Trump lanzará su Plan de Acción para la Inteligencia Artificial: las claves de su alianza con Silicon Valley

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Trump lanza su Plan deTrump lanza su Plan de Acción para la Inteligencia Artificial (REUTERS/ARCHIVO)

El presidente Donald Trump presentará este miércoles su ambicioso “Plan de Acción de IA”, una estrategia nacional que apunta a reconfigurar el desarrollo y la regulación de la inteligencia artificial en Estados Unidos. La medida retoma la desregulación iniciada por su administración anterior, pero bajo nuevas condiciones políticas, ideológicas y tecnológicas.

El plan surge tras la revocación en enero de las normativas establecidas por el ex presidente Joe Biden, y busca acelerar la construcción de centros de datos, flexibilizar la exportación de tecnología y enfrentar lo que Trump considera un sesgo liberal en los algoritmos. Pero más allá del contenido técnico, el anuncio refleja una transformación en la relación entre Trump y el poder tecnológico, marcada por alianzas con figuras influyentes de Silicon Valley que lo apoyaron durante la campaña presidencial de 2024.

La presentación se hará en el marco de un evento conjunto entre el foro Hill and Valley y el All-In Podcast, espacio conducido por los inversores David Sacks, Jason Calacanis, Chamath Palihapitiya y David Friedberg. Sacks, exejecutivo de PayPal, es el actual responsable de IA y criptomonedas de la Casa Blanca y uno de los principales arquitectos del plan.

Entre las medidas se espera que Trump firme nuevas órdenes ejecutivas que faciliten la instalación de centros de datos, limiten la intervención del Estado en los desarrollos privados y eliminen regulaciones que, según la administración, “imponen agendas ideológicas en los sistemas inteligentes”.

En enero de este año,En enero de este año, Donald Trump, pronunció un discurso sobre la infraestructura de IA, junto al cofundador de Oracle, Larry Ellison, el consejero delegado de SoftBank, Masayoshi Son, y el consejero delegado de OpenAI, Sam Altman, en la sala Roosevelt de la Casa Blanca en Washington (REUTERS/ARCHIVO)

También se incluirían disposiciones para impulsar la competitividad global de las tecnológicas estadounidenses mediante incentivos a la exportación de productos de IA, y medidas contra lo que denominan “IA despierta”, es decir, sistemas con sesgo progresista, como el caso del generador de imágenes de Google que retrató a los Padres Fundadores como personas racializadas.

En su primer paso por la Casa Blanca, Trump firmó en febrero de 2019 la orden ejecutiva “Maintaining American Leadership in Artificial Intelligence”, que estableció por primera vez una estrategia nacional de IA. Aquel enfoque enfatizaba la inversión en investigación y desarrollo, el acceso abierto a datos federales y la capacitación laboral, pero evitaba definir marcos regulatorios estrictos.

Sin embargo, a diferencia del tono actual, aquella política se mantuvo alejada del enfrentamiento cultural y no llegó a institucionalizar medidas contra los sesgos en los algoritmos. La regulación quedó en manos de las agencias, sin líneas directrices claras.

Lo que marca la diferencia en este nuevo mandato es el giro ideológico: la IA ya no es solo una prioridad tecnológica sino también un instrumento de batalla simbólica. Trump utiliza el tema para diferenciarse de Biden, acusándolo de haber impuesto “obstáculos burocráticos” y de haber entregado la innovación a una lógica de “corrección política”.

La campaña que llevó a Trump nuevamente a la presidencia en 2024 contó con un apoyo clave de varios multimillonarios del sector tecnológico, algunos de los cuales habían sido críticos en el pasado.

Elon Musk, Marc Andreessen y David Sacks no solo financiaron eventos, sino que aportaron narrativa y agenda. Sacks, además de convertirse en asesor presidencial, fue anfitrión de cenas privadas con donantes republicanos en San Francisco. Andreessen, miembro del directorio de Meta, cuestionó públicamente la orden de Biden por considerarla “una limitación autoimpuesta mientras China avanza sin frenos”.

El sector tecnológico, fue claveEl sector tecnológico, fue clave en la campaña de Trump (AP/ARCHIVO)

El apoyo incluyó también aportes económicos sustanciales. Según registros oficiales, más de USD 200 millones llegaron a la campaña de Trump desde fondos vinculados a capitalistas de riesgo tecnológicos. Musk, en particular, facilitó infraestructura digital y promovió al entonces candidato desde su plataforma X (ex Twitter), reforzando el mensaje contra la “IA progresista”.

Durante la investidura de enero de 2025, se sentaron en las primeras filas Zuckerberg, Bezos, Pichai, Musk y Tim Cook, en una imagen que contrastó con la de 2017, cuando ejecutivos y empleados de Silicon Valley salieron a protestar contra las políticas migratorias de Trump.

La política de IA de Biden, lanzada en octubre de 2023 mediante una orden ejecutiva integral, buscó establecer un marco federal que obligara a las agencias a evaluar riesgos en el uso de IA y a prevenir daños por discriminación, falsificación y sesgo.

Mark Zuckerberg, Jeff Bezos, SundarMark Zuckerberg, Jeff Bezos, Sundar Pichai y Elon Musk, estuvieron presentes en la investidura presidencial de Trump (AP/ARCHIVO)

Entre otras medidas, la orden requería que los desarrolladores de modelos fundacionales —como OpenAI, Google o Meta— compartieran resultados de pruebas de seguridad antes de lanzar sus productos. También propiciaba el uso de marcas de agua para detectar contenidos generados artificialmente y promovía estándares de transparencia en contratación gubernamental.

Las críticas desde el sector privado no tardaron en llegar. Figuras como Andreessen y Musk calificaron el enfoque como “oneroso y freno a la innovación”, y apuntaron contra el uso de la Ley de Producción de Defensa para obligar a las tecnológicas a colaborar con el Estado.

Trump aprovechó ese descontento y lo convirtió en una bandera de campaña, prometiendo eliminar toda traza de lo que denominó “agenda radical de izquierda” en el desarrollo tecnológico. Al asumir, derogó la orden ejecutiva de Biden en su primer día en el cargo, y ordenó la redacción de un nuevo marco en 180 días, el cual ahora se presenta.

Pese al desmantelamiento de la orden de Biden, algunas de sus iniciativas aún no fueron formalmente revocadas. Por ejemplo, el Instituto Nacional de Seguridad en IA, creado en 2024, sigue activo. Tampoco se ha eliminado la última orden firmada por Biden antes de dejar el cargo, que promovía centros de datos con energía renovable, algo que Trump consideró “interesante” y dijo que podría mantener.

Asimismo, normas sobre exportaciones de chips avanzados para frenar el acceso chino a IA de punta siguen vigentes, aunque no hay claridad sobre si el nuevo plan las reforzará o flexibilizará.

El plan de Trump revocaEl plan de Trump revoca la regulación de IA de Biden y prioriza la competitividad global de las tecnológicas estadounidenses. (REUTERS/ARCHIVO)

El nuevo Plan de Acción para la IA simboliza un cambio de paradigma. Ya no se trata solamente de cómo regular una tecnología disruptiva, sino de quién define los valores que la gobiernan: si el Estado, como propuso Biden, o el sector privado alineado con la visión desreguladora e ideológica de Trump.

En esa disputa no solo están en juego el desarrollo económico y la competencia global, sino también la arquitectura ética y política de la inteligencia artificial del futuro. Silicon Valley, alguna vez bastión progresista, aparece ahora como un terreno disputado entre sus ejecutivos multimillonarios y sus trabajadores, entre los algoritmos y la democracia.

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