
El jugo de tomate es una bebida frecuente en muchas mesas y captó el interés de especialistas en nutrición por su potencial para mejorar la salud cardiovascular y metabólica. Según expertos y estudios citados por VeryWell Health, la ingesta regular puede ser útil para reducir la presión arterial, el colesterol y el riesgo de enfermedades crónicas, gracias a su riqueza en nutrientes esenciales y compuestos antioxidantes.
El valor nutricional del jugo de tomate reside en su composición: bajo en calorías, sin azúcares añadidos y formado en un 94% por agua, lo que lo convierte en una opción hidratante.
Aporta vitamina A, vitamina C, vitamina K, varias vitaminas del grupo B, así como minerales como potasio, magnesio y manganeso. Esta combinación contribuye a la ingesta diaria de micronutrientes necesarios para el correcto funcionamiento del cuerpo.

Uno de los beneficios más relevantes es su efecto positivo sobre la presión arterial. El licopeno, antioxidante presente en el tomate, junto con el potasio, favorece la relajación de los vasos sanguíneos y ayuda a regular la presión.
VeryWell Health cita estudios en los que el consumo diario de jugo de tomate sin sodio durante un año se asoció a una disminución de los valores de presión arterial. Otra investigación observó una reducción significativa de la presión sistólica en personas que incluyeron esta bebida en su dieta habitual.
El impacto sobre el colesterol también fue ampliamente evaluado. Según información recogida por VeryWell Health, el licopeno puede ayudar a reducir los niveles de colesterol LDL, conocido como “colesterol malo”, cuando se consume jugo de tomate con regularidad.
En los estudios analizados, los participantes también experimentaron una disminución del colesterol LDL, lo que sugiere que el jugo de tomate podría ser una herramienta dietética útil en la prevención de enfermedades cardíacas.

La reducción del riesgo de enfermedades crónicas representa otro aspecto destacado. El licopeno se vinculó a una menor probabilidad de desarrollar enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer.
El jugo de tomate contribuye al cuidado del corazón al reducir el colesterol LDL, impedir la acumulación de placa en las arterias y favorecer el flujo sanguíneo.
Existen indicios de que las propiedades anticancerígenas del licopeno podrían ser especialmente valiosas en la prevención del cáncer de próstata, aunque los expertos de VeryWell Health advierten que aún faltan más estudios en seres humanos para confirmar este efecto.

Respecto a la diabetes tipo dos, el jugo de tomate ofrece ventajas tanto para la prevención como el control de la enfermedad. Estudios citados por VeryWell Health señalan que las propiedades antioxidantes y antiinflamatorias del licopeno ayudan a reducir el riesgo y a manejar la diabetes tipo dos.
El potasio y el magnesio presentes en el jugo también parecen potenciar estos efectos. Además, su bajo índice glucémico ayuda a evitar picos de azúcar en sangre, lo que resulta favorable para quienes buscan mantener la glucosa estable.
Un estudio adicional indicó que consumir una taza de jugo de tomate media hora antes de una comida mejoró los valores de azúcar en sangre tras la ingesta, lo que puede ser útil para prevenir complicaciones asociadas.

El consumo frecuente de jugo de tomate implica ciertos riesgos. Uno de los principales inconvenientes es el elevado contenido de sodio en muchas versiones comerciales, con algunas marcas que alcanzan hasta 800 miligramos por porción.
Esta situación puede resultar perjudicial para personas con hipertensión o aquellas que deben restringir la ingesta de sal. Además, la acidez natural del jugo puede causar molestias digestivas, como acidez estomacal o reflujo gastroesofágico.
El alto contenido de potasio exige precaución a personas con enfermedad renal o bajo tratamiento con medicamentos que afectan los niveles de este mineral, para evitar la hiperpotasemia.

Para aprovechar los beneficios y reducir los riesgos, los especialistas sugieren preferir versiones bajas o sin sodio y elegir productos con la menor cantidad de ingredientes posible, de preferencia solo tomate, agua y algo de condimento.
Según las recomendaciones de VeryWell Health, el método de procesamiento es relevante: los jugos sometidos a calor, habituales en supermercados, pueden aportar más licopeno que los prensados en frío.
También recomiendan experimentar con variantes que incluyan otras verduras, como apio o zanahoria, para enriquecer el valor nutricional. Preparar jugo de tomate en casa permite controlar la cantidad de sal y aditivos, y ajustar el sabor y los ingredientes según las preferencias personales.