
La fiebre amarilla, que puede transmitirse en las ciudades a través de mosquitos como el Aedes aegypti, resurgió en Sudamérica durante 2025, con un aumento de casos y muertes que no se veía en más de una década.
Los casos confirmados casi se triplicaron con respecto al año anterior, según los datos recopilados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Tras el análisis de la situación, los expertos en epidemiología de la agencia sanitaria consideraron que el riesgo de brotes en la región se considera alto.
Tuvieron en cuenta que la baja cobertura de vacunación y la expansión del virus a zonas antes consideradas seguras son factores que pueden subir el nivel de riesgo de transmisión de la infección.

La tasa de letalidad por tener fiebre amarilla supera el 40%. Esto llevó a que expertos en infectología y virología de 14 organizaciones médicas de diversos países, como la Sociedad Latinoamericana de Medicina del Viajero (SLAMVI) y la Alianza Latinoamericana de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica, hicieran un fuerte llamado de atención.
“Esta tasa de letalidad asombrosa, en una enfermedad prevenible mediante vacuna, no solo resalta la urgencia de mejorar las tasas de cobertura y la concientización de los viajeros, sino que también subraya la posición de la fiebre amarilla como una de las infecciones virales prevenibles por vacuna más mortales”, escribieron en un artículo que fue publicado en la revista Travel Medicine and Infectious Disease.
En diálogo con Infobae, una de las autoras, Susana Lloveras, médica especialista en clínica médica e infectología, miembro de la Sociedad Argentina de Infectología y ex presidenta de la SLAMVI, explicó a qué se debe la preocupación.

“Este año se han diagnosticado casos de fiebre amarilla fuera de la región amazónica tradicional. Esto lleva a una expansión geográfica del riesgo, como sucedió en el departamento de Tolima en Colombia y el estado de San Pablo Brasil”, afirmó la especialista.
La mayoría de los casos confirmados “tuvieron antecedente de exposición en áreas selváticas o boscosas, por asistir a actividades de trabajo o para recreación y no tenían vacunación contra la fiebre amarilla”, resaltó Lloveras.

La fiebre amarilla es una enfermedad viral que se transmite a las personas por la picadura de ciertos mosquitos infectados. El virus pertenece a la familia Flaviviridae y afecta principalmente a las regiones tropicales de Sudamérica y África.
Después de la picadura de un mosquito infectado, los síntomas suelen aparecer entre 3 y 6 días. Al principio, la fiebre amarilla puede parecerse mucho a una gripe común.
Los primeros signos incluyen fiebre alta, dolor de cabeza fuerte, escalofríos, dolores musculares, dolor de espalda, fatiga y malestar general. Muchas personas también pueden sentir náuseas, vómitos y pérdida de apetito durante esta fase inicial.

En la mayoría de los casos, los síntomas desaparecen después de unos días y la persona se recupera por completo. Sin embargo, en algunas personas la enfermedad puede avanzar hacia una etapa mucho más grave.
En esa fase, el virus puede afectar el hígado y otros órganos internos. Puede presentarse una coloración amarilla en la piel y en los ojos, un síntoma conocido como "ictericia". Por esta particularidad se la llama “fiebre amarilla”.
También la infección puede provocar hemorragias, orina oscura y dolor abdominal intenso.
Existen tres tipos principales de transmisión, según el hábitat de las especies de mosquitos que pueden tener el virus.

El primer tipo de transmisión es la fiebre amarilla selvática o de la selva. En este ciclo, los principales afectados son los monos que viven en bosques tropicales, ya que mosquitos silvestres como los Haemagogus y Sabethes los pican y les transmiten el virus.
A veces, las personas que trabajan o viajan en el bosque o selva también pueden ser picadas por esos mosquitos y enfermarse. Este tipo es el modo más frecuente de transmisión en los últimos años.
El segundo tipo es la fiebre amarilla intermedia. En este caso, los mosquitos llamados "semi-domésticos" pueden reproducirse tanto en la naturaleza como cerca de las casas.
Estos mosquitos pueden contagiar a monos y a personas y provocar brotes en varias aldeas al mismo tiempo. Este tipo de transmisión es común en África, pero no se ha registrado en América.

El tercer tipo es la fiebre amarilla urbana. Aquí, el virus entra en ciudades pobladas donde hay muchos mosquitos Aedes aegypti y personas sin inmunidad. Los mosquitos transmiten el virus de persona a persona y se generan brotes.
De acuerdo con la OPS, los casos registrados en Sudamérica desde el año pasado están relacionados con el ciclo selvático.
La transmisión selvática afectó especialmente la cuenca amazónica, incluyendo bosques tropicales y subtropicales de tierras bajas de Perú, el este de Ecuador, el sureste de Colombia y la Amazonia brasileña.
Además, se detectó la expansión hacia zonas como el Parque Natural Regional Bosque de Galilea en Colombia, y áreas de las Yungas en Perú y Bolivia.

Hoy rige un alerta por la suba de los casos de personas afectadas por fiebre amarilla en Sudamérica.
“Aún no se conocen bien los motivos del aumento de casos. Pero cada ciertos períodos se detectan más casos en zonas silvestres o selváticas fuera de la Amazonia, donde hay todos los años”, dijo a Infobae Esteban Couto, médico infectólogo y miembro de la comisión de enfermedades endémicas y emergentes de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI).
En 2008 hubo casos de personas y monos afectados en Misiones y Corrientes, en la Argentina. En 2018 el virus se propagó en zonas del sur y sudeste de Brasil y llegó a zonas periurbanas.
“Actualmente el alerta tiene el epicentro en regiones de selva de altura en Colombia, Ecuador y Perú. Hubo casos en el Estado de San Pablo, Brasil, pero no avanzó hacia el sur por el momento. La situación que más nos preocupa fue la detección de un caso en la zona de Tarija, Bolivia”, puntualizó Couto.

De acuerdo con la doctora Lloveras, “hay un riesgo focalizado en áreas del noreste y norte de la Argentina. Se hace vigilancia de primates no humanos y se recomienda la vacunación a la población residente".
Existe el riesgo para viajeros visitantes de zonas silvestres con vector o circulación del virus de la fiebre amarilla.
“Las personas que viajen a Brasil deben recibir la vacuna contra la fiebre amarilla 10 días antes de la fecha de partida. La zona del norte de ese país es la única que está exceptuada en este momento”, señaló.
Hay que consultar si corresponde la inmunización si las personas viajan a algunas zonas de Bolivia, Perú y Colombia.

La vacuna contra la fiebre amarilla es segura y eficaz, y una sola dosis protege de por vida.
Sin embargo, la cobertura de vacunación en la región cayó en los últimos años, especialmente tras la pandemia por el coronavirus.
En 2024, solo Guyana superó el 95% de cobertura, mientras que países como Bolivia, Brasil, Perú y Venezuela se mantuvieron por debajo del 80%.
El suministro de las dosis es otro problema crítico. “A partir de 2025, el suministro regional de vacunas sigue siendo muy limitado y no es suficiente para cubrir la demanda anual regional rutinaria”, advirtió la OPS.