
Las frutas frescas que resisten el paso del tiempo pueden marcar la diferencia entre una despensa bien aprovechada y una bolsa llena de desperdicio. Científicos de alimentos identificaron cinco frutas que, por sus propiedades naturales y un almacenamiento adecuado, se conservan en buen estado por más tiempo.
Estas frutas ayudan a reducir el desperdicio, permitiendo ahorrar en las compras al evitar que se deterioren antes de ser consumidas.
Elegir frutas resistentes al deterioro ayuda a mantener una alimentación saludable y reduce la frecuencia de compra. Bryan Quoc Le, Ph.D., científico de alimentos, explicó a Real Simple que la longevidad de una fruta depende de factores como la estructura de su piel, ciertos compuestos naturales y las condiciones de almacenamiento.
Kimberly Baker, Ph.D., RD, LD, directora del Programa de Sistemas y Seguridad Alimentaria de la Extensión de Clemson, agró en diálogo con el mismo medio que una elección informada y un manejo adecuado prolongan su frescura.

Las manzanas son una de las frutas más duraderas. Su alto contenido de pectina, una fibra que aporta estructura, ralentiza el ablandamiento. Le explica que poseen una capa cerosa natural —conocida como bloom— que actúa como barrera contra la pérdida de humedad.
Además, Baker indica que las manzanas emiten bajas cantidades de gas etileno, lo que retrasa su maduración. A temperatura ambiente pueden durar semanas, pero en refrigeración su vida útil se extiende a varios meses. Se recomienda conservarlas en un ambiente frío para prolongar su frescura.
Las naranjas, pomelos y clementinas tienen una notable resistencia gracias a su cáscara gruesa, que protege la pulpa y contiene aceites con propiedades antimicrobianas. Esta protección natural reduce la descomposición. Al igual que las manzanas, los cítricos contienen pectina, lo que ayuda a mantener su firmeza.
Baker aconseja guardarlos en un lugar fresco y seco o en la heladera, donde pueden conservarse frescos hasta ocho semanas. Es clave evitar el exceso de humedad para prevenir moho o resequedad.

Las uvas también presentan una capa cerosa que protege contra la deshidratación. El experto explicó que esta película, junto con la estructura de su piel, prolonga su frescura.
Para conservarlas en óptimas condiciones, se deben refrigerar, ya que el frío reduce el deterioro y previene la aparición de moho. En estas condiciones, pueden mantenerse frescas durante varias semanas.

Los arándanos se diferencian por su piel gruesa y su lenta tasa de respiración, lo que favorece su conservación. Estas características los convierten en una fruta resistente. Baker recomienda guardarlos en un recipiente de plástico sellado en la heladera, donde pueden durar entre una y dos semanas sin perder frescura.
Entre las bayas, los arándanos rojos destacan por su durabilidad. La experta afirmó que su alta acidez retarda el deterioro, mientras que su piel firme ayuda a retener humedad. Para maximizar su conservación, se recomienda almacenarlos en un recipiente hermético dentro del refrigerador, extrayendo la mayor cantidad de aire posible. Investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania, citados por el medio, aseguran que bajo estas condiciones pueden durar hasta dos semanas.
Baker sugiere seleccionar frutas sin golpes, con color uniforme y sin señales de sobre maduración. Una elección cuidadosa y el almacenamiento correcto son claves para extender la vida útil de cualquier fruta fresca. Siguiendo estas pautas y eligiendo variedades resistentes, se puede reducir el desperdicio, optimizar el consumo y mantener una dieta variada por más tiempo.