Prepárate para el calor del verano: consejos prácticos para evitar golpes de calor y deshidratación

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Las altas temperaturas y laLas altas temperaturas y la humedad dificultan la capacidad del cuerpo para regular su temperatura. (Imagen Ilustrativa Infobae)

El verano de 2025 ha comenzado con cifras alarmantes y un mensaje claro: el calor ya no es solo una incomodidad estacional, sino el evento climático más mortal en los Estados Unidos. Según un informe reciente del Servicio Meteorológico Nacional (NWS, por sus siglas en inglés), en 2024 el calor mató a más personas en el país que las inundaciones, los tornados, los vientos o los huracanes.

Las cifras no son una anomalía. La media de los últimos treinta años indica lo mismo: el calor supera sistemáticamente a otros eventos meteorológicos en cuanto a víctimas mortales. Y, de acuerdo con expertos citados por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), las olas de calor y los veranos prolongados e intensos están en aumento, producto del cambio climático inducido por la actividad humana.

En este contexto, médicos, bomberos, científicos del clima y responsables de emergencias están emitiendo advertencias urgentes, insistiendo en que las personas aprendan a detectar los síntomas de enfermedades relacionadas con el calor, se mantengan hidratadas y eviten exponerse innecesariamente en los horarios más críticos del día.

La exposición prolongada al calorLa exposición prolongada al calor puede desencadenar emergencias médicas si no se toman medidas preventivas. (Imagen ilustrativa Infobae).

El aumento de la temperatura corporal, combinado con una alta humedad, reduce la capacidad del cuerpo para regular su temperatura. Esto puede desencadenar enfermedades como el agotamiento por calor o, en situaciones más graves, el golpe de calor. La Asociación Nacional de Entrenadores Atléticos (NATA, por sus siglas en ingles) advierte que este último puede ser mortal si no se trata de inmediato.

Entre los signos más preocupantes se encuentran los cambios en el estado de conciencia —como confusión, comportamiento irracional, inestabilidad emocional o convulsiones—, además de náuseas, vómitos, diarrea, mareos, debilidad y deshidratación severa. Una persona con una temperatura corporal cercana a los 104 grados Fahrenheit (40 grados centígrados) requiere atención médica urgente. En estos casos, uno de los tratamientos más efectivos es la inmersión en una bañera llena de hielo.

El capitán de los Servicios Médicos de Emergencia del condado de Sumner, Jackson Boyd, enfatizó el peligro de no actuar a tiempo: “El agotamiento por calor te da sed, pero si se convierte en golpe de calor, ya estás confundido, puedes perder la conciencia”.

En ambientes extremos, como los de Arizona, las autoridades sanitarias recomiendan beber al menos 65 onzas de agua (casi dos litros) por día, incluso si la persona permanece mayormente en interiores. Para quienes trabajan al aire libre, el riesgo aumenta considerablemente. La Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA) recomienda que los trabajadores al aire libre ingieran al menos 8 onzas (casi 250 mililitros) de agua cada 20 minutos, incluso si no sienten sed.

Eso equivale a aproximadamente tres botellas de 16 onzas (casi medio litro) cada dos horas. En términos prácticos: una botella de agua no es suficiente para una jornada prolongada bajo el sol.

No obstante, hidratarse no significa solamente beber agua. La doctora Kelly Olino, profesora asistente de oncología quirúrgica en la Facultad de Medicina de Yale, advirtió que durante la sudoración intensa también se pierden sales esenciales: “Con el calor extremo y la sudoración, perdemos agua pura, pero también perdemos sal”, explicó. Para reponer ambos elementos, sugiere diluir bebidas deportivas como Gatorade en agua, evitando en lo posible bebidas con alto contenido de azúcar o cafeína.

La hidratación constante es claveLa hidratación constante es clave para evitar complicaciones durante los días más calurosos del verano. (Imagen Ilustrativa Infobae)

La forma de vestirse y el tipo de entorno también pueden ser determinantes a la hora de reducir los efectos del calor. La profesora Alyssa Provencio, experta en gestión de emergencias de la Universidad Central de Oklahoma, recomienda el uso de ropa ligera, preferiblemente de algodón o lino, en colores claros y con cortes holgados que permitan la evaporación del sudor.

Las superficies oscuras como el asfalto absorben más calor que los entornos naturales. Caminar por parques con árboles o utilizar sombrillas portátiles puede reducir la temperatura corporal. También se aconseja el uso de protector solar y sombreros de ala ancha para evitar quemaduras solares, otro factor que agrava el estrés térmico.

El momento del día en que se realizan actividades al aire libre es igualmente crucial. La franja horaria entre las 3 y las 5 p.m. es, según Ashley Ward, directora del Heat Policy Innovation Hub de la Universidad de Duke, “una de las más peligrosas del día”. Recomienda que cualquier actividad física, laboral o recreativa, se programe temprano en la mañana o al final de la tarde.

Uno de los errores más comunes es confiar únicamente en la temperatura ambiente para evaluar el riesgo. Según la NOAA, el índice de calor —que combina la temperatura con la humedad relativa— ofrece una visión más precisa del riesgo térmico real. Por ejemplo, un día con 88 grados Fahrenheit (31 grados centígrados) y 90% de humedad puede ser más peligroso que un día seco de 94 grados (34 grados centígrados).

Ward también destacó que la falta de viento y la nubosidad agravan la situación: “Si es un día muy húmedo y sin brisa, estás más en riesgo, incluso si la temperatura no es tan alta”.

Para monitorear estas condiciones, las autoridades recomiendan consultar aplicaciones meteorológicas y páginas especializadas como heat.gov, donde se actualizan en tiempo real los índices de calor, avisos y alertas para cada región.

Niños, personas mayores, mascotas yNiños, personas mayores, mascotas y quienes padecen enfermedades crónicas son especialmente vulnerables al calor. (Imagen Ilustrativa Infobae)

La lista de personas más expuestas al calor extremo es clara: niños pequeños, adultos mayores de 65 años, mujeres embarazadas y personas con afecciones crónicas como enfermedades cardíacas o diabetes. También están en riesgo quienes toman medicamentos para la presión arterial o condiciones de salud mental, según indicó la doctora Renee Salas, profesora asistente de medicina de emergencia en Harvard.

Uno de los peligros más reiterados por los servicios de emergencia es dejar niños o mascotas dentro de vehículos estacionados. El jefe de bomberos de Nolensville, Matthew Lupo, fue tajante: “La temperatura dentro de un auto puede volverse letal en minutos, incluso si afuera no parece tan caluroso”.

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