Receta de mousse de frutilla, rápida y fácil

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Esta receta es perfecta paraEsta receta es perfecta para quienes buscan un postre fresco, elegante y sin complicaciones (Crédito: Freepik)

Esta preparación de mousse de frutilla rápida y fácil es ideal para cuando se quiere un postre fresco, suave y delicioso sin complicarse demasiado. Este clásico de la repostería esponjosa y frutada conquista por su textura aireada y su sabor natural, perfecto para los días calurosos o para cerrar una comida con un toque dulce y liviano.

La mousse de frutilla tiene raíces en la cocina francesa, donde la palabra mousse significa “espuma”. A diferencia de versiones más elaboradas que incluyen huevo, esta variante simplificada y sin cocción se volvió popular en hogares latinoamericanos y españoles por su practicidad y resultado delicioso. Se prepara generalmente con puré de frutillas frescas, crema batida y gelatina sin sabor, y es un postre ideal para el verano, celebraciones o para aprovechar la temporada de frutas. Se puede presentar en vasitos individuales, decorarla con frutillas frescas, hojitas de menta o incluso un toque de chocolate rallado para darle un toque gourmet.

Esta mousse se prepara sin necesidad de horno ni batidor eléctrico. Solo se necesita una licuadora o procesadora, y un poco de tiempo de frío para lograr la textura deseada. Es perfecta para quienes buscan un postre fresco, elegante y sin complicaciones. Lo mejor: solo lleva 4 ingredientes principales y un puñado de pasos.

Gracias al uso de gelatina sin sabor y crema de leche, se consigue una textura aireada sin usar huevo, lo que la hace más liviana y apta para una preparación segura y sin cocción. La clave está en utilizar frutillas bien maduras para que aporten todo su dulzor natural.

Esta receta de mousse de frutilla rápida y fácil lleva aproximadamente 3 horas y 20 minutos en total, desglosados así:

  • 15 minutos para lavar, cortar y procesar las frutillas.
  • 5 minutos para disolver la gelatina.
  • 15 minutos para mezclar todo y llevar al molde.
  • 2 horas y 45 minutos de refrigeración hasta que tome buena consistencia.
  • 500 g de frutillas frescas (también pueden usarse congeladas, bien escurridas).
  • 200 ml de crema de leche para batir.
  • 1 sobre (7 g) de gelatina sin sabor.
  • 4 cucharadas de azúcar (ajustar según dulzor de la fruta).
  • Opcional: unas gotas de jugo de limón para realzar el sabor.
  • Opcional: frutillas frescas o menta para decorar.
Gracias al uso de gelatinaGracias al uso de gelatina sin sabor y crema de leche, se consigue una textura aireada sin usar huevo Créditos: FreePik
  • Lavar bien las frutillas, quitarles los cabos y cortarlas en trozos.
  • Colocarlas en una licuadora o procesadora con el azúcar y el jugo de limón (si se usa), y procesar hasta obtener un puré liso.
  • En un pequeño recipiente, hidratar la gelatina sin sabor con 5 cucharadas de agua fría. Dejar reposar 5 minutos.
  • Calentar la gelatina hidratada unos segundos en microondas o al baño maría hasta que se disuelva completamente (no debe hervir).
  • Añadir la gelatina líquida al puré de frutillas y mezclar bien.
  • Batir la crema de leche (puede ser a medio punto o hasta que espese un poco) e incorporar con movimientos envolventes al puré.
  • Volcar la preparación en copas o moldes individuales.
  • Llevar a la heladera por al menos 2 horas y 45 minutos, hasta que la mousse esté firme.
  • Decorar a gusto con frutillas frescas, menta o ralladura de chocolate antes de servir.

Esta receta rinde aproximadamente 6 porciones individuales medianas, perfectas para servir como postre en una cena o almuerzo familiar.

Cada porción de mousse de frutilla contiene aproximadamente:

  • Calorías: 180
  • Grasas: 12 g
  • Grasas saturadas: 7 g
  • Carbohidratos: 17 g
  • Azúcares: 14 g
  • Proteínas: 2 g

Estas son estimaciones, y los valores nutricionales precisos dependen de los ingredientes específicos utilizados en la preparación y las cantidades de cada porción.

La mousse de frutilla se puede conservar en la heladera hasta 3 días, siempre que se mantenga cubierta o en recipientes cerrados. Se recomienda no congelarla, ya que puede perder su textura aireada.

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