La temporada de los Marlins de Miami es exactamente la que refleja un equipo sin ningún tipo de dudas sobre cuál será su estatus cuando llegue la fecha límite de cambios en las Grandes Ligas. La directiva de los peces está en una posición ideal para vender a algunos de sus jugadores de mayor impacto, a cambio de piezas que puedan ayudarlos en el futuro.
Es posible que el caso más interesante dentro de la divisa sea el de Edward Cabrera, quien está en medio de una sólida contienda en la que finalmente ha demostrado el talento que tantos vieron en él cuando apenas era un prospecto en las granjas de la organización.
Si bien algunos habían perdido las esperanzas en el dominicano tras algunas campañas decepcionantes, su desempeño en esta primera mitad del campeonato, indudablemente, ha elevado su valor.
El escopetero, de 27 años de edad, registró una efectividad de 3.61, con un WHIP de 1.26 y 86 ponches en sus primeros 82.1 innings trabajados de 2025.
Como resultado de ello, el diestro es visto como uno de los mejores abridores disponibles en el mercado desde este momento y hasta el 31 de julio, aunque como Cabrera está bajo control del club hasta 2028, los Marlins no están en obligación de cambiarlo; de hecho, eso podría motivar a que el alto mando de Miami solicite un precio sumamente alto a cambio de sus servicios en un posible canje.
La gran traba
Sin embargo, el problema sería el siguiente: además de que Cabrera tiene un historial importante de lesiones, el serpentinero abandonó su más reciente aparición ante los Orioles de Baltimore con molestias en su codo de lanzar. La resonancia magnética a la que fue sometido no reveló daños estructurales y es posible que pueda evitar la lista de lesionados, pero de igual forma puede ser un problema a la hora de venderlo.
Eso pone a los Marlins en una posición algo compleja. Si lo mantienen en sus filas, estarían tomando un riesgo significativo de que el problema en el codo pueda agudizarse y reaparecer. Pero del lado positivo, su valor en el mercado debería haber bajado solo un poco en comparación con los últimos días.
No obstante, si bien el quisqueyano no tendrá que pasar por quirófano, cada vez que se escuchan las palabras "molestia de codo" en referencia a un lanzador hay mucho temor en las oficinas.
Miami tendrá menos de tres semanas para decidir qué hacer. Cabrera todavía contará con varios equipos interesados detrás de él, pero con casi toda seguridad, ahora manejarán las negociaciones con mucha más cautela y estarán más titubeantes a la hora de entregar a sus joyas.