El debate sobre el perdón a Pete Rose lleva épocas sin resolverse. Y ahora, tras su muerte el 30 de septiembre de 2024 y los comentarios del presidente Donald Trump, que en días recientes indicó que daría un “perdón completo” al legendario jugador y criticó a la MLB por no haberlo exaltado al Salón de la Fama, ha sido revivida la discusión.
Considerado uno de los jugadores más talentosos y carismáticos de la historia, Rose fue expulsado del deporte en 1989 tras confirmarse que apostó en partidos, incluidos aquellos en los que jugaba y dirigía. Desde entonces, muchos han abogado por su reivindicación y su inclusión en el Salón de la Fama.
Pero, más allá del gesto simbólico, ¿qué podría significar realmente perdonar a Pete Rose?
Están los que consideran que sería un acto de justicia. Sus números son innegables: 4.256 hits, 17 selecciones al Juego de Estrellas y tres títulos de Serie Mundial. Su pasión y entrega nunca estuvieron en duda. Para muchos, su ausencia en Cooperstown es una mancha en la historia del deporte y levantar su sanción significaría reconocer la grandeza de su carrera.
Pero el tema comprende más que estadísticas, se incluye un tema moral. El béisbol ha sido inflexible con el asunto de las apuestas para proteger la integridad del juego. Rose rompió una regla fundamental, y aunque actualmente MLB ha abrazado el negocio de las casas de apuestas, su caso sigue siendo un recordatorio de los riesgos que esto conlleva.
Si Rose es indultado y exaltado al Salón de la Fama, ¿qué mensaje se estaría enviando? ¿Qué las reglas pueden ser flexibles dependiendo de quién las infrinja? ¿Qué el talento justifica cualquier error?
¿Perdón para Bonds?
Además, perdonar a Rose podría sentar un precedente para otros jugadores sancionados, desde aquellos envueltos en escándalos de esteroides hasta los implicados en trampas más recientes. Por ejemplo, Barry Bonds por ser el máximo jonronero de la historia del deporte también tendría un caso para ser exaltado, más cuando nunca dio positivo en pruebas de dopaje oficiales bajo el programa MLB.
El dilema con Pete Rose no es solo sobre su legado, sino sobre los valores que Major League Baseball quiere defender. Más que una simple decisión, es un reflejo de qué tan firme o permisivo puede ser el deporte con sus propias reglas.