Maya, una canina de pelaje atigrado, llegó al refugio del condado de Greenville, en Carolina del Sur, como una más entre cientos de perros callejeros que entran cada mes. Cuando la encontraron vagando en las calles e intentaron trasladarla al albergue, ella tuvo un comportamiento complicado e intentaba huir, por lo que fue necesario dispararle dardos tranquilizantes para capturarla.
Si bien su historia parecía destinada a un final trágico, tuvo un giro inesperado en su vida gracias a la intervención de una organización local de rescate y a una familia dispuesta a darle una oportunidad a este can.
Su reacción al conocer a su nueva familia de acogida, especialmente al hijo pequeño de su cuidadora, fue tan emotiva que dejó en lágrimas a quienes rescataron a esta perra de un desenlace sin retorno y mostró cuál era su verdadera personalidad: alegre, juguetona y llena de amor.

La historia de Maya llegó a Jasper’s Legacy Inc., una organización sin fines de lucro que trabaja en estrecha colaboración con el refugio de Greenville County Animal Care. Este último tiene la obligación legal de recibir a los perros callejeros de dos de las zonas más pobladas del estado. En consecuencia, el centro recibe a más de 400 perros mensualmente, lo que produce una saturación constante que obliga al personal a tomar decisiones dolorosas.
“Nos enteramos de Maya cuando ya estaba etiquetada como una ‘perra desfavorecida por su comportamiento’ y tenía fecha para ser sacrificada como el 16 de mayo, a las 12 del día”, explicó Stephanie Melton, presidenta de Jasper’s Legacy, y agregó que desde esta organización pueden ayudar al refugio gubernamental con el problema sobrepoblacional.
Greenville County le dio un “mal estatus” a Maya por su falta de interacción positiva con humanos. Según relató Melton a Newsweek, durante los primeros días, esta can levantaba el labio ante cualquiera que intentara acercarse. Con el tiempo, sin embargo, comenzó a aceptar golosinas y permitió que la cargaran. Incluso movía la cola ocasionalmente.
Pese a los pequeños avances, Maya seguía en riesgo. “Este no es un problema del refugio. Ellos hacen lo mejor que pueden, pero el sistema está desbordado. Necesitamos mejores leyes para frenar la cría irresponsable y promover la adopción”, enfatizó Melton.
“No era agresiva, solo estaba aterrada. Corría sin parar, no dejaba que nadie se acercara. Pero eso no era razón suficiente para rendirse”.
El 16 de mayo, a las 9:08 horas de la mañana, Melton llamó al refugio para confirmar que Maya sería rescatada gracias a que consiguió una familia de temporal. Se trató de Kayla, entrenadora de perros con años de experiencia, quien se había ofrecido a recibirla.
“Me enamoré de Maya solo con ver su foto. Sabía que necesitaba ayuda urgente, pero sin un hogar temporal, no podíamos hacer nada”, relató Melton, quien pensó en Kayla y su familia y no dudó en contactarlos. Gracias a que accedieron, se procedió con el traslado a tan solo unas horas de la programación que habían dado para que la perra recibiera la eutanasia.
Lo que sucedió en casa de Kayla sorprendió incluso a sus rescatistas, pues en cuanto llegó al lugar, Maya mostró una transformación emocional asombrosa, sobre todo en su relación con los niños. Al ver al hijo de la familia ella corrió muy emocionada para jugar con él.
“Tiene un cariño especial por ellos”, dijo Melton. “Es afectuosa con otros perros, tanto grandes como pequeños, convive con gatos y hasta siguió con ternura a una mariposa en el jardín”.
En un video publicado en la cuenta de TikTok de Jasper’s Legacy Inc., Maya interactúa con el niño pequeño de forma tranquila y amorosa, lo que anteriormente parecía impensable para la perrita que parecía rechazar tajantemente el trato humano. “Definitivamente nos hizo llorar”, confesó Melton. “Los perros son empáticos por naturaleza. Tenemos mucho que aprender de ellos”.
Y es que la familia de Kayla estaba preparada para recibir a Maya, incluso si ella aún mostraba signos de miedo o retraimiento. “Las casas de acogida brindan algo que los refugios no pueden: estabilidad, afecto, y un entorno más tranquilo donde los perros pueden mostrar su verdadera personalidad”, explicó Stephani Melton.
De acuerdo con un estudio publicado en 2018 por Applied Animal Behavior Science, solo 15 minutos de caricias pueden mejorar significativamente el bienestar de un perro de refugio; mientras que permanecer en un hogar temporal extiende ese beneficio y multiplica sus efectos positivos.
Si bien esta canina sigue bajo el cuidado de Kayla y su familia, Maya aún busca un hogar definitivo que le tenga paciencia y le brinde mucho cariño. Diversos internautas comentaron que la perra debería permanecer con esta familia, pero el refugio expuso que de ser así, se frenaría su labor como casa de acogida, lo cual impactaría negativamente en la comunidad.