LA HABANA - En un nuevo episodio de represión estatal contra la prensa independiente en Cuba, los periodistas Yunia Figueredo y Frank Correa fueron detenidos el martes 2 de julio por agentes de la Seguridad del Estado y la Policía Nacional, sin orden judicial ni explicación formal.
Ambos comunicadores permanecieron incomunicados por más de 16 horas y fueron liberados sin documentación oficial al día siguiente.
La denuncia fue hecha por el Instituto Cubano por la Libertad de Expresión y Prensa (ICLEP), que condenó el trato vejatorio al que fueron sometidos los comunicadores. Figueredo, directora del medio comunitario Amanecer Habanero, fue confinada en una celda en condiciones "infrahumanas, con presencia de desechos fecales y sin acceso a agua potable", indicó el Instituto Cubano.
Según el ICLEP, durante el interrogatorio, Figueredo recibió amenazas por su labor informativa y fue acusada de colaborar con supuestos "terroristas", en referencia al equipo directivo del medio.
Correa, por su parte, fue recluido en otra celda sin ser interrogado, pero también enfrentó aislamiento, falta de información legal y privación de sus derechos básicos. Ambos reporteros se negaron a consumir alimentos y no solicitaron llamadas telefónicas, en protesta por el carácter arbitrario de la detención.
"Censura técnica"
La jornada represiva se extendió a otros miembros del medio: el periodista Pedro Machado sufrió la interrupción repentina de sus servicios telefónicos, el ICLEP denuncia esta acción como una forma de censura técnica destinada a silenciar al equipo editorial.
Asimismo, el ICLEP también denunció las secuelas psicológicas sobre la hija menor del matrimonio Figueredo-Correa, de 13 años, afectada emocionalmente por la reiterada persecución a sus padres.
Organizaciones internacionales y diplomáticos han sido alertados sobre estos hechos, que no constituyen hechos aislados, sino parte de un patrón creciente de criminalización del periodismo no oficialista en Cuba.
"Bajo amenaza"
Simultáneamente a las denuncias del ICLEP, el régimen cubano desplegó un operativo para impedir la participación de opositores y periodistas invitados a la recepción del 4 de julio en la sede diplomática de Estados Unidos.
El corresponsal de Diario Las Américas, Iván García, fue citado para interrogatorio bajo amenaza de detención si intentaba asistir a la celebración. En el interior del país, se impidió el traslado de activistas como Librado Linares (Villa Clara), Eduardo Díaz Fleitas y su madre (Pinar del Río), y los hermanos Bárbaro y Juan Alberto de la Nuez (Cienfuegos), según denunció el Centro para una Cuba Libre.
El director del think tank Convivencia, Dagoberto Valdés, también fue advertido por agentes de la Seguridad del Estado de no viajar a La Habana.
Por su parte, la líder de las Damas de Blanco, Berta Soler, fue arrestada en Lawton al salir de su domicilio, mientras que otros disidentes como el Dr. Oscar Elías Biscet permanecen sitiados en sus hogares.
“La detención de opositores como Rolando Rodríguez Lobaina, Isael Poveda Silva, Henry Constantin y Berta Soler demuestra el temor del régimen cubano a cualquier diálogo entre la sociedad civil y representantes diplomáticos norteamericanos”, afirmó Janisset Rivero, asesora del Centro para una Cuba Libre. Rodríguez Lobaina fue liberado la noche del 2 de julio, pero se desconoce el paradero de Poveda Silva.
Estas acciones se suman a un patrón de hostigamiento que busca silenciar voces críticas, impedir el trabajo periodístico y obstaculizar cualquier vínculo entre la oposición cubana y organismos internacionales, en un clima de creciente represión y censura.
FUENTE: Con información del Instituto Cubano por la Libertad de Expresión y Prensa (ICLEP)/ Redacción DLA