
Un estudio reciente liderado por investigadores de la Universidad de California en San Francisco (UCSF) y publicado en la revista médica revisada por pares JAMA, plantea serias advertencias sobre los efectos cardiovasculares del consumo habitual de marihuana, tanto en forma fumada como ingerida en comestibles con THC.
La investigación encontró indicios tempranos de disfunción endotelial, una condición en la que el revestimiento interno de los vasos sanguíneos pierde su capacidad para funcionar correctamente, lo que puede ser precursor de diversos problemas cardíacos.
La preocupación surge en un contexto de creciente legalización del cannabis en Estados Unidos, con un uso cada vez más extendido entre jóvenes y adultos sanos. Aunque popularmente se considera que el cannabis es menos dañino que el tabaco, los hallazgos recientes contradicen esta percepción y apuntan a efectos negativos comparables en la salud vascular.

El estudio, dirigido por Leila Mohammadi, analizó a 55 participantes divididos en tres grupos: consumidores que fuman marihuana, consumidores que ingieren comestibles con THC, y personas que no consumen cannabis. Los resultados mostraron que los fumadores de marihuana presentaron una reducción del 42% en la función vascular, mientras que los usuarios de comestibles mostraron una disminución aún mayor, del 56%.
Ambos grupos exhibieron una reducción significativa en la liberación de óxido nítrico, una sustancia crucial para la dilatación de los vasos sanguíneos. Esta alteración impide una correcta regulación del flujo sanguíneo y podría explicar la asociación entre el consumo de cannabis y eventos cardiovasculares como infartos o accidentes cerebrovasculares.
Más allá de este estudio específico, un análisis retrospectivo publicado en marzo en la revista JACC Advances revisó datos de más de 4,6 millones de personas menores de 50 años.

En ese conjunto poblacional, los usuarios de marihuana presentaban un riesgo seis veces mayor de sufrir un infarto, un riesgo cuatro veces mayor de padecer un accidente cerebrovascular isquémico, y una probabilidad tres veces superior de muerte cardiovascular en comparación con quienes no consumen marihuana.
A esto se suma un meta-análisis presentado ante el American College of Cardiology, que recopiló datos de 12 estudios con un total de 75 millones de personas. Este análisis determinó que los consumidores activos de marihuana tienen 1,5 veces más probabilidades de sufrir un infarto que los no consumidores.
A pesar de los hallazgos consistentes, los científicos aclaran que la relación entre el consumo de cannabis y los problemas cardiovasculares es una asociación estadística, no una causalidad comprobada.
El doctor Matthew Springer, coautor del estudio y profesor de medicina en la UCSF, explicó a CNN que “estamos observando una ventana al futuro, que muestra los cambios tempranos que podrían explicar por qué fumar marihuana está vinculado con enfermedades cardíacas más adelante”.

El doctor Ibrahim Kamel, autor principal del análisis retrospectivo y médico residente en el Centro Médico St. Elizabeth, subrayó que el uso de cannabis debería ser evaluado por los médicos al valorar el riesgo cardiovascular, de forma similar a como se pregunta por el tabaquismo.
También advirtió que deben considerarse factores de confusión, como el uso simultáneo de otras sustancias. No obstante, la evidencia acumulada es lo suficientemente sólida como para justificar una advertencia a nivel de políticas públicas.
Los investigadores llamaron a desarrollar estudios más grandes y de largo plazo para comprender con mayor certeza los efectos del THC sobre el sistema cardiovascular y definir niveles seguros de consumo, si es que existen. Las futuras recomendaciones clínicas podrían modificarse en función de estos nuevos hallazgos.
En palabras del doctor Andrew Freeman, director de prevención cardiovascular en el National Jewish Health de Denver: “¿Podría ser que otras formas de marihuana —tés, tinturas, comestibles— no sean tan inofensivas como se pensaba?”.