
Union Pacific anunció este martes su intención de adquirir Norfolk Southern en una operación valorada en 85.000 millones de dólares, lo que supondría la formación del primer ferrocarril transcontinental del país. La fusión uniría la vasta infraestructura de Union Pacific en el oeste con las rutas de Norfolk Southern que cubren 22 estados del este y el Distrito de Columbia, permitiendo por primera vez en la historia moderna que una sola entidad controle el transporte ferroviario de costa a costa en los Estados Unidos.
El proyecto, según lo comunicado por ambas empresas y reportado por CBS News, se presenta como una estrategia para optimizar la entrega de bienes y materias primas a lo largo del territorio nacional, eliminando demoras provocadas por los traspasos de carga entre compañías. Las firmas defienden la integración argumentando que redundaría en mayor eficiencia y fiabilidad para los usuarios, mientras anticipan que el proceso será minuciosamente examinado por los reguladores antimonopolio debido al impacto de anteriores consolidaciones ferroviarias que resultaron en significativos congestionamientos.
El presidente ejecutivo de Union Pacific, Jim Vena, insistió en la relevancia histórica del plan: “Construye sobre la visión del presidente Abraham Lincoln del ferrocarril transcontinental de hace casi 165 años, y dará paso a una nueva era de innovación estadounidense”, declaró el martes ante inversores, según recoge CBS News. La transacción sigue a semanas de negociaciones y rumores en el sector, y su anuncio marca un potencial punto de inflexión para el panorama ferroviario y logístico nacional.
El acuerdo propuesto contempla que los accionistas de Norfolk Southern reciban 20.000 millones de dólares en efectivo y una acción de Union Pacific por cada acción que posean, valorizando a Norfolk Southern en torno a 320 dólares por título, cifra superior a los 260 dólares registrados antes de los primeros indicios públicos de la fusión, según detalla CBS News. Tras la noticia, las acciones de ambas compañías experimentaron retrocesos: Union Pacific cayó cerca de un 2%, hasta los 224,98 dólares, y Norfolk Southern perdió más del 3%, quedando en 277,40 dólares.
Según informaron ambas compañías a CBS News, la fusión permitiría eliminar al menos 1.000 millones de dólares en costes anuales y añadiría aproximadamente 1.750 millones de dólares a los ingresos cada año, captando negocio de transportistas por carretera y otros rivales ferroviarios. Los responsables de Union Pacific y Norfolk Southern aseguraron que todos los empleados sindicalizados mantendrían sus puestos bajo el nuevo esquema.
En lo que respecta al cronograma, las empresas esperan presentar su solicitud formal de aprobación ante la Surface Transportation Board (STB) en un plazo de seis meses y confían en obtener una decisión favorable a principios de 2027. En su declaración, el consejero delegado de Norfolk Southern, Mark George, garantizó que invertirán dos años en la planificación para reducir al mínimo los riesgos de disfunción operativa, aprendizaje obtenido de experiencias previas de consolidación.
La posible creación de un gigante ferroviario también tendrá implicaciones para el equilibrio competitivo del sector. De obtener el visto bueno de los reguladores, otras dos grandes compañías estadounidenses, BNSF —propiedad de Berkshire Hathaway— y CSX, afrontarían la presión de buscar una fusión similar para igualar la escala y conectividad de la nueva entidad. Las fuentes consultadas por CBS News matizan que BNSF dispone de los fondos necesarios y que el propio Warren Buffett, su CEO, podría impulsar la operación pese a sus recientes declaraciones en sentido contrario en una entrevista con CNBC.
Por su parte, las firmas canadienses Canadian National y CPKC podrían evaluar involucrarse en futuras operaciones, dado que ambas disponen de redes que se extienden por Canadá y penetran en el territorio estadounidense y mexicano. La reacción de estos actores dependerá de la evolución regulatoria y de las oportunidades derivadas de la fusión entre Union Pacific y Norfolk Southern.
No sólo los inversores institucionales y la competencia directa participan en el debate abierto por la megafusión. Grandes usuarios del servicio ferroviario, como Amazon y UPS, según recoge CBS News, pueden ver con buenos ojos la operación por las mejoras en tiempos de entrega y fiabilidad, mientras que sectores industriales —por ejemplo, las plantas químicas del Golfo— han expresado preocupación ante una posible consolidación de poder que pueda repercutir en los precios y la capacidad de negociación.
El sector ferroviario estadounidense ha experimentado una profunda transformación en las últimas cuatro décadas. Según datos aportados por CBS News, desde comienzos de los años ochenta se pasó de más de 30 grandes operadores de mercancías a seis compañías principales. Las autoridades encararon los efectos nocivos de las grandes fusiones, como la de Union Pacific con Southern Pacific en 1996, que derivó en grandes embotellamientos del tráfico ferroviario, o la división de Conrail entre Norfolk Southern y CSX tres años después.
La Surface Transportation Board, regulador clave, adoptó un enfoque más restrictivo para la aprobación de nuevas operaciones desde entonces. En 2023, no obstante, la STB autorizó la adquisición de Kansas City Southern por Canadian Pacific, creando el nuevo operador CPKC y justificando su decisión por los beneficios para el comercio continental, dado que se trataba de las dos ferroviarias de menor tamaño entre las principales.
El contexto político puede influir en la evaluación final de la propuesta, ya que la decisión recaerá en una STB actualmente dividida entre dos representantes republicanos y dos demócratas. Tal como explica CBS News, la composición del organismo podría cambiar tras el nombramiento de un quinto miembro designado por la administración del gobierno federal, lo que introduce un elemento de incertidumbre para la aprobación de la fusión.

En el día del anuncio, Norfolk Southern informó de un beneficio neto de 768 millones de dólares en el segundo trimestre, equivalentes a 3,41 dólares por acción, por encima del resultado de 737 millones del mismo periodo del año anterior. No obstante, los resultados de 2025 estuvieron influidos por pagos de seguros relacionados con el descarrilamiento de East Palestine en 2023 y costes extraordinarios por restructuración. Excluyendo esos elementos, la compañía obtuvo 3,29 dólares por acción, cifra ligeramente inferior a la pronosticada por los analistas encuestados por FactSet Research.
Ambas empresas confían en que la combinación de rutas, activos y experiencia administrativa permitirá a la nueva entidad responder a los retos logísticos del transporte moderno, reducir costes e incrementar los ingresos anuales. La dirección prevé que estos cambios incidirán positivamente en la mejora de los servicios al cliente y en la consolidación de la industria en torno a unos pocos grandes actores, manteniendo el empleo para los trabajadores sindicalizados.
Por ahora, la propuesta de fusión marca un nuevo capítulo en la historia de los ferrocarriles estadounidenses. No obstante, el desenlace estará sujeto a extensos procesos regulatorios, la evaluación de organismos independientes y la reacción tanto del mercado como de los clientes ante la historia reciente de consolidaciones ferroviarias en el país.