
Fuerzas de Tailandia utilizaron gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar una protesta de ciudadanos camboyanos en la frontera con Banteay Meanchey. El episodio ocurrió en Sa Kaeo y reactivó las tensiones en una zona donde la soberanía y los límites permanecen en disputa.
Según la agencia AFP, alrededor de 200 camboyanos se acercaron al límite mientras militares tailandeses instalaban alambre de púas. Los manifestantes interpretaron esta acción como una consolidación del control tailandés en un área pendiente de definición.
El ejército tailandés afirmó que los manifestantes cruzaron al otro lado de la frontera, atribuyendo la inacción camboyana a una “provocación y violación al acuerdo de cese al fuego”.
La acción, registrada el miércoles, dejó más de 20 heridos, de acuerdo con la declaración oficial de Phnom Penh.
Este uso de fuerza representa la primera vez que se aplican tales medidas desde la tregua de julio, tras la que se contabilizaron 43 muertos y el desplazamiento de cientos de miles, de acuerdo con la información de Reuters.
Desde el gobierno camboyano, la versión fue distinta. El ministro de Información, Neth Pheaktra, sostuvo que el enfrentamiento ocurrió en Banteay Meanchey y que hubo 23 heridos entre sus ciudadanos, incluidos un monje budista y un militar. Pheaktra tildó la acción tailandesa como incumplimiento de la tregua mediada internacionalmente.

La ubicación exacta del incidente permanece en disputa. Tailandia lo ubica en Ban Nong Ya Kaew, mientras que Camboya lo sitúa en Prey Chan. Esta diferencia refleja la falta de delimitación clara en varios tramos de los 817 kilómetros de frontera.
The Bangkok Post informó que ayer residentes camboyanos retiraron parte del alambrado instalado por Tailandia, lo que motivó al gobernador de Sa Kaeo, Prinya Phothisat, a presentar una protesta formal ante autoridades camboyanas en el cruce de Poipet.

A las 16:20, el comandante policial Thaworn Dulayawit ordenó el despliegue de unidades especiales para contener el avance. Según los informes, manifestantes intentaron superar la línea fronteriza y atacaron con objetos contundentes. La policía tailandesa reportó heridos entre sus filas; Camboya consideró desproporcionada la reacción.
Imágenes oficiales muestran antidisturbios formando un cerco con escudos frente al alambre, mientras algunos camboyanos intentaron abrir paso.

Campesinos, religiosos y residentes camboyanos plantean demandas de acceso a tierras, mientras en los mercados y caminos cercanos la vida cotidiana depende del flujo fronterizo, fuertemente restringido durante los incidentes.
Por ahora, no se ha anunciado refuerzo militar ni cierre de cruces, pero los recientes hechos ponen a prueba la capacidad de Bangkok y Phnom Penh para evitar un nuevo escalamiento.
La región sigue bajo estricta vigilancia, con la población expectante ante posibles desarrollos. Reclamos históricos, experiencias violentas y la geografía sin demarcar continúan condicionando la estabilidad local.
La tensión en esta franja fronteriza forma parte de una rivalidad de larga data entre ambos países, marcada por múltiples incidentes y un diálogo bilateral intermitente. El área ha sido escenario en el pasado de arbitrajes internacionales, como el fallo de la Corte Internacional de Justicia en relación al templo de Preah Vihear, cuya soberanía continúa generando desacuerdos.
(Con información de AFP y Reuters)