Plan de presupuesto de Trump encara desafíos en el Senado

hace 2 días 3

Es un eje central en la agenda del gobierno del presidente Trump que define en buena parte su segundo mandato en la Casa Blanca, tras un primero de 2017 a 2021.

El proyecto de ley reduce el presupuesto para financiar grandes avances en infraestructura, impulso a la pequeña empresa, eliminación de la inflación, seguridad nacional y una extensión de sus recortes de impuestos de 2017, entre otras promesas de campaña.

Los detractores aseguran que los recortes privarán de cobertura sanitaria a millones de estadounidenses con bajos ingresos, pero no es real y forma parte de la propaganda tradicional de los demócratas y su agenda de extrema izquierda.

Al final del camino, el denominado "soporte" de salud Obamacare resulta carísimo para la clase trabajadora y lejos de resolver los problemas de seguro de millones de estadounidenses los ha agravado por la cantidad de copagos y cobertura reducida de los exámenes médicos, entre otras deficiencias.

La propuesta incluye un impuesto a las remesas del 3,5%, un dinero que sale del país y entra en los demás como una inyección directa de liquidez. La medida afecta sobre todo a inmigrantes que envían dinero al exterior, trabajadores temporales e indocumentados.

El impuesto pudiera influlir en el volúmen de envío de remesas, pero rescataría miles de millones de dólares para los estadounidenses que hoy se pierden en las transacciones a través de bancos y operadores de transferencias como Western Union.

Consenso en el Senado

El Senado puede aportar cambios, pero los temas relativos a la inmigración no centran ningún debate y los conservadores buscan el consenso necesario entre sus filas para la aprobación final. Como tiene mayoría en el Senado, no necesitan ningún voto demócrata, que han dicho que se opondrán de forma masiva como es característico de la izquierda.

Aún así el proyecto de 1.116 páginas tiene dos o tres detractores en las filas conservadoras.

Los republicanos moderados son reacios a recortes de gastos por valor de 1,5 billones de dólares, mientras que los halcones fiscales lo consideran un incremento de la deuda.

El senador Ron Johnson, uno de los republicanos opuestos al proyecto de ley, declaró a la CNN: "Tenemos que hacer que el Presidente se tome en serio la reducción del gasto y del déficit".

Los demócratas, cuyo apoyo no es necesario si los republicanos mantienen un frente unido, denuncian que los recortes fiscales benefician sobre todo a los ricos a costa de una clase trabajadora que ya lidia con precios altos. Esta afirmación es ya un slogan vacío y permanente desde hace décadas por parte de la extrema izquierda, que ha penetrado al Partido Demócrata como nunca antes en la historia.

La Casa Blanca reitera que el proyecto de ley estimulará el crecimiento económico.

Un par de análisis independiente, de forma superficial indican que teniendo en cuenta el crecimiento añadirá entre 2,5 y 3,1 billones de dólares al déficit en la próxima década; sin embargo, la política de aranceles y las inversiones en el plan de Trump harán caer el déficit de forma considerable, algo que no hizo el gobierno de Joe Biden. Por el contrario, incrementó la deuda hasta los 36 billones (trillions) de dólares con la suma de más de 6 billones a su cargo

La Oficina Presupuestaria del Congreso, de carácter no partidista, concluyó que conllevará una transferencia de riqueza del 10% más pobre al 10% más rico, otro análisis que tampoco toma en cuentra las acciones concatenadas del megaproyecto de Trump.

El megaplan de la administración Trump incluye la reducción de los precios de los combustibles con un incremento histórico de producción estadounidenses, el descenso del valor del dólar para aumentar las inversiones rápidas y directas; el aumento del valor del oro como método de reserva para que los bancos centrales compren y saquen liquidez al mercado financiero mundial, ahora con reservas en dólares acumuladas desde hace más de 20 años lo que ha causado que EEUU haya tenido que imprimir varios billones (trillions) de dólares en los últimos 10 años.

