, la canción de “A Star Is Born” que coescribió y que llevó al Oscar a Lady Gaga y Bradley Cooper, explicó: “Si yo hubiera producido Shallow, la habría arruinado. Habría tratado de añadirle algún adorno ingenioso o un sonido moderno”.
Asimismo, recordó su colaboración con Amy Winehouse en “Back to Black” y afirmó: “Es todo mérito de Amy. Si no la hubiera conocido, nada de esto habría tenido sentido”.

La niñez de Ronson transcurrió en un ambiente de inestabilidad emocional, siendo hijo de Ann Dexter-Jones y el editor Laurence Ronson. Su hogar en St John’s Wood funcionaba como refugio para estrellas del rock y la actuación. Robin Williams y Keith Moon eran visitantes habituales, y compositor evocó como Robin Williams lo arropaba por las noches.
Tras la separación de sus padres a los 7 años, su madre se casó con Mick Jones, guitarrista de Foreigner, quien le dedicó la balada “I Want to Know What Love Is”. De aquellas vivencias, sobresale el momento en que, con solo 10 años, eligió “Wonderful Tonight” de Eric Clapton para la boda de su madre, sintiendo que finalmente había hecho algo bien.
El traslado a Nueva York, junto a su madre y su nuevo padrastro, le valió el apodo de “Wrong-Way Ronson” por correr en sentido opuesto en una carrera escolar. Allí trabó amistad con Sean Lennon y compartió juegos en el edificio Dakota, participando en travesuras con Michael Jackson durante la gira “Bad” de 1988. Convivir con figuras tan icónicas le enseñó a “caminar sobre huevos” para evitar conflictos en casa, habilidad que más tarde aplicó como DJ.

La adolescencia y juventud de Ronson se desarrollaron en la vibrante escena nocturna de Nueva York en los años 90, en un entorno cargado de hip-hop y cultura de club. Narró en sus memorias ambientes como el club Tunnel o Save the Robots, donde el uso de drogas era corriente y la frontera con la realidad se diluía.
“La adicción ya había atrapado a amigos cercanos. Yo tuve suerte de no ser arrastrado del todo”, confesó en diálogo con The Times. Episodios de paranoia y malestar físico después de consumir cocaína lo llevaron a reflexionar sobre el efecto de las adicciones, a la vez que encontraba comunidad en la vida nocturna.
A propósito de aquella etapa, mencionó: “Había mucha gente buena a mi alrededor. La vida nocturna podía ser vertiginosa, pero también había momentos de gracia que, como la música, me conectaban con algo más grande”.

El ascenso profesional de Ronson estuvo muy ligado a figuras y referentes como P. Diddy en la escena hip-hop neoyorquina. El productor recordó la presión de actuar en reuniones exclusivas y llega a la conclusión de que, más allá del lujo y el éxito, el verdadero valor residía en encontrar un sentido de pertenencia. “Sabía qué experiencias significaban algo para mí, y estas no eran necesariamente las más ostentosas”, señaló.
Ya instalado en Manhattan, ahora vive junto a su esposa, la actriz Grace Gummer —hija de Meryl Streep—, y sus hijas Ruthie y Rosie. La rutina familiar marca una clara diferencia respecto a los años de excesos y noches interminables.
El productor conoció a Gummer gracias a la cantante Lykke Li, hallando finalmente una pareja “elegante, sencilla y muy neoyorquina”. La paternidad y estabilidad transformaron por completo su perspectiva, aunque su pasado permanece presente tanto en su música como en sus recuerdos.

La relación con Amy Winehouse tiene un lugar privilegiado en la memoria del intérprete, quien resalta el vínculo cultural y personal que compartían. “Eso era un lazo definitivo entre nosotros”, explicó.
Asimismo, la recuerda como una figura maternal y generosa, siempre atenta a quienes la rodeaban, y celebra el impacto que sigue teniendo su legado sobre nuevas generaciones de artistas. Sobre su vigencia, comentó: “De repente, parece que Amy está en todas partes otra vez”.
En el epílogo de Night People, Mark Ronson se describe paseando con su hija Ruthie dormida en el portabebés por aquellos lugares donde reinó en la pista de baile. Sabe que sus hijas no lo verán en pleno apogeo profesional, pero espera que algún día conozcan su historia y comprendan el recorrido, sin avergonzarse del pasado.