
Robert Redford, figura indiscutida de la cultura cinematográfica y del activismo ambiental, falleció el 16 de septiembre de 2025, dejando tras de sí una trayectoria que abarca más de seis décadas en el cine, la televisión y el activismo.
Nacido el 18 de agosto de 1936 en Santa Mónica, California, Robert Redford vivió su apogeo actoral entre finales de los años 60 y la década del 70.
A continuación, 17 datos que reflejan la riqueza de su vida profesional y personal, y las acciones que lo convirtieron en un ícono dentro y fuera de la pantalla.
Durante su infancia, un episodio de salud marcó a Redford de forma significativa. A los 11 años, cuando se recuperaba de un cuadro de poliomielitis (polio), su madre lo llevó al Parque Nacional de Yosemite. Aquella experiencia lo marcó profundamente, al punto de trabajar más tarde en Yosemite Valley Lodge y Camp Curry durante dos veranos.

“Me dio la oportunidad de estar realmente allí todos los días, de caminar hasta Vernal Falls o Nevada Falls. Simplemente, me llevó muy profundamente. Yosemite me reclamó”, recordó el actor tiempo después.
El deporte fue también un eje central en su infancia y adolescencia. Se destacó en múltiples disciplinas y, eventualmente, obtuvo una beca de béisbol para la Universidad de Colorado. Sin embargo, su paso por la universidad no fue duradero.
Como explicó a People, “me convertí en el borracho del campus y me fui antes de poder empezar”. Abandonó la universidad en el segundo año y se trasladó a Europa, donde convivió con bohemios franceses e italianos, enfrentándose a realidades y debates políticos totalmente nuevos para él.

La vida personal de Redford estuvo marcada por dos matrimonios. Contrajo matrimonio con Lola Van Wagenen en 1958, con quien tuvo cuatro hijos y de quien se separó amistosamente en 1985.
Posteriormente, inició una relación con la pintora Sibylle Szaggars y, a pesar de su escepticismo inicial, se casaron en 2009.

Las tragedias acompañaron su juventud temprana. En 1955, cuando aún no contaba con 20 años, el actor perdió a su madre debido a septicemia y, pocos años después, junto con Lola, sufrió la muerte de su primer hijo, Scott, a causa del síndrome de muerte súbita del lactante.
“La gente piensa que ha sido fácil para mí. Es difícil vivir con eso. Y esa idea, es totalmente falsa”, declaró a People.

Pese a cualquier reconocimiento en la industria, Redford consideraba a sus hijos su mayor logro.
“Si alguien me preguntara: ‘¿Cuál es tu mayor logro?’, diría: ‘Mis hijos. Son lo mejor de mi vida’”, confesó al mismo medio.
Su llegada a Broadway fue decisiva. Se trasladó a Nueva York para estudiar diseño en el Pratt Institute, pero pronto descubrió su vocación actoral.
Una audición en la Academia Estadounidense de Artes Dramáticas resultó reveladora: “De repente, sentí apoyo para algo que era muy crudo, pero que me hacía sentir bien”, le contó a The Washington Post. Posteriormente, debutó en Broadway con “Tall Story” y “El árbol más alto”.

En 1967, su papel en “Barefoot in the Park” junto a Jane Fonda marcó su gran salto al estrellato. La cinta catapultó su carrera e instaló una química memorable entre él y la actriz.
Su fama vino acompañada de una reputación por la impuntualidad.
Según Ann Hornaday de The Washington Post, todos sus colegas esperaban que llegara tarde, algo que él tomó con humor: “He oído hablar de eso. Es un mito”, dijo entre risas el actor.

Aunque protagonizó innumerables filmes, “Butch Cassidy and the Sundance Kid” ocupaba un lugar especial.
“Me encanta montar a caballo, me gusta hacer las acrobacias. Y Paul [Newman] y yo teníamos una gran relación”, confesó en 2011.

Su amistad con Paul Newman estuvo forjada por bromas continuas. Newman llegó a regalarle una almohada bordada con el lema “La puntualidad es cortesía de reyes”.
La respuesta de Redford: un viejo Porsche desguazado como escultura de jardín de regalo.
Redford estuvo cerca de rechazar el rol en “The Way We Were” junto a Barbra Streisand, por considerar al personaje de Hubbell Gardiner poco interesante. Solo aceptó tras revisiones al guion y una aclaración: “Ella no va a cantar, ¿verdad?”

Su interés por historias de actualidad lo llevó a impulsar la adaptación de “Todos los hombres del presidente” incluso antes de que el caso Watergate estuviera cerrado. Redford contactó a Bob Woodward cuando el escándalo aún evolucionaba para proponer un proyecto cinematográfico.
En 1981, tras obtener el Oscar a mejor director por “Gente corriente”, Redford fundó el Instituto Sundance para apoyar el cine independiente.
“Siempre he tenido la teoría personal de que justo en el momento del mayor logro, hay que parar, volver a cero y no dar nada por sentado”, comentó sobre esa decisión.

También se destacó como negociador: convenció al escritor Norman Maclean de que permitiera la adaptación de “A River Runs Through It”, con la promesa de ser fiel y consultarlo durante todo el proceso.
La relación de Redford con Gabriel García Márquez fue determinante para el surgimiento de “Diarios de motocicleta”, filme que produjo tras obtener los derechos de la viuda del Che Guevara durante un viaje a Cuba junto al escritor colombiano.
En 2016, Barack Obama le otorgó la Medalla Presidencial de la Libertad en compañía de figuras como Robert De Niro y Diana Ross.
“No creo que ninguno lo viera venir”, expresó sobre lo que sentía en la ceremonia.
Por último, a pesar de haber anunciado su retiro tras “The Old Man & the Gun” en 2018, Redford admitió meses después que quizá fue apresurado declarar su adiós definitivo a la actuación: "Creo que fue un error decir que me retiraba porque nunca se sabe”.