
Cuando las luces se apagan y un número asciende hacia las vigas de un estadio repleto, la memoria colectiva de una franquicia cobra vida.
¿Cómo un simple trozo de tela se convierte en símbolo irrepetible? La respuesta está en la historia y el significado del retiro de camisetas en la NBA, un ritual que transformó gestos excepcionales en homenajes universales y cuyo impacto trasciende el rectángulo de juego.
En la NBA, el retiro de una camiseta representa el mayor honor que una organización puede otorgar: convertir a un jugador en una leyenda intocable.
Este acto, cargado de simbolismo, eleva el legado de quien marcó una era y asegura que su número jamás volverá a usarse en ese equipo. Las vigas de los pabellones no solo guardan campeonatos, sino también el recuerdo de aquellos que inspiraron generaciones enteras.
Retirar un número va mucho más allá del gesto institucional. Una vez entronizado, ningún jugador de ese equipo podrá volver a usarlo.
Esta distinción suele reservarse para quienes han sido determinantes en la historia de una franquicia: logros deportivos, títulos, récords imborrables, liderazgo y, sobre todo, una conexión única con la ciudad y la hinchada.
“El día que entró mi número vi lágrimas en los ojos de la gente. No eran solo mis recuerdos, eran los de toda una ciudad”, afirmó Magic Johnson, leyenda de los Lakers.
Un ejemplo extremo de la solemnidad que puede adquirir este rito es el retiro del dorsal número seis de Bill Russell, leyenda de los Boston Celtics, en las 30 franquicias de la liga.

La decisión de la NBA no solo rindió homenaje a sus triunfos deportivos, sino también a su papel en la lucha por los derechos civiles, mostrando que el significado de este gesto puede ser tan amplio como la historia misma de la liga.
La costumbre de retirar camisetas nació fuera de la NBA. El primer caso reconocido se remonta a 1934, cuando los Toronto Maple Leafs de la NHL apartaron el número 6 tras una grave lesión sufrida por Ace Bailey.
En el mundo del básquet, George Mikan fue pionero: los Minneapolis Lakers colgaron su 99 en 1954, en una época donde la medida se reservaba para casos de tragedias o talentos irrepetibles.
Con los años, el significado del homenaje cambió. Las décadas del 60 y 70 vieron cómo equipos legendarios, principalmente Boston Celtics y Los Angeles Lakers, institucionalizaban el tributo a sus máximos referentes.

Según Basketball Reference, hoy existen más de 180 camisetas retiradas en la NBA y la cifra sigue creciendo, abarcando no solo jugadores sino también líderes, entrenadores y, en algunas franquicias, hasta propietarios y aficionados.
El desfile de números retirados es un mural de la historia: Boston Celtics ostentan el récord con 23, seguidos por los Lakers con 13. Detrás de esos dorsales están nombres ineludibles como Wilt Chamberlain, Kareem Abdul-Jabbar, Magic Johnson, Larry Bird, Shaquille O’Neal y Kobe Bryant (cuyos dorsales 8 y 24 cuelgan juntos en Los Ángeles).
La internacionalización del homenaje llegó de la mano de figuras como Manu Ginóbili (San Antonio Spurs), máximo exponente latinoamericano honrado, Pau Gasol (Lakers) y Dirk Nowitzki (Dallas Mavericks) referentes europeos recientes.
Pete Maravich y el propio Chamberlain, han visto sus camisetas en más de una franquicia, mientras en Miami, el número 23 de Michael Jordan se retiró por puro respeto al legado, a pesar de que nunca jugó allí.

“Ver mi camiseta en el estadio es saber que seré parte del equipo aun cuando pasen los años. Es como un abrazo eterno”, explicó Ginóbili, después de su homenaje en San Antonio.
La ceremonia tiene su propio protocolo: discursos emotivos, ascenso del número a lo más alto del estadio, videos que repasan la carrera y una ovación que condensa décadas de recuerdos.
Los grandes suelen estar rodeados de familiares, excompañeros y leyendas, mientras la afición —testigo y custodio del legado— acompaña en cada aplauso.

La emoción atraviesa la industria: la demanda de merchandising en días de ceremonia suele dispararse, y algunos equipos reportan saltos de hasta 350% en la venta de camisetas clásicas, según datos de ESPN y Bleacher Report.
El próximo en sumarse a esa lista será Derrick Rose, cuyo dorsal 1 será retirado por Chicago Bulls el 24 de enero de 2026. Rose, nacido en la ciudad, fue Novato del Año y el MVP más joven de la historia.
Lideró a los Bulls a las finales de conferencia y encarnó la esperanza y la resiliencia, especialmente ante las lesiones que minaron su carrera, pero nunca quebraron su vínculo con la afición.
Pronto, su número acompañará los de Jordan y Pippen en las vigas del United Center, como testimonio de gratitud y orgullo de toda Chicago.

En la NBA no hay reglas estrictas sobre cuándo ni cómo retirar un dorsal: cada franquicia define sus criterios, muchas veces impulsados por la presión de la ciudad o de los fanáticos.
El crecimiento constante de este rito abre el debate sobre su futuro en una liga cada vez más global.
En la NBA el legado no se mide solo en victorias ni estadísticas, sino en la capacidad de permanecer para siempre en el corazón de una ciudad. Y en lo más alto del estadio, donde el tiempo deja de pasar.