Russell lo logró: el australiano recibió la “Visa de Valores Compartidos” en Rusia, como mostró en su canal de YouTube “Viajando con Russell”. “Ahora tengo tres años para encontrar trabajo y establecerme”, explica en ese video, que siete semanas después de su publicación acumula más de 43 mil visitas.
Russell no es el único que desea vivir en Rusia. Hay muchas otras cuentas en redes sociales de emigrantes occidentales que viven en ese país o tienen previsto hacerlo, y a la vez elogian a Rusia como un mejor lugar para vivir.
En esos discursos abundan críticas a los cambios -a juicio de ellos, demasiado liberales- que ha habido en campos como la familia, la religión, la migración o la comunidad LGTBIQ+. La perspectiva de una sociedad conservadora les resulta más atractiva.
La “asistencia humanitaria” de Putin
Sin embargo, este tipo de videos podrían estar parcial o totalmente apoyados y dirigidos por Moscú. Por ejemplo, la revista digital “Important Stories” informó en marzo que el medio ruso RT presuntamente financiaba videos en redes sociales en los que extranjeros asentados en Rusia elogian al país y critican a Occidente.
Según el informe, empleados de la emisora estatal rusa estaban detrás del canal de YouTube “Camino ruso”, que contiene videos de ese tipo. Los medios rusos también informan masivamente sobre lo que consideran casos exitosos de migración occidental a Rusia.
Visa antiwoke
El permiso de residencia, conocido informalmente como “visa antiwoke”, fue introducido por el líder ruso Vladimir Putin en agosto de 2024 tras la firma de un decreto, en el que se afirma que el objetivo de esta visa es “brindar asistencia humanitaria a personas que comparten los valores espirituales y morales de Rusia”.
Ciudadanos o residentes permanentes de países europeos, Estados Unidos, Australia, Japón y otros pueden solicitar su “Visa de Valores Compartidos”. No necesitan demostrar conocimientos de ruso, de la cultural local ni de sus leyes.
Sin embargo, sí deben declarar su desacuerdo con las políticas de su país de origen. La visa generalmente se emite por tres años y puede renovarse.
¿Qué busca Rusia con esta visa?
“Ante todo se trata de una política simbólica”, dice a DW Katharina Bluhm, jefa del Departamento de Sociología del Instituto de Estudios de Europa del Este de la Universidad Libre de Berlín. El objetivo es llegar tanto al público interno como al externo.
“Con esta visa y las historias positivas sobre Rusia, el país buscar dar a sus propios ciudadanos el mensaje ‘miren, hay gente que viene acá porque les ofrecemos lo que echan de menos en el decadente Occidente”‘.
Y, a la vez, al mundo occidental se envía un mensaje: “Pueden venir a nosotros si todo eso les molesta tanto. Representamos la mejor Europa, la Europa del patriotismo, los valores tradicionales y los roles de género que ya no existen en ningún otro lugar”.
Pero más allá del simbolismo, según Bluhm, también influyen en la creación de esta visa los graves desafíos demográficos que tiene Rusia. La población del país disminuye desde hace varios años, y a pesar de los subsidios gubernamentales, la tasa de natalidad sigue siendo muy baja.
Además, la guerra de agresión contra Ucrania ha provocado grandes pérdidas de vidas humanas y un aumento de la migración, especialmente entre los jóvenes.
Bajos impuestos, educación gratuita, excelente atención médica
Por ello familias como la Feenstra, que con ocho niños emigró desde Canadá a Rusia, deberían ser más que bienvenidas. Los Feenstra informan en las redes sociales con lujo de detalles sobre su vida.
“Rusia es uno de los pocos países que sigue siendo un lugar seguro para las familias cristianas tradicionales”, dice el padre, Arend. Además, agrega, en Canadá es cada vez más difícil mantener a una familia, mientras que en Rusia la situación financiera es mejor, asegura.
Las plataformas que respaldan las solicitudes de la “Visa de Valores Compartidos” también mencionan estos supuestos beneficios. Hablan de bajos impuestos, educación gratuita, excelente atención médica y bajo costo de vida.
Según una portavoz del Ministerio del Interior de Rusia, 1,156 personas habían solicitado esta visa hasta mayo de este año, nueve meses después de su implementación. La mayoría (224) eran alemanes. Estos números difícilmente podrán resolver el problema demográfico que padece Rusia.
La “visa antiwoke” y su imagen mediática son solo uno de los muchos intentos sistemáticos de propaganda y desinformación de Rusia. Bluhm, que coincide con esta mirada, también sostiene que lo que busca Rusia son extranjeros de derecha.
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