Tras 20 años, Bolivia se encamina a sepultar lo que quedaba de la era de Evo Morales

hace 1 semana 10

Con las elecciones generales del 17 de agosto en Bolivia acercándose, abundan los signos de interrogación. Pero una cosa está clara: marcarán el final del Movimiento al Socialismo (MAS), liderado por el expresidente Evo Morales, quien por primera vez en dos décadas no aparecerá en la papeleta electoral.

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El MAS y sus bases siguen siendo colectivamente una poderosa fuerza política de izquierda, pero las encuestas indican que la era de sus mayorías legislativas y su amplio atractivo popular ha terminado. Las fracturas dentro del MAS están creciendo y las figuras de la oposición ganan impulso. Esto está creando oportunidades para los centristas, la derecha y una nueva facción de izquierda liderada por el presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, quien era líder del MAS antes de que el partido se dividiera.

Todo esto significa que es prácticamente seguro que las elecciones marcarán el comienzo de un nuevo panorama político en el que el poder es más difuso, cualquier mayoría legislativa será condicional y se requerirán coaliciones más amplias para gobernar.

Múltiples desafíos

Independientemente de quién gane, la creación de coaliciones será solo uno de los muchos desafíos importantes para la gobernabilidad. El presidente Luis Arce, elegido en 2020 en la lista del MAS, ha llevado al país a su peor crisis financiera y económica desde la hiperinflación de 1985, y es probable que el país tarde años en recuperarse. Hasta entonces, la inestabilidad parece casi inevitable.

Luis Arce, presidente de Bolivia.

Luis Arce, presidente de Bolivia. Foto:Archivo

Durante el auge de las exportaciones de gas a Brasil y Argentina que se produjo durante la presidencia de Evo Morales, el MAS gozó de amplia popularidad por sus programas de distribución económica a los gobiernos regionales y municipales. Estos programas ayudaron a reducir la pobreza, especialmente en las zonas más marginadas del país, aunque en algunos casos solo temporalmente. Sin embargo, este período de generosidad gubernamental ha llegado a su fin.

El expresidente de Bolivia y líder del oficialismo, Evo Morales, habla antes de una marcha este martes, en Caracollo (Bolivia). Morales inició una caminata desde el altiplano hacia La Paz para exigir respeto a su candidatura para las elecciones generales de 2025, en medio de acusaciones del Gobierno de Luis Arce de que busca dar un "golpe de Estado". EFE/ Luis Gandarillas

El expresidente de Bolivia Evo Morales Foto:EFE

Sin embargo, los ingresos por gas se han desplomado debido a la mala gestión económica y la falta de inversión, y las reservas de divisas del país han disminuido de más de US$ 15.000 millones en 2014 a menos de US$ 2.000 millones en la actualidad. La mayor parte corresponde a oro, con tan solo 47 millones de dólares restantes en moneda fuerte, según Fitch Ratings, que rebajó la calificación de Bolivia a CCC- en enero, la cual indica un nivel muy alto de riesgo crediticio, lo que sugiere una alta probabilidad de impago de las obligaciones de la deuda nacional.

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La mayor cantidad de cultivos de coca se concentra en el 95 por ciento de las 170 zonas más afectadas por el conflicto armado.

Para la gente común, los precios están aumentando considerablemente. La escasez de gasolina obliga regularmente a los conductores a esperar muchas horas en las gasolineras, y el Gobierno sigue aplicando un tipo de cambio de 6,96 bolivianos por dólar estadounidense, mientras que el tipo de cambio del mercado negro ronda los 14 bolivianos por dólar.

La fortuna personal de Morales ha caído con la misma fuerza. Presidente de 2005 a 2019, ahora es acusado de tener un hijo con una niña de 15 años en 2015 y cargos relacionados, incluida la violación de menores. Él niega haber actuado mal y ha dicho que los cargos tienen motivaciones políticas. Y aunque Morales insiste en que debería poder hacer campaña para presidente este año, el tribunal constitucional dictaminó por unanimidad en mayo que ninguna persona puede postularse para un tercer mandato presidencial, lo que lo excluye de la carrera.

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Seguidores del expresidente de Bolivia Evo Morales han invitado al voto nulo en las elecciones. Foto:AFP

Contienda fracturada

El MAS ahora tiene tres facciones principales que compiten por el poder. Arce, quien ha optado por no postularse para la reelección debido a sus pésimos índices de aprobación, respalda a su exsecretario de Gobernación, Eduardo del Castillo. Sin embargo, las encuestas indican que no ha logrado ganar tracción. La inconformista del MAS Eva Copa, la alcaldesa de El Alto de 38 años que a menudo se ha opuesto al partido, lidera una segunda facción de disidentes de Arce, pero también está rezagada en las encuestas.

El candidato del MAS con mejores perspectivas es el presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, de 36 años, exmano derecha de Evo Morales. Está tratando de calificarse a sí mismo como un nuevo tipo de líder del MAS que puede reconciliarse con la oposición, tomar medidas enérgicas contra la corrupción y el abuso de poder, y deshacer la mala gestión económica de la última década. Andrónico, como se le conoce popularmente, no ha estado dispuesto a adoptar posturas firmes sobre las disputas internas del MAS, y eligió a la exministra de Planificación de Morales, Mariana Prado, una profesional de clase media, como su compañera de fórmula. Aun así, hasta ahora Morales ha negado el apoyo público a Andrónico.

Las divisiones dentro del MAS le dan a la oposición su mejor oportunidad desde 2005 de ganar una elección nacional. Sin embargo, la oposición también está muy fracturada. Sus tres principales candidatos, el magnate de los negocios Samuel Doria Medina, el expresidente Jorge (Tuto) Quiroga y el alcalde de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, han pasado décadas en la política y es poco probable que se retiren.

Todo esto indica que las elecciones presidenciales probablemente resultarán en una segunda vuelta competitiva el 19 de octubre.

Inestabilidad

El resultado legislativo será mucho más mixto. Si bien es difícil de predecir, es probable que las mayorías del MAS en las cámaras alta y baja se reduzcan considerablemente. Si sobreviven, serán estrechas. Si no lo hacen, la oposición puede unirse en una coalición de gobierno, aunque esto también es incierto.

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Lo que es seguro es que no habrá una solución rápida a la grave situación económica. Si se materializan nuevas exportaciones de gas natural y litio, esto llevará tiempo. Si se realizan esfuerzos significativos para recortar el gasto público, se encontrarán con intensas protestas.

Un ciclo político de dos décadas está llegando a su fin. Está dando paso al siguiente, que parece seguro que comenzará con varios años de inestabilidad prolongada.

Gustavo Pedraza (*) - Americas Quarterly - Santa Cruz

(*) Analista político boliviano y exministro de Desarrollo Sostenible. Este artículo fue editado por razones de espacio.

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