
El líder tecnológico en inteligencia artificial Nvidia superó una ola de turbulencias impulsadas por los aranceles para ofrecer otro trimestre de sólido crecimiento en medio de una febril demanda de sus chips de alta potencia que están haciendo que los ordenadores parezcan más humanos.
Los resultados anunciados el miércoles para el periodo febrero-abril se produjeron en un contexto de guerra comercial de idas y venidas del presidente Donald Trump que ha azotado a Nvidia y a otras grandes empresas tecnológicas que han aprovechado la manía de la IA para impulsar tanto sus ingresos como los precios de sus acciones cada vez más al alza.
Pero la avalancha de aranceles de Trump -muchos de los cuales se han reducido o suspendido temporalmente- golpeó los valores de mercado de Nvidia y otras potencias tecnológicas de cara a la temporada de resultados de primavera, mientras los inversores se preocupaban por la agitación comercial que oscurecía las perspectivas de la industria.
Estas preocupaciones se han disipado en las últimas seis semanas, ya que la mayoría de las grandes empresas tecnológicas han cumplido o superado las previsiones de los analistas que guían a los inversores, con el informe de Nvidia sobre su primer trimestre fiscal a la cabeza. Nvidia ganó 18.800 millones de dólares, o 76 céntimos por acción, en el periodo, un 26% más que en el mismo periodo del año anterior.

Los ingresos aumentaron un 69% respecto al año anterior, hasta 44.100 millones de dólares. Si no fuera por un cargo de 4.500 millones de dólares que Nvidia absorbió para contabilizar las restricciones del gobierno estadounidense a sus ventas de chips a China, Nvidia habría ganado 96 centavos por acción, muy por encima de los 73 centavos por acción, excluyendo ciertos elementos previstos por los analistas.
Los resultados ayudaron a las acciones de Nvidia a subir casi un 4% en las operaciones extendidas tras conocerse las cifras. El precio de las acciones de Nvidia terminó la sesión regular del miércoles en 134,81 dólares, apenas por debajo de donde se encontraba antes de la toma de posesión de Trump el 20 de enero. El precio se había desplomado hasta un mínimo de 86,62 dólares el mes pasado durante una caída en picado que borró temporalmente 1,2 billones de dólares en riqueza de los accionistas.
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