Pasó tres horas atrapado boca abajo por una roca de 317 kg en un arroyo glaciar en Alaska y salió ileso

hace 6 días 2
Kell Morris sobrevivió tres horasKell Morris sobrevivió tres horas atrapado bajo una roca de 318 kilos en un arroyo glaciar helado de Alaska. (Kell Morris via AP)

Un hombre de Alaska sobrevivió a un accidente que lo dejó atrapado boca abajo en un arroyo glaciar durante tres horas, con una roca de 318 kilogramos inmovilizando su cuerpo.

Según informó The Associated Press, el incidente ocurrió mientras Kell Morris, de 61 años, realizaba una caminata junto a su esposa cerca del glaciar Godwin, al sur de Anchorage.

A pesar de la gravedad de la situación, Morris sufrió solo heridas menores, gracias a la rápida intervención de su esposa y a la colaboración de rescatistas que utilizaron un helicóptero privado para llegar al lugar.

La rápida intervención de rescatistasLa rápida intervención de rescatistas y un helicóptero privado salvaron a un hombre atrapado en un lugar remoto. (Jason Harrington/Seward Fire Department via AP)

El accidente tuvo lugar el pasado sábado, cuando Morris y su esposa, Jo Roop, decidieron explorar un sendero aislado para evitar las multitudes que suelen congregarse en la península de Kenai durante los días festivos. El recorrido, que no estaba desarrollado ni señalizado, los llevó a un lecho rocoso formado por depósitos glaciales.

Durante la caminata, Morris intentó evitar grandes rocas, algunas de hasta 454 kilogramos, pero perdió el equilibrio y cayó por un terraplén de aproximadamente seis metros, aterrizando boca abajo en el agua helada. En ese momento, una roca de gran tamaño se deslizó y lo golpeó en la espalda, dejándolo atrapado.

De acuerdo con el jefe de bomberos de Seward, Clinton Crites, la posición en la que Morris cayó fue crucial para su supervivencia. Aunque la roca lo inmovilizó, otras piedras más pequeñas debajo de su cuerpo evitaron que fuera completamente aplastado. Sin embargo, el peso de la roca lo mantenía atrapado, y el agua fría del arroyo aumentaba el riesgo de hipotermia. Morris describió el dolor intenso que sintió en su pierna izquierda y recordó haber temido que su fémur se rompiera.

Mientras tanto, su esposa intentó liberarlo durante aproximadamente 30 minutos, utilizando piedras para intentar mover la roca. Al no lograrlo, caminó unos 274 metros para encontrar señal de celular y contactar al 911. Gracias a su experiencia como agente retirada de la policía estatal de Alaska, Roop pudo proporcionar coordenadas GPS precisas a los servicios de emergencia.

El jefe de bomberos deEl jefe de bomberos de Alaska destacó que la operación fue posible gracias al apoyo de voluntarios y helicópteros. (Jason Harrington/Seward Fire Department via AP)

La situación dio un giro favorable cuando un voluntario del Departamento de Bomberos de Bear Creek, que trabajaba en una operación turística de trineos tirados por perros en el glaciar, escuchó la llamada de emergencia.

Este voluntario desvió un helicóptero privado utilizado para transportar turistas y lo puso a disposición de los rescatistas, quienes no podían acceder al lugar con vehículos todoterreno debido al terreno rocoso. Según Crites, sin la ayuda del helicóptero, el equipo de rescate habría tardado al menos 45 minutos más en llegar, lo que podría haber sido fatal para Morris.

Una vez en el lugar, los rescatistas utilizaron bolsas de aire inflables, normalmente empleadas para liberar a personas atrapadas en accidentes vehiculares, para levantar ligeramente la roca. Sin embargo, el esfuerzo final requirió la fuerza combinada de siete hombres, quienes lograron mover la roca lo suficiente para liberar a Morris. Posteriormente, un helicóptero de la Guardia Nacional de Alaska evacuó a Morris del arroyo utilizando una canasta de rescate.

Morris fue trasladado a un hospital local, donde permaneció dos noches en observación antes de ser dado de alta sin lesiones graves. Crites expresó su sorpresa por el desenlace positivo, afirmando que esperaba que el rescate terminara con la recuperación de un cuerpo, no con una persona prácticamente ilesa.

De regreso en su hogar en Seward, Morris reflexionó sobre la experiencia, calificándola como una llamada de atención para reconsiderar sus actividades al aire libre a su edad. Agradeció la intervención divina y la valentía de su esposa, a quien describió como “maravillosa”. Por su parte, Roop y Morris han decidido limitar sus futuras excursiones a senderos establecidos, dejando atrás las exploraciones en terrenos no desarrollados.

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