
Escuchar una música favorita mientras se realizan tareas tediosas, como lavar los platos o responder correos electrónicos, se ha convertido en una estrategia común para mejorar la productividad y la motivación.
Esta tendencia, conocida como "anclaje de dopamina“, ganó popularidad en las redes sociales y consiste en asociar actividades poco atractivas con estímulos placenteros para hacerlas más llevaderas, según explica Verywell Mind.
El anclaje de dopamina se basa en la idea de que el cerebro puede aprender a vincular tareas aburridas o difíciles con recompensas inmediatas. De acuerdo con Verywell Mind, esta técnica busca transformar la percepción de las obligaciones cotidianas, apoyándose en mecanismos estudiados por la neurociencia desde hace décadas.

En ese sentido, la relación entre dopamina y placer musical ha sido demostrada en estudios experimentales controlados. Investigadores de la Universidad de Barcelona y el Montreal Neurological Institute manipularon la transmisión dopaminérgica en 27 participantes mediante levodopa (precursor) y risperidona (antagonista).
Los resultados, publicados en Proceedings of the National Academy of Sciences, mostraron que la levodopa aumentó significativamente el placer y la motivación por volver a escuchar la música, mientras que la risperidona los redujo de forma notable, estableciendo un vínculo causal entre dopamina y recompensa musical.
Otro trabajo, publicado en Nature Neuroscience, indica que la liberación de dopamina no ocurre únicamente durante la experiencia placentera, sino también en la fase de anticipación. Un estudio con tomografía por emisión de positrones (PET) y resonancia magnética funcional (fMRI) detectó actividad dopaminérgica en el caudado cuando los participantes esperaban los momentos más emocionantes de sus piezas musicales favoritas, con lo cual la recompensa puede ser tan potente como la experiencia misma.

Una revisión reciente sobre música y motivación señala que la estimulación dopaminérgica generada por escuchar música placentera también puede mejorar procesos cognitivos como la atención, la memoria de trabajo y la flexibilidad cognitiva. Este efecto se explica por la activación del sistema de recompensa, que no solo impulsa conductas repetitivas hacia estímulos gratificantes, sino que optimiza la disposición mental para realizar tareas que requieren esfuerzo sostenido, según se desprende de un estudio publicado en Trends in Cognitive Sciences.
Por su parte, el psiquiatra Anoopinder Singh señala que, aunque el término es reciente y se ha popularizado en redes sociales, “la neurociencia detrás lleva décadas estudiándose”, en referencia al proceso de asociar estímulos y recompensas para modificar el comportamiento.
El fundamento científico del anclaje de dopamina radica en el funcionamiento del sistema de recompensa del cerebro. Cuando una persona experimenta algo placentero, como comer un postre o alcanzar una meta, el cerebro libera dopamina, un neurotransmisor que genera sensaciones de satisfacción y refuerza el deseo de repetir la experiencia.

En consonancia con los estudios, Singh destaca que la anticipación de la recompensa puede ser incluso más poderosa que la recompensa en sí: “La dopamina tiene más que ver con el ‘querer’ que con el ‘gustar’. Nos impulsa a buscar experiencias gratificantes”. Este principio es el que aprovecha el anclaje de dopamina, al crear una expectativa positiva en torno a tareas que normalmente se evitarían.
La psicóloga clínica Holly Schiff, citada por Verywell Mind, explica que, al repetir la asociación entre una tarea y un estímulo placentero, el cerebro comienza a liberar dopamina incluso antes de recibir la recompensa, lo que incrementa la motivación y puede hacer que la actividad resulte más atractiva por sí misma.
Schiff compara este proceso con el famoso experimento de Pavlov, en el que los perros aprendieron a salivar al escuchar una campana asociada con la comida.

A diferencia de otras estrategias como el apilamiento de hábitos, que consiste en vincular un nuevo hábito a uno ya existente, el anclaje de dopamina introduce un elemento gratificante entre la señal y la acción. La terapeuta Brianna Paruolo lo describe como “encuadrar el nuevo hábito entre momentos agradables, de modo que la satisfacción motive al cerebro a repetir la secuencia una y otra vez”.
Los profesionales de la salud mental consultados por Verywell Mind coinciden en que el anclaje de dopamina puede ser útil para establecer rutinas y combatir la procrastinación. El Dr. Singh destaca que la técnica resulta especialmente valiosa para quienes buscan construir mejores hábitos o aumentar su productividad. Schiff añade que los principios en los que se basa, como el condicionamiento clásico y el refuerzo positivo, están bien documentados y pueden aplicarse de manera efectiva en la vida cotidiana.
Un ejemplo práctico lo aporta Rebecca Morris, instructora de mindfulness en Minnesota, quien relata cómo logró transformar la tarea de lavar los platos en un momento agradable: “Decidí probar el anclaje de dopamina y coloqué mi computadora en la cocina para ver mis series favoritas mientras lavaba. La diferencia fue enorme. Mi esposo incluso bromea diciendo que ahora es mi ‘momento para mí’”.

No obstante, los especialistas advierten que el anclaje de dopamina no es una solución mágica. Schiff y Paruolo alertan sobre el riesgo de depender en exceso de recompensas externas, lo que puede disminuir la motivación intrínseca con el tiempo.
“Existe el peligro de convertir cada actividad en una transacción que exige una recompensa placentera”, advirtió Paruolo.
El Dr. Singh añadió que sobreestimular el sistema de recompensa puede provocar agotamiento, dependencia de la estimulación constante y una menor sensibilidad a la dopamina. Schiff, en tanto, señala, además, que si los estímulos elegidos son poco saludables, como el consumo compulsivo de redes sociales o las compras impulsivas, se corre el riesgo de reforzar la distracción en lugar de la autodisciplina.

Para quienes deseen aplicar el anclaje de dopamina de manera segura y efectiva, los expertos de Verywell Mind recomiendan varios pasos. Paruolo sugiere seleccionar una tarea concreta que se haya estado evitando y asociarla con una recompensa proporcional a su dificultad, como escuchar un podcast al doblar la ropa o disfrutar de una comida especial tras completar una tarea compleja.
Es importante que las recompensas sean simples y accesibles, evitando sistemas demasiado elaborados que puedan convertirse en una nueva forma de procrastinación. Paruolo también recuerda que los resultados no son inmediatos, ya que la motivación requiere tiempo para consolidarse y puede resultar incómodo al principio.
Schiff aconseja incorporar la atención plena para identificar los propios estados internos y crear un espacio entre el estímulo y la respuesta, lo que permite anclar los comportamientos de manera intencional y no impulsiva. Llevar un registro de los avances, anotando los desencadenantes, recompensas y niveles de motivación, puede ayudar a ajustar la técnica y detectar lo que realmente funciona.