
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) emitió este 12 de junio una clasificación de alerta máxima, Clase I, sobre el retiro del producto “Atlantic Salmon Portions with Seafood Stuffing” fabricado por Santa Monica Seafood Company. La medida obedece a la presencia de soya no declarada entre los ingredientes, lo cual representa un riesgo grave para la salud de personas alérgicas.
El retiro fue iniciado por la empresa el 24 de mayo, tras detectar que el alérgeno no aparecía en la etiqueta de uno de sus lotes. Según la agencia reguladora, una clasificación Clase I implica una “probabilidad razonable” de que el consumo del alimento “ocasione consecuencias graves para la salud o incluso la muerte”.
El producto afectado se comercializó en paquetes de 16 onzas, con número de lote 197940521, y fecha de consumo o congelación preferente del 2 de junio de 2025. El código de barras asignado fue 4061459716313. En total, se distribuyeron 150 casos a tiendas Aldi en tres estados: California, Nevada y Arizona.
La Santa Monica Seafood Company detectó el error durante una revisión de etiquetas impresas correspondientes a una tanda de producción ya finalizada. Según indicó la empresa en su comunicado, fue en ese momento cuando se descubrió que la soya no había sido incluida en la lista de ingredientes.
“Este error de etiquetado significa que personas con alergia a la soya podrían consumir el producto sin saberlo”, señaló la compañía en el aviso público sobre el retiro. Hasta el 24 de mayo, fecha de su anuncio, no se había reportado ninguna reacción alérgica asociada al consumo del producto. La FDA tampoco especificó en su actualización si se habían registrado incidentes posteriores.

De acuerdo con datos de Food Allergy Research and Education (FARE), cerca de dos millones de personas en Estados Unidos presentan alergia a la soya. Este ingrediente figura entre los nueve principales alérgenos identificados por la FDA, junto a frutos secos, cacahuate, trigo, sésamo, leche, huevo, pescado y mariscos crustáceos.
La falta de declaración del alérgeno en la etiqueta genera un riesgo significativo, especialmente para consumidores que dependen de esta información para evitar reacciones que, en algunos casos, pueden poner en peligro su vida. Los síntomas de una reacción alérgica pueden incluir urticaria, dificultad para respirar, vómitos, inflamación grave de las vías respiratorias y presión arterial peligrosamente baja.
En entrevista con Newsweek, James R. Baker Jr., profesor de nanotecnología biológica y medicina interna en la Escuela de Medicina de la Universidad de Michigan, explicó: “Una persona con alergia a la soya puede reaccionar de manera inmediata tras ingerir un alimento contaminado. En cuestión de minutos pueden aparecer síntomas como sarpullido, inflamación, dificultad para respirar. En algunos casos, la reacción puede escalar a una caída peligrosa de la presión arterial”.
Aunque el número de unidades distribuidas no fue elevado —150 casos en total—, el producto alcanzó varios puntos de venta en estados densamente poblados. Aldi, la cadena minorista receptora de la mercancía, recibió envíos en sucursales localizadas en California, Nevada y Arizona. No se detalló qué tiendas específicas fueron afectadas ni la cantidad exacta de paquetes por ubicación.
Consumidores que hayan adquirido el producto están siendo instados a no consumirlo y devolverlo al punto de venta original para obtener un reembolso completo. Las consultas pueden dirigirse al número gratuito de Santa Monica Seafood: 1-800-969-8862, disponible de lunes a viernes de 8 a.m. a 5 p.m. hora del Pacífico.

La categoría Clase I representa el nivel más alto de riesgo que puede asignar la FDA en un retiro alimentario. La agencia reserva esta clasificación para situaciones en que “existe una probabilidad razonable” de que la exposición al producto en cuestión provoque consecuencias graves para la salud, como hospitalización o fallecimiento.
El proceso de evaluación y clasificación de un retiro puede tomar semanas. En este caso, la FDA recibió el aviso de la empresa el 24 de mayo, pero no emitió su clasificación oficial hasta el 12 de junio. Durante ese periodo, el producto pudo haber permanecido en congeladores domésticos sin que los consumidores tuvieran conocimiento del riesgo.
En su aviso, la empresa no explicó por qué ocurrió el error de etiquetado ni si se tomaron medidas adicionales para evitar que vuelva a repetirse. Tampoco indicó si implementará auditorías adicionales en sus líneas de producción o revisiones automáticas del etiquetado antes del empaque final.