Una ballena jorobada apareció muerta este lunes en la playa de São Conrado, ubicada en la zona sur de Río de Janeiro, en un contexto de aumento de avistamientos de cetáceos en la costa de Brasil.
El animal, que presentaba un avanzado estado de descomposición, fue observado por la mañana a cerca de 500 metros de la costa y más tarde llegó a la playa debido a las corrientes marinas.
El Cuerpo de Bomberos acordonó el área con banderas de alerta para impedir el acceso de curiosos y evitar manipulaciones no autorizadas. Paralelamente, la Compañía Municipal de Limpieza Urbana (Comlurb) empezó los trabajos necesarios para retirar el cadáver.

El hallazgo se produce en pleno invierno austral, etapa en la que las ballenas jorobadas se desplazan desde la Antártida hacia las aguas cálidas de Brasil—especialmente del estado de Bahía en el noreste—con el fin de reproducirse.
La aparición de estos cetáceos es habitual en la costa de Río de Janeiro durante esta temporada, aunque el número de avistamientos aumentó recientemente.

Además de observarse más ballenas, se reportó un crecimiento en las amenazas detectadas. En las últimas dos semanas, dos ejemplares fueron liberados de redes de pesca en Ilhabela y Ubatuba, en la costa del estado de San Pablo.
De acuerdo con el último censo del Instituto Baleia Jubarte, la población de ballenas jorobadas que frecuenta la costa brasileña creció casi 18 veces durante las últimas dos décadas: desde unos 1.400 individuos en 2001, hasta 25.000 en 2022. De esta manera, recuperó los valores previos a la caza comercial que las colocó en riesgo.

Este crecimiento se relaciona directamente con la prohibición de la caza comercial, establecida por la moratoria internacional de 1986.
Las jorobadas alcanzan hasta 16 metros de longitud y hasta 40 toneladas de peso. Cada año migran desde la Antártida, donde permanecen la mayor parte del año y se alimentan de krill, hasta las aguas tropicales del noreste brasileño para reproducirse.