
En un esfuerzo sin precedentes, los restos de cuatro aviadores estadounidenses derribados durante la Segunda Guerra Mundial han vuelto a ver la luz del día después de 81 años en las profundidades del océano. El bombardero B-24, apodado “Heaven Can Wait (El cielo puede esperar)”, fue derribado el 11 de marzo de 1944 en una misión cerca de Nueva Guinea. Según Associated Press (AP), los restos encontrados pertenecen a cuatro de los 11 tripulantes a bordo. La recuperación comenzó con la curiosidad de un familiar que unió esfuerzos con la organización Project Recover.
El “Heaven Can Wait” había levantado vuelo con la misión de bombardear objetivos japoneses cuando fue alcanzado por fuego enemigo. Todos los hombres a bordo fueron declarados muertos en acción y sus restos estaban considerados como irrecuperables. Durante años, los descendientes de estos aviadores guardaron la esperanza de que algún día serían devueltos a casa. Scott Althaus, primo de uno de los tripulantes y motor en esta búsqueda, emprendió la investigación en 2013, justo antes del Día de los Caídos, con el objetivo de localizar el lugar exacto donde se hundió el bombardero.
Los investigadores de Project Recover, una organización sin fines de lucro colaboradora del DPAA (Agencia de Contabilidad de Prisioneros de Guerra/MIA de Defensa), localizaron los restos del avión en 2017. Althaus compartió sus hallazgos con esta organización, lo que llevó a la recuperación de los restos tras una misión submarina en 2023.

El DPAA lanzó su misión submarina más profunda en un esfuerzo por regresar a estos aviadores a su suelo natal. De acuerdo con The Washington Post, los buzos de la Marina descendieron más de 70 metros bajo el agua dentro de campanas de buceo presurizadas. Entre los objetos recuperados se encuentran placas de identificación y un anillo que pertenecía a Thomas V. Kelly, uno de los aviadores. Estos hallazgos han sido procesos esenciales para identificar a los individuos con base en pruebas de ADN llevadas a cabo en el laboratorio del DPAA en Hawái.
Esta misión de recuperación ha dado lugar a la identificación formal de los restos de Eugene Darrigan, Thomas Kelly, Herbert Tennyson y Donald Sheppick, quienes fueron enterrados recientemente con todos los honores militares. La resistencia del mar y las condiciones adversas en su momento hicieron impensable que alguna vez estos restos pudieran ser rescatados.

El sargento Eugene Darrigan, operador de radio, estaba casado y había asistido al bautizo de su hijo. Su esposa, Florence se casó nuevamente, pero siempre guardó con cariño las fotografías y aquel telegrama que le informaba de su caída en combate. Por su parte, Thomas Kelly nunca pudo conformar su propia familia. Sus padres conservaron su habitación tal como la dejó. Su hermana, Betty, fue enterrada junto a un memorial dedicado a él en un acto de simbolismo y amor familiar.
Herbert Tennyson y Donald Sheppick también dejaron profundas huellas en los corazones de sus familias. Ambos dejaron a sus esposas embarazadas, pero Jean, la de Tennyson mantuvo la esperanza de que él regresara y nunca se casó de nuevo; murió en 2017, a los 96 años.

Las ceremonias funerarias comenzaron con el entierro de dos de los soldados. Eugene Darrigan fue enterrado en su ciudad natal de Wappingers Falls, Nueva York, en una ceremonia donde los asistentes se congregaron para rendir sus respetos. Similarmente, Thomas Kelly fue sepultado en Livermore, California, al costado de un memorial que le consagraron en su honor. Además, hubo un desfile de motociclistas de Veteranos de Guerras Extranjeras. Los otros restos recuperados serán honrados y sepultados en los próximos meses.