
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) alertó que más de seis trillones de toneladas de plásticos contaminan el planeta y solo el 10 % se recicla. Una situación que expone a la población —especialmente la más vulnerable— a micro y nanoplásticos presentes en el aire, el agua y el cuerpo humano, y que requiere, según el organismo, medidas urgentes de vigilancia, investigación y control.
En ese sentido, un estudio publicado en la revista PLOS One identificó a las partes plásticas de los interiores de automóviles, junto con la degradación de objetos domésticos como alfombras, cortinas, muebles y textiles, como probables fuentes de las partículas microscópicas detectadas.
Según el informe, miles de microplásticos tan diminutos que pueden alcanzar zonas profundas de los pulmones se encuentran presentes en el aire que se respira tanto en viviendas como en vehículos.

El trabajo encabezado por Jeroen Sonke y Nadiia Yakovenko, investigadores del Centro Nacional de Investigación Científica y la Universidad de Toulouse, reveló que los adultos pueden inhalar hasta 68.000 partículas de microplásticos de entre 1 y 10 micrómetros por día en interiores. Esta cifra multiplica por cien las estimaciones previas sobre el ingreso de microplásticos a través de la nariz y boca. Para ponerlo en perspectiva, un glóbulo rojo mide entre 6,2 y 8,2 micrómetros.
“Las personas pasan en promedio el 90 % de su tiempo en interiores, incluyendo hogares, lugares de trabajo, tiendas, transporte… todo el tiempo están expuestas a la contaminación por microplásticos a través de la inhalación sin siquiera pensarlo”, señalaron los expertos a través de un comunicado.
Los autores advirtieron sobre el potencial riesgo que implica inhalar reiteradas dosis de sustancias plásticas y sus aditivos: problemas respiratorios, alteraciones endocrinas, trastornos del desarrollo neurológico, infertilidad, enfermedades cardiovasculares, defectos congénitos y cánceres.

“Los microplásticos en el aire, especialmente en interiores, pueden ser una amenaza invisible que apenas estamos comenzando a comprender”, indicaron en el informe. Otras investigaciones citadas por CNN encontraron estos plásticos en órganos humanos diversos: sangre, hígado, pulmones, hígado, placenta, leche materna, orina e incluso en el tejido cerebral.
En 2024, un estudio estableció que la presencia de estas partículas en arterias carótidas duplica el riesgo de infarto, accidente cerebrovascular o muerte en los siguientes tres años. Sherri Mason, directora del Proyecto NePTWNE en la Universidad Gannon, subrayó que “el tamaño de estas partículas es especialmente preocupante, ya que cuanto más pequeña es la partícula, mayor es el impacto en la salud humana”.
El análisis de aire dentro de automóviles demostró que en esos espacios pueden encontrarse hasta 2.238 partículas de microplásticos por metro cúbico, mucho más que las 528 detectadas en una muestra equivalente de aire en viviendas. El calor, la fricción, la radiación solar y el uso diario aceleran la liberación de partículas desde tableros, manijas, tapizados y revestimientos.

Como el entorno carece de ventilación adecuada, la concentración se incrementa. El equipo encabezado por Sonke validó estos hallazgos mediante microscopía Raman, una técnica avanzada que detecta partículas de hasta un micrómetro, una cifra nunca antes abordada por estudios previos.
A pesar de la robustez del análisis, algunos representantes de la industria expresaron reservas. Kimberly Wise White, desde American Chemistry Council, objetó el tamaño limitado de la muestra e instó a más investigaciones con métodos validados y supuestos de exposición estandarizados antes de establecer el impacto exacto en la salud.
El avance científico todavía no permite medir las partículas de menor tamaño, los llamados nanoplásticos, que se miden en nanómetros. Estas formas microscópicas pueden infiltrarse en células, órganos y tejidos, transportar contaminantes peligrosos (bisfenoles, ftalatos, PFAS, metales pesados) y aumentar la preocupación entre los expertos en salud pública.

Matthew Campen, investigador especializado en microplásticos, destacó la urgencia de avanzar en nuevas tecnologías que permitan cuantificar estas partículas todavía más pequeñas, tanto en el aire como en organismos humanos.
Frente a este panorama, las entidades y científicos consultados recomiendan reducir el uso de plásticos desechables y modificar hábitos de consumo diarios.
El doctor Philip Landrigan, autor de informes de la Comisión Minderoo–Monaco sobre Plásticos y Salud Humana, explicó que resulta imposible evitar todos los plásticos, pero sí aconsejó limitar los productos no indispensables, en especial aquellos de un solo uso.

Entre las recomendaciones figuran evitar bolsas de plástico en las compras, reemplazar envases por recipientes de vidrio, calentar alimentos fuera de los envoltorios plásticos y preferir vasos de metal o vidrio sobre los plásticos.
Las pruebas subrayan que una vida cotidiana libre de microplásticos no existe. Un estudio de enero de 2024 constató que un litro de agua embotellada contiene en promedio 240.000 partículas plásticas, de las cuales el noventa por ciento corresponde a nanoplásticos.
Minimizar el uso de plásticos, replantear el consumo en la comunidad e impulsar regulaciones se vuelven estrategias urgentes para evitar que ese enemigo invisible, suspendido en el aire, siga multiplicando su presencia en el cuerpo humano.