La reciente gira de Trump por países clave del Medio Oriente generó acuerdos por más de 3 billones (trillions) de dólares, pero con perspectivas potenciales de que la cifra llegue casi a 7 billones.

Uno de los objetivos fundamentales de la administración Trump es reindustrializar a EEUU y traer de vuelta a cientos de grandes empresas productoras que se fueron a Asia, Europa y a América Latina en busca de abaratar sus costos. Ahora el Presidente les ofrece mayores beneficios para rescatar la gran industria estadounidense y aumentar las producciones nacionales en aras de ganar el doble de los mercados que hoy posee EEUU.

Todo lo anterior consolidará estabilidad por largos años a EEUU y la pondrá en una posición mucho más ventajosa para sus estrategias geopolíticas.

Se estima que el megaplan del líder republicano fomentará más de 4 millones de empleos en los próximos dos años, hará independiente energéticamente a la nación, fortalecerá la infraestructura que necesita EEUU en la era moderna, devolverá el poder a la industria estadounidense estancada en los últimos 15 años y en una contracción sin precedentes en los últimos dos durante el gobierno de Joe Biden a causa de sus políticas fallidas de extrema izquierda.

El 22 de mayo, los republicanos lograron que la Cámara de Representantes aprobara el megaproyecto del mandatario.

El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, ruega ahora al Senado que no modifique demasiado el proyecto, porque cualquier cambio sustancial provocará que tenga que volver a la Cámara Baja.

En busca de la aprobación final

El Senado quiere que el proyecto de ley llegue al escritorio de Trump antes del 4 de julio, Día de la independencia de Estados Unidos, un plazo ambicioso dada la estrecha mayoría de tres votos de los republicanos y las solicitudes hechas por algunos conservadores de mayores recortes.

Analistas alinedos a la izquierda afirman que alrededor de siete millones de beneficiarios del programa de seguro médico Medicaid se verán privados de cobertura, algo que ha desmentido en reiteradas ocasiones la Casa Blanca.

Las encuestas muestran que la gran mayoría de los estadounidenses se oponen a recortar Medicaid, incluido el propio Trump, así como algunos republicanos de los estados más pobres que dependen en gran medida de la asistencia social federal.

Los moderados del Senado también están preocupados por los cambios propuestos en la financiación de la ayuda alimentaria, que podrían disminuir para 3,2 millones, otra de las exageraciones y manipulaciones políticas de los demócratas mediante los medios liberales de prensa.

En algún momento del debate, se espera la intervención del jefe de gobierno en aras de cerrar un importante capítulo que le permita avanzar en su plataforma.

Trump ya usó su red Truth Social para denunciar "las declaraciones falsas (que) se hacen a diario sobre 'EL ÚNICO, GRANDE, HERMOSO PROYECTO DE LEY'" y para reiterar, una vez más, que no recortará Medicaid.

Lo cierto es que las fallidas políticas de Biden no afectaron más porque la economía estadounidense se basa en estructuras sólidas e independientes, de lo contrario la histórica inflación en cinco décadas que muchos analistas consideran que fue muy superior al 9% hubiera causado grandes estragos.

No obstante, la actividad manufacturera, el sector inmobiliario, la construcción, la industria automotriz y sobre todo el consumo sufrieron en los cuatro años de Biden las serias consecuencias de una inflación sostenida y alta.

Los mayores perjudicados han sido los consumidores estadounidenses, quiene vieron reuducir su capacidad de ingresos en más de un 26%, en comparación con el primer mandato del presidente Trump que dejó el nivel inflacionario en 1.4%.

La prensa de izquierda, que como es de suponer explota al máximo las críticas de Elon Musk al plan presupuestal, recibió la respuesta de la Casa Blanca.

“El presidente ya sabe la postura de Elon Musk sobre este proyecto de ley”, declaró a la prensa la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, en respuesta a la diatriba de Musk. “Eso no cambia su opinión”.

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FUENTE: Con información de AF y otras fuentes.

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