
La aparición de tiburones blancos en las costas del norte del Atlántico, entre Estados Unidos y Canadá, genera inquietud y curiosidad entre pescadores, surfistas y bañistas. La presencia de estos grandes depredadores aumentó en lugares como Maine y Nueva Escocia, donde antes era muy poco común. El fenómeno se atribuye principalmente al aumento de focas, su principal presa, tras años de protección ambiental.
Según ABC News, personas que están acostumbradas a trabajar en el mar comienzan a ver cada vez más tiburones blancos. Rick Clough, pescador en la costa de Maine, contó que después de 40 años trabajando en la zona, solo ahora pudo ver por primera vez un ejemplar de unos 2,4 metros frente a Scarborough. “No estoy seguro de querer bucear por erizos ahora”, afirmó Clough.
El interés por los tiburones blancos no es nuevo. La película “Jaws” los hizo famosos, pero actualmente su regreso está documentado por investigadores que confirman el crecimiento de la especie en nuevas áreas del Atlántico Norte.

Greg Skomal, biólogo del Departamento de Pesca Marina de Massachusetts, explicó a The Associated Press que “los tiburones están llegando más al norte porque hay más alimento, principalmente focas”. Skomal señaló que los registros de tiburones blancos frente a la costa de Halifax, Nueva Escocia, crecieron unas 2,5 veces entre 2018 y 2022, mientras que en el Estrecho de Cabot casi se cuadruplicaron.
Según el estudio, la estadía promedio de los tiburones blancos en estas aguas pasó de 48 a 70 días. Skomal sostiene que “los tiburones blancos parecen sentirse más cómodos en el norte”.
Las normativas ambientales contribuyeron a este aumento: la Ley de Protección de Mamíferos Marinos en Estados Unidos permitió que las focas se multiplicaran, y también prohíbe capturar tiburones blancos en aguas federales desde 1997. En 2024, Massachusetts endureció regulaciones para evitar la pesca directa de estos animales cerca de la orilla.
“Creemos que pescar tiburones blancos desde la playa no es seguro, ni para los tiburones ni para las personas”, advierte Skomal. Esta posición responde tanto a la necesidad de proteger a la especie, catalogada como vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), como a las inquietudes de seguridad pública.

Sólo hubo menos de 60 muertes por mordedura de tiburón blanco reportadas en todo el mundo, según la base de datos del Archivo internacional de ataques de tiburones del Museo de Historia Natural de Florida.
En Maine, el primer ataque mortal de un tiburón blanco ocurrió en 2020, cuando Julie Dimperio Holowach, de 63 años, murió cerca de la isla Bailey. “Se trata de algo muy raro, pero nuestra tarea es informar a la gente y evitar accidentes”, informó Ashleigh Novak, coordinadora de investigaciones de Conservación del tiburón blanco del Atlántico, consultada por ABC News.
La tecnología también cambió la manera en que se viven estos encuentros. El mariscador David Lancaster utilizó un dron para grabar un tiburón de unos 3,6 metros en las playas de Scarborough. “Era impresionante y asombroso de ver”, dijo Lancaster. La aplicación móvil Sharktivity permite avisar avistamientos en tiempo real, algo que populariza aún más el tema en las redes sociales.
Surfistas, pescadores y visitantes de estas playas saben que la presencia del tiburón blanco ya es parte del paisaje. “Está en el fondo de tu cabeza, pero tienes que aceptarlo”, dijo Lancaster a ABC News. La vigilancia oficial y la información buscan que convivir con el depredador más famoso del mar deje de ser motivo de alarma y sea parte de la vida en la costa.