
El proyecto La Secreta, a cargo del estudio Grimaldi-Nacht, responde a la idea de que la vivienda se adapte al paisaje mediante una estructura elevada que permite una interacción fluida entre los espacios interiores y exteriores, respetando la geografía y los elementos naturales de José Ignacio.

El terreno dunoso de la Mansa fue clave para definir la estrategia arquitectónica, que buscó preservar el paisaje mientras se creaba un espacio habitable que dialogara con el entorno.

Desde la ruta de acceso, La Secreta se presenta de manera sutil, sin llamar la atención.
La entrada principal está marcada por un muro de piedra curvo que guía al visitante hacia un patio central. Este espacio actúa como un punto de transición, resguardando la privacidad y preparando al visitante para descubrir la relación entre la arquitectura y el paisaje circundante.
Desde el patio, unas escaleras conducen a la planta alta, donde se encuentran los principales ambientes de la casa.

El diseño del patio central no solo organiza los espacios, sino que también aporta serenidad al conjunto. Este núcleo abierto, rodeado de muros ciegos, permite que la luz natural y el aire fluyan hacia el interior, mientras que una galería elevada y una pileta protegida completan el espacio, asegurando su funcionalidad durante todo el año.

En la planta alta, los ambientes se distribuyen alrededor del patio central, siguiendo un esquema que recuerda a un claustro. Esta disposición permite una circulación perimetral que conecta las distintas áreas de la casa.
Al sur se encuentran el living-comedor y la habitación principal, orientados hacia el mar para aprovechar las vistas. Al norte se ubican las habitaciones secundarias, mientras que los servicios están situados al este.

El living comedor, con una extensión de 16 metros de frente, es uno de los espacios más destacados de la vivienda con unas vistas insuperables.

El diseño de La Secreta refleja un enfoque consciente hacia el entorno natural. La construcción no solo responde a las necesidades funcionales de sus habitantes, sino que también busca preservar y realzar las características del paisaje.
La elección de materiales, como la piedra y la madera, y la integración de elementos naturales, como el jardín de piedras y los bosques psamófilos, subrayan este compromiso con la sostenibilidad y el respeto por el medio ambiente.

Además, la estructura elevada permite que el terreno mantenga su carácter original, evitando alteraciones significativas en la topografía.

La Secreta se presenta como un ejemplo de cómo la arquitectura puede integrarse de manera armónica con el paisaje, creando espacios que no solo cumplen con las necesidades funcionales, sino que también celebran la conexión con la naturaleza.
El diseño busca establecer un diálogo continuo entre todos sus espacios y el mar, aprovechando al máximo las características del terreno y respetando su contexto natural.

Esta casa en José Ignacio no es solo una vivienda imponente, sino una manifestación de cómo la arquitectura puede adaptarse al entorno, preservarlo y potenciarlo, ofreciendo una experiencia de vida que combina funcionalidad, estética y sostenibilidad.
*Fotos: Javier Agustín Rojas