
Un jurado en Georgia encontró culpable a Rodney McWeay, de 32 años, por el asesinato de su hija de cuatro años, Treasure McWeay, quien murió por desnutrición severa poco antes de Navidad de 2023. El veredicto fue dictado el pasado jueves 19 de junio tras un proceso judicial que reveló condiciones extremas de maltrato y encierro en el interior del domicilio familiar en Atlanta, donde McWeay mantenía cautivos a sus tres hijos.
El tribunal halló a McWeay culpable de 14 delitos graves, entre ellos un cargo de asesinato con alevosía, otro de homicidio doloso, así como múltiples cargos de crueldad infantil, secuestro y encarcelamiento ilegal. La menor pesaba solo 24 libras (unos 10.8 kg) al momento de su muerte. Según la forense Keely Iannelli, la causa del fallecimiento fue paro cardíaco inducido por malnutrición prolongada, informó Fox 5 Atlanta.
Treasure fue hallada inconsciente por la policía en el domicilio de su padre pocos días antes de Navidad. Tras ser trasladada junto con sus hermanos a un hospital, fue declarada muerta. Los tres niños habían sido secuestrados previamente por su padre, quien los mantuvo encerrados sin acceso a comida, agua ni servicios básicos, según relató la fiscalía con base a informes forenses y testimonios de testigos, como una vecina que denunció ruidos de llanto en repetidas ocasiones.
En junio de 2023, las autoridades habían retirado la custodia de los tres menores a McWeay debido a las condiciones “insalubres” y “con presencia de moho” de su vivienda, reportó Fox 5 Atlanta. Sin embargo, meses después, el acusado se llevó a los niños de vuelta sin consentimiento legal. Desde entonces, los mantuvo encerrados en habitaciones separadas, cerradas con llave, sin acceso al baño ni a suministros básicos.
Las habitaciones estaban vigiladas mediante cámaras de seguridad, y los niños no podían interactuar entre sí ni salir al exterior. La situación fue calificada por los fiscales como una “casa del horror”. Durante el juicio, se detalló que los menores eran forzados a permanecer aislados por horas, sin comida ni agua, mientras McWeay controlaba cada uno de sus movimientos mediante monitores.
NBC 11Alive y WRDW reportaron que los hermanos de Treasure también presentaban signos de desnutrición, aunque sobrevivieron gracias a la intervención médica tras el descubrimiento del caso.

Quasheea Cokley, vecina de McWeay, declaró que durante meses escuchó gritos y llantos procedentes del apartamento. Alertó en reiteradas ocasiones a la División de Servicios para Niños y Familias de Georgia (DCFS, por sus siglas en inglés), pero el organismo no logró contactar a la familia antes del fallecimiento de Treasure.
De acuerdo con 11Alive, la policía también intentó realizar visitas al domicilio para verificar el estado de los menores, pero estos esfuerzos resultaron infructuosos. No está claro si hubo falta de coordinación entre agencias o problemas en la ejecución de órdenes de control.
La falta de acción por parte de las autoridades es ahora objeto de escrutinio, en medio del impacto público que ha generado el caso. No se han anunciado investigaciones internas, pero diversos actores han cuestionado la capacidad de respuesta del DCFS.
Durante el proceso judicial, la defensa de McWeay alegó que el padre había tomado “malas decisiones” relacionadas con la madre de sus hijos, pero que nunca tuvo intención de dañar a los menores. No obstante, el jurado encontró evidencia concluyente de crueldad deliberada y prolongada.
Previo al juicio, McWeay rechazó una oferta de la fiscalía que proponía una pena de 75 años de prisión a cambio de declararse culpable. Ahora, tras el veredicto, enfrenta la posibilidad de múltiples cadenas perpetuas sin derecho a libertad condicional, según informó Fox 5.
La audiencia de sentencia ha sido programada para dentro de 30 días, según WRDW. En esa instancia, el juez determinará si las penas serán consecutivas o simultáneas.

El asesinato de Treasure McWeay ha reabierto el debate en torno a la capacidad de respuesta de las agencias estatales ante denuncias de abuso infantil. La intervención tardía, a pesar de las múltiples alertas, ha generado críticas sobre los protocolos de actuación del DCFS y la falta de seguimiento en casos de custodia suspendida.
Por ahora, la única certeza judicial es la responsabilidad de Rodney McWeay en la muerte de su hija y el sufrimiento infligido a sus otros hijos, quienes siguen en recuperación bajo protección estatal. El caso, se ha convertido en uno de los más graves de maltrato infantil registrados en Georgia en los últimos años.