Las constantes mudanzas que conlleva la vida militar pueden afectar profundamente el desarrollo académico de los niños. Este fue el caso de Ashlyn Lara, una estudiante de segundo grado de la escuela primaria Luckey Ranch, en Texas, quien comenzó el año escolar con dificultades notables en lectura y matemáticas.
Pero en solo unos meses, y gracias a una combinación de apoyo docente y herramientas tecnológicas adaptativas, Ashlyn no solo cerró sus brechas de aprendizaje, sino que ahora supera el nivel de su grado.
Su historia es un claro ejemplo del poder transformador de la tecnología educativa, especialmente en contextos de alta movilidad como el de las familias militares. Con el uso de los programas My Math Academy y My Reading Academy, la escuela logró ofrecerle una experiencia de aprendizaje personalizada y eficaz que devolvió a Ashlyn la confianza y el deseo de aprender.
De la inseguridad al entusiasmo por aprender
Al llegar a su nuevo distrito escolar, Ashlyn se enfrentaba a múltiples barreras: bajo rendimiento, desinterés en las materias y poca autoestima. Según relata su madre, Misty Lara, “cuando nos mudamos aquí, ella estaba por debajo del nivel. No tenía interés por la lectura, no quería ir a la escuela y ni siquiera hablaba por sí misma”.
Como madre de una niña con tantas mudanzas en su historial académico, la preocupación era constante. Pero también había esperanza. “Me aseguraron que Luckey Ranch tenía los programas adecuados para ayudarla. Y cumplieron”, dice Misty, con gratitud.
Tecnología con impacto inmediato
La escuela integró 2 plataformas clave en el proceso educativo de Ashlyn: My Math Academy y My Reading Academy, ambas desarrolladas por Age of Learning, empresa líder en tecnología educativa. Estas herramientas no solo adaptan los contenidos al nivel real del estudiante, sino que también brindan retroalimentación en tiempo real, ajustan la dificultad automáticamente y utilizan interfaces interactivas que hacen que el aprendizaje sea atractivo.
La profesora de Ashlyn notó un cambio casi inmediato. “Al principio, ella era muy callada. En matemáticas se sentía un poco más cómoda, pero en lectura se escondía. Con My Reading Academy, salió completamente de su caparazón. Ahora viene a decirme: ‘¡Estoy aprendiendo sobre prefijos! Fue difícil, pero lo logré'”, compartió la maestra.

Programas con bases científicas
Tanto My Reading Academy como My Math Academy están basados en investigaciones educativas. El primero, fundamentado en la Science of Reading, ofrece instrucción explícita y sistemática de habilidades fonológicas, fonéticas, vocabulario y comprensión lectora. El segundo, diseñado para estudiantes de preescolar a quinto grado, promueve la fluidez matemática y refuerza conceptos clave mediante rutas de aprendizaje adaptativas.
Estas plataformas utilizan tecnología inteligente para ofrecer el soporte exacto que cada niño necesita. Cuando un estudiante se encuentra con dificultades, el programa ajusta automáticamente la actividad, ofrece pistas visuales o auditivas y proporciona comentarios específicos según las respuestas dadas.
Inclusión y personalización para todos
Uno de los aspectos más poderosos de estas herramientas es su enfoque en la equidad educativa. My Reading Academy, por ejemplo, ofrece soporte para estudiantes multilingües y emergentes bilingües, incluyendo instrucciones por voz en su idioma natal, ayudas visuales y pistas contextuales en cada lección.
Además, ambos programas están alineados con sistemas de apoyo multinivel (MTSS), lo que permite su integración no solo en la enseñanza general, sino también en programas de intervención y enriquecimiento.
Otro elemento clave es el uso de paneles de control en tiempo real, que permiten a los docentes monitorear el progreso de los estudiantes a nivel individual, grupal, escolar y distrital. Esta herramienta facilita la toma de decisiones pedagógicas, permite agrupar estudiantes con necesidades similares y proporciona recursos adicionales para tutorías personalizadas o trabajo en grupos pequeños.
La madre de Ashlyn lo confirma: “Ver cómo ahora puede hacerlo por sí sola y tener éxito es increíble. Antes no quería ir a clase, ahora le encanta participar. Tiene voz propia, ideas claras, y ya no teme equivocarse”.
Resultados medibles y visibles
A mediados del año escolar, el avance de Ashlyn era tan significativo que fue nominada para el programa de estudiantes dotados. “No lo podía creer. Pasó de estar rezagada a estar por encima de su nivel”, dice su madre con orgullo. “La tecnología fue parte clave, pero también lo fue el acompañamiento humano, el seguimiento constante y la fe que le tuvieron”.
Esta evolución no es un caso aislado. En todo Estados Unidos, distritos escolares en estados como Texas, California y Florida —con una alta población hispana y muchas familias militares o migrantes— están adoptando programas de Age of Learning para cerrar brechas de rendimiento escolar y garantizar una educación de calidad desde los primeros años.
Age of Learning también lidera importantes iniciativas de acceso que buscan democratizar la educación digital. A través de alianzas con entidades como la Casa Blanca, el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano y los Boys & Girls Clubs of America, la empresa ha distribuido millones de licencias gratuitas de su plataforma ABCmouse a bibliotecas públicas, escuelas y centros comunitarios en todo el país.
Con más de 50 millones de niños educados globalmente, esta empresa no solo se enfoca en resultados académicos, sino también en construir una base sólida para el desarrollo personal y emocional de cada estudiante.
La historia de Ashlyn Lara es un ejemplo inspirador de cómo la tecnología educativa puede ser mucho más que una herramienta: puede ser un puente hacia nuevas oportunidades. Hoy, esta pequeña estudiante de Texas ya no es la niña callada que temía leer en voz alta. Es una líder en su aula, con confianza, entusiasmo y sueños grandes.
Y lo más importante: ahora sabe que puede lograrlos.
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