
En un mundo donde las historias de amor suelen quedar eclipsadas por la fugacidad de Hollywood, la relación entre Michael J. Fox y Tracy Pollan se destaca como un ejemplo inolvidable de entrega, lealtad y superación.
La historia comenzó en 1985, cuando Fox ya era una estrella en ascenso gracias a su interpretación de Alex P. Keaton en la exitosa comedia Family Ties (Lazos de Familia).

Fue él quien, al buscar entre varios perfiles para el rol de su nueva pareja en la ficción, eligió personalmente a Tracy Pollan.
De acuerdo con su testimonio a People, lo que le atrajo fue “su fortaleza, sin ser dominante”, y la misteriosa calma con la que la veía “absorta en sus pensamientos, sentada sola en el set”.

Pollan llegó al elenco para interpretar a Ellen Reed en la cuarta temporada, el interés amoroso de Alex, y el público captó inmediatamente la química entre ambos. Sin embargo, fuera de la pantalla, la relación era estrictamente platónica, pues ella mantenía una relación con Kevin Bacon y él con Nancy McKeon.

En esos primeros encuentros, Pollan no se sintió impresionada por el joven astro: “Creo que pensé que era algo engreído”, confesó entre risas en Inside the Actors Studio.
Sin embargo, luego señalaba que esa impresión cambió cuando comenzaron a trabajar juntos durante la serie y, especialmente, tras reencontrarse en la adaptación cinematográfica de Bright Lights, Big City en 1987.
Ambos regresaban solteros a la nueva ficción, un dato que resultó determinante: “No es que no me atrajera antes, simplemente cada uno estaba con otra persona”, explicó Pollan a la revista Oprah en 2002. Aquella cercanía en el set les permitió descubrir aspectos completamente nuevos el uno del otro.
“Me encantó su sentido del humor y su inteligencia. Es muy inteligente”, dijo ella. Fox, por su parte, recuerda que el paso entre la amistad y el romance fue sincero y espontáneo: “Alguien te dice, ‘¿sabías que tal pareja terminó?’, y enseguida buscas el teléfono”, relató con humor a People en 1989.

El noviazgo no tardó en ganar dimensión pública: la pareja se mostró por primera vez junta en la gala de los Emmy, justo la noche en que Fox se llevó el premio a Mejor Actor. Pollan estaba “toda sonrisas” junto a él, relató People, y la imagen de ambos empezó a circular intensamente en la prensa.
El romance avanzó con velocidad: apenas siete meses después de iniciar la relación, en diciembre de 1987, Fox le propuso matrimonio. Relató luego a People que “nunca dudó” que Pollan respondería que sí, pero sabían que lo más difícil sería organizar la boda sin que el mundo entero se enterara.
El 16 de julio de 1988, rodeados de un clima casi secreto por la presión de los paparazzi, la pareja contrajo matrimonio en una ceremonia interreligiosa celebrada en Woodstock, Vermont.
La pequeña ciudad fue invadida por reporteros y fotógrafos, forzando a la pareja a tomar medidas extremas de seguridad. Fox describió el caos con resignada ironía: “No podíamos dejar que los niños salieran corriendo porque había gente con cámaras, persiguiéndolos y asustándolos”.
A pesar del entorno, la fiesta fue íntima y llena de complicidad: “Dentro era como cualquier boda, una fiesta en casa. Levantamos las alfombras y bailamos toda la noche”, rememoró Fox en Esquire en colaboración con su cuñado, Michael Pollan. Entre los invitados, se contaban familiares cercanos y algunas celebridades como Woody Harrelson, Leif Garrett y Meg Ryan.
Al año siguiente dieron la bienvenida a su primer hijo, Sam Michael, el 30 de mayo de 1989. Fox, profundamente comprometido con su nuevo papel, se lanzó a leer todos los libros de paternidad posibles, según le contó su amigo Woody Harrelson a People.

“Sabía que iba a ser un gran padre porque era todo lo que podía pensar”, manifestó. Pollan tuvo un embarazo saludable y ambos disfrutaron de la llegada de Sam como un milagro personal.
Los años siguientes fortalecerían esa dinámica familiar: en 1995 nacieron las gemelas Aquinnah y Schuyler en Nueva York, y en 2001 la familia se completó con la llegada de Esmé.

Fox, al recordar la infancia de sus hijos, bromeaba sobre cómo era la única presencia masculina en un hogar donde, cuando Sam se fue a la universidad, todo estaba dominado por las chicas.
Pero la plenitud familiar recibió el golpe más difícil en 1991. Mientras rodaba la comedia Doc Hollywood, Fox notó un temblor persistente en el dedo meñique de su mano izquierda. Tras consultar a los médicos, recibió el diagnóstico: Parkinson temprano, un trastorno neurológico degenerativo.

