
Una mujer del estado de Minnesota fue condenada a prisión tras protagonizar un esquema de fraude que se extendió durante 25 años, haciéndose pasar por su madre muerta para recibir beneficios de jubilación del gobierno estadounidense. Según USA TODAY y una comunicación de la Oficina del Fiscal Federal para el Distrito de Minnesota, Mavious Redmond, de 54 años, fue sentenciada a un año y un día de encarcelamiento por apropiarse indebidamente de 360.627 dólares del programa de Seguridad Social.
Los hechos se remontan a enero de 1999, cuando la madre de Redmond falleció. Desde entonces, la mujer asumió la identidad de su progenitora, presentando documentos oficiales con sus datos biográficos y el número de Seguro Social de la fallecida, además de falsificar firmas y hacerse pasar por ella tanto en conversaciones telefónicas como en visitas presenciales a las oficinas de la Administración del Seguro Social (SSA, por sus siglas en inglés), según detallaron las autoridades estadounidenses en un comunicado proporcionado a USA TODAY.
El engaño se mantuvo activo hasta junio de 2024, cuando las autoridades federales descubrieron el ardid (engaño). Durante ese periodo, Redmond continuó percibiendo los pagos mensuales de jubilación asignados a su madre y llegó incluso a cobrar 3.200 dólares adicionales, correspondientes a los pagos de alivio económico por la pandemia de COVID-19 que el Servicio de Impuestos Internos (IRS, por sus siglas en inglés) depositó en la cuenta de la fallecida. Después de cumplir con la sentencia de un año y un día de prisión, Redmond enfrentará un periodo de libertad supervisada de otro año.

Según la información oficial recogida en el comunicado de prensa citado por USA TODAY, la estrategia de Redmond arrancó poco después del fallecimiento de su madre. La acusada se presentó ante el sistema oficial empleando toda la información personal de su madre, incluidos su fecha de nacimiento y su número de Seguro Social, elementos indispensables para mantener la apariencia legal ante las autoridades que gestionan los beneficios de jubilación federal.
Las investigaciones señalan que Redmond no solo remitió formularios que requerían la firma de su madre (facilitados con firmas falsificadas), sino que también personificó la voz de su progenitora durante llamadas telefónicas y en entrevistas presenciales en oficinas gubernamentales. Además, apenas semanas después de la muerte de su madre, Redmond contactó a la SSA para consultar, en términos hipotéticos, qué ocurriría con los beneficios si la titular fallecía.
En aquella ocasión le indicaron que debía reportar la defunción para cancelar los pagos, pero Redmond optó por ignorar esa instrucción y continuar con el cobro de los fondos, según el comunicado oficial citado en USA TODAY.
El fiscal federal Joseph H. Thompson expresó en el anuncio de la sentencia que “esta no era una suma de dinero gratuita. Era dinero de los contribuyentes, robado de un programa financiado por el esfuerzo de los habitantes de Minnesota que aportan en cada sueldo”. Sus palabras, reproducidas por USA TODAY, subrayan la gravedad del acto y su impacto en la confianza y sustentabilidad del sistema público.
Las circunstancias personales de Redmond, recogidas por la defensa en documentos judiciales consultados por USA TODAY, muestran una historia marcada por la precariedad. A lo largo de la mayor parte de su vida, Redmond residía con sus padres en la misma vivienda. Tras la muerte de su madre, la acusada quedó completamente sola y sin red de apoyo, situación que la dejó en una posición vulnerable.
Su defensor público federal, Robert Meyers, argumentó ante el tribunal que Redmond no es “una criminal endurecida” sino una persona atrapada en la desesperación. Según los datos recabados en la sentencia y difundidos por USA TODAY, Redmond trabajaba a jornada completa en una sucursal de Subway, donde su salario era de ocho dólares la hora, una cantidad insuficiente para cubrir sus necesidades básicas incluso con el apoyo de bancos de alimentos. El defensor señaló que este contexto explica el “crimen de oportunidad” que cometió la acusada, aunque en ningún caso intenta justificar sus acciones.
Los mismos documentos judiciales agregan que, tras descubrirse el fraude, Redmond logró obtener empleo en un restaurante McDonald’s, donde trabajó unas 25 horas semanales durante ocho meses. La relación laboral se terminó una vez su empleador tuvo conocimiento del caso penal, como consta en el relato de los hechos divulgado por USA TODAY.

Después de su destitución en el restaurante, Redmond emprendió un nuevo intento de reinsertarse profesionalmente. En el mes de junio, se trasladó a la región de Twin Cities, a un refugio para personas sin hogar. Según los registros judiciales expuestos en los informes de prensa citando a USA TODAY, Redmond cuenta ahora con un defensor legal de vivienda y se encuentra en proceso de solicitar nuevos empleos en cuanto sea liberada, así como programas estatales de estabilización.
El defensor Meyers resaltó en los textos judiciales el esfuerzo de Redmond por “hacer las cosas de manera correcta” y aprender de los errores cometidos, enfatizando que el contexto de aislamiento y pobreza en el que quedó tras la pérdida de su madre fue determinante para sus decisiones.
El caso de Mavious Redmond pone en evidencia tanto las vulnerabilidades del sistema de beneficios sociales como el impacto de las condiciones económicas y emocionales en la vida de las personas que recurren, muchas veces con fines de subsistencia, a transgredir las leyes. El caso continuará bajo la vigilancia de las autoridades federales, especialmente durante el periodo de libertad supervisada asignado tras su salida de prisión. Según USA TODAY, Redmond recibió la sentencia el 21 de agosto.