Mujer en República Checa despierta durante su propio funeral: El error que casi le cuesta la vida

Una escena sacada de una película de terror se convirtió en una dolorosa realidad para una familia en la ciudad de Pilsen, en República Checa, donde una mujer de 88 años fue declarada muerta y más tarde descubierta con vida mientras los empleados de una funeraria la preparaban para el entierro.

El escalofriante incidente ocurrió después de que la anciana no respondiera a los intentos de su pareja por despertarla. Alarmado, el hombre llamó inmediatamente a los servicios de emergencia. A pesar de su preocupación, el personal médico determinó en el lugar que la mujer no mostraba signos vitales y, según los protocolos vigentes, un forense confirmó su fallecimiento legal, según informó el medio local Blesk.

La familia, devastada, inició los arreglos funerarios. Sin embargo, lo que parecía el cierre de un ciclo terminó convirtiéndose en un episodio aterrador cuando, ya en la funeraria, los empleados notaron algo insólito: la mujer mostraba señales claras de vida.

Respirando dentro del ataúd

Los testimonios varían. Algunos aseguran que la anciana abrió los ojos mientras estaba dentro del ataúd; otros afirman que fue su respiración lo que delató que aún estaba viva. Lo cierto es que los trabajadores del establecimiento fúnebre no dudaron en actuar: detuvieron todo y llamaron inmediatamente a los servicios de emergencia.

Los paramédicos, esta vez enviados con urgencia, confirmaron que la mujer tenía signos vitales. Fue estabilizada en el lugar y trasladada de inmediato a un centro hospitalario donde se recupera favorablemente.

De inmediato, la anciana fue traslada a un hospital, en donde se le reporta como estable. (Foto: Shutterstock)

Error forense bajo investigación

La pregunta que ahora retumba en medios y redes sociales es: ¿cómo pudo ocurrir semejante error? La policía checa ha iniciado una investigación oficial para determinar responsabilidades. La vocera policial, Michaela Raindlová, declaró: “Estamos examinando las circunstancias del caso. La calificación legal del hecho aún no ha sido determinada”.

El foco de la investigación apunta principalmente al forense responsable de certificar la muerte. Según las primeras informaciones, el profesional habría seguido los procedimientos oficiales, pero se desconoce si realizó una verificación exhaustiva de las constantes vitales de la paciente.

Por su parte, la empresa a la que pertenece el forense ha emitido una disculpa pública y prometió que se tomarán medidas internas. No obstante, hasta el momento, no se han revelado detalles sobre posibles sanciones o consecuencias legales para los involucrados.

Martin Štěpán, portavoz del sistema de ambulancias, explicó: “Nuestra central operativa recibió la llamada en horas de la madrugada y actuó conforme a las recomendaciones vigentes de la sociedad profesional y al protocolo para fallecimientos”. También, añadió que tras transferir el caso al forense, se dio por concluida la intervención médica.

Sin embargo, Štěpán reconoció que cuando se recibió el aviso desde la funeraria sobre la paciente aun con vida, “la central operativa envió inmediatamente una ambulancia al lugar. Se aseguraron sus funciones vitales en el sitio y fue trasladada al hospital”.

Este caso ha generado una ola de indignación en República Checa y más allá, reabriendo el debate sobre la preparación médica para certificar muertes, especialmente en personas de edad avanzada. Especialistas en bioética han comenzado a pedir que se revisen los protocolos actuales, subrayando la necesidad de incorporar más tecnología, como electrocardiogramas o electroencefalogramas portátiles, antes de declarar la muerte de un paciente.

Además, el incidente ha dejado al descubierto el estrés y sobrecarga que enfrentan los servicios médicos en muchos países europeos, donde la escasez de personal especializado y la presión del tiempo pueden derivar en decisiones apresuradas con consecuencias potencialmente fatales.

Aunque para algunos se trata de un “milagro”, para otros este evento es la prueba de una peligrosa negligencia institucional. La familia de la mujer, que ha optado por mantener su identidad en reserva, está conmocionada, pero agradecida de que el error fuera detectado a tiempo.

Mientras tanto, las autoridades continúan su investigación y no descartan sanciones administrativas, civiles o penales para quienes resulten responsables. El caso ha sido seguido de cerca por medios internacionales y ha servido como llamado de atención para reforzar los procedimientos post-mortem.

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