Tenía apenas 29 años. La noticia resultó “incomprensible”. El médico le aseguró que podría funcionar “años y años”, pero el impacto emocional fue fulminante.
Fox pasó años ocultando la noticia al público y solo Tracy y sus familiares más cercanos conocían la verdad. Según relató el propio actor en el documental Still: A Michael J. Fox Movie, la reacción de Pollan fue de una entrega absoluta: “Le dije a Tracy… ‘En la salud y en la enfermedad’, recuerdo que susurró. Nadie fuera de mi familia lo supo durante mucho tiempo”.
Para Pollan, el momento fue difícil de asimilar, pero nunca dudó de acompañar: “No parpadeó”, recordó Fox en una entrevista a Today en 2020.

Como explicó ella misma a Oprah, al principio no creían que fuera algo grave, pero cuando la realidad se impuso, transformaron cada etapa en una oportunidad de aprendizaje para sus hijos, enseñándoles empatía y paciencia.
“Si los niños necesitan a su padre y no se siente bien, espera recuperarse y vuelve porque es una referencia de cómo manejar la adversidad”, relató Pollan a AARP The Magazine.
Hasta 1998, Fox se enfrentó a la presión constante de ser descubierto por los paparazzi. El acoso fue tan intenso que decidió revelar su condición para evitar involucrar a sus vecinos.

La reacción del público, según contó a People, fue de apoyo y solidaridad, generando un movimiento en torno a la búsqueda de una cura para la enfermedad.
Inspirado por esa reacción colectiva, Fox fundó en 2000 la Michael J. Fox Foundation for Parkinson’s Research, que hasta hoy ha recaudado más de mil millones de dólares en la lucha contra la enfermedad.
Su compromiso lo llevó a dejar la serie Spin City, afirmando en su comunicado: “Ahora mi tiempo y energía deben estar dedicados a la familia y a buscar una cura”.
Pero la batalla personal de Fox no se limitó a los síntomas físicos. En entrevistas posteriores, reveló su lucha silenciosa contra el alcoholismo tras el diagnóstico: “Dejé de beber para divertirme y empecé a beber solo, todos los días”, reconoció al conductor Howard Stern en 2013.

El rol de Pollan fue otra vez crucial: “¿Esto es lo que quieres?”, le preguntó un día. Fox inició entonces un proceso de terapia y de asistencia a grupos de apoyo, que según confesó, le permitió recomponer sus prioridades y su equilibrio personal.

A lo largo de los años, Fox soportó además nuevas crisis de salud. En 2018 debió ser operado de urgencia para extirparle un tumor benigno de la médula que le producía dolores insoportables.
La recuperación fue un proceso arduo: tuvo que volver a aprender a caminar y, poco después, sufrió una caída que le fracturó un brazo. “Ese fue el momento más oscuro”, confesó. “Era solo dolor y arrepentimiento. No podía encontrar ningún lado positivo”, declaró a People.
Sin embargo, Pollan y sus hijos lo ayudaron a reconstruirse una vez más. Según cuenta People, con la tranquilidad de alguien que “finalmente descifró algunas cosas”, Fox comenzó a valorar el tiempo en familia y las pequeñas alegrías de la vida cotidiana

La pareja se mantuvo unida en los momentos más críticos. El humor, la confianza y la comunicación se convirtieron en sus armas cotidianas. Tanto Fox como Pollan han destacado el valor de asumir siempre la buena intención del otro. “Es nosotros contra el mundo, eso creamos”, resumió ella a People.
La vida familiar se transformó con el paso de los hijos a la adultez. Cuando su hija menor se fue a la universidad, Fox y Pollan vendieron su casa y comenzaron a viajar. “Teníamos un montón de comida extra. Nadie se la lleva”, bromeó Fox sobre la vida de “empty nesters”, relatando que pasaron temporadas en Santa Bárbara y tenían pensado instalarse en Malibú.

A lo largo de los años, la pareja celebró cada aniversario con tributos públicos llenos de cariño. Para el 35º aniversario de bodas, ambos compartieron fotos y mensajes emotivos: “35 años de risa, vida, escuchar y amarte”, escribió Fox a Pollan en Instagram. Ella replicó: “Por muchas más aventuras gloriosas juntos. No podría amarte más”

Hoy su historia sigue creciendo, con la admiración de quienes ven en ellos algo más que una pareja de Hollywood: un ejemplo de convivencia profunda, aceptación mutua y esperanza frente a la adversidad. “Todo lo bueno en nuestra familia, viene de ella”, admite Fox.

Y Pollan, lejos del glamour, responde con humildad y sencillez: “Solo trato de hacer lo mejor que puedo”. Así, y pese a más de 35 años de desafíos y reinvención, Michael J. Fox y Tracy Pollan siguen construyendo, día tras día, una historia cuya esencia transciende cualquier ficción.