
La seguridad de los cables submarinos de Taiwán se ha convertido en un asunto de máxima prioridad ante la amenaza que representa China, que explota activamente la vulnerabilidad de estas infraestructuras críticas.
Según los expertos en seguridad nacional River Wan, Jason Wang y Elva Wu, esta situación pone en riesgo desde el comercio global de acciones hasta las comunicaciones digitales, y constituye una forma de “guerra de zona gris” que no solo afecta a Taiwán, sino que también amenaza a los Estados vecinos y debilita la estabilidad regional en su conjunto.
Los autores advirtieron en una columna de opinión publicada en Taipei Times que “los cables submarinos son el salvavidas de Taiwán hacia sus aliados regionales, pero el país no cuenta con una unidad dedicada a detectar y disuadir actividades hostiles”.
Para Wan, Wang y Wu, la clave para enfrentar este desafío reside en la adopción de tecnologías avanzadas de detección temprana, en particular el sistema de detección acústica distribuida (DAS).

Esta tecnología convierte el propio cable en un sensor capaz de detectar, clasificar y rastrear cualquier actividad a lo largo de toda su extensión. Los expertos explicaron que “DAS puede entenderse como la detección de patrones de luz láser enviados y dispersados a través de los cables. Cualquier movimiento cerca del cable envía vibraciones que alteran los patrones de los pulsos de luz láser”. Así, si un barco arrastra su ancla por el lecho marino, DAS identifica los cambios en los patrones de luz y localiza con precisión la naturaleza y el lugar de la actividad.
El análisis del equipo subrayó que el potencial de DAS va más allá de la simple detección de embarcaciones. Puede aplicarse también a la monitorización de terremotos marinos y a la identificación de fallas en los cables, generando alertas tempranas que permiten desplegar fuerzas de seguridad o militares de manera informada.
En Taipei Times, los autores destacaron que “los datos de DAS pueden usarse para generar alertas tempranas procesables sobre amenazas inminentes, proporcionando inteligencia para el despliegue de la policía o una respuesta militar”.
Entre los avances más significativos de esta tecnología, los especialistas señalaron el desarrollo de la detección acústica distribuida por interrogación de frecuencia barrida (FSI DAS), que se ha implementado en el mar Báltico durante la última década para detectar cortes maliciosos de cables y actividades de barcos.
Esta variante permite detectar y localizar por GPS perturbaciones en el lecho marino, como anclas o redes de arrastre, hasta 3 kilómetros antes de que impacten un cable, sin necesidad de sistemas automáticos de identificación por satélite. Según el equipo, “esto permite a las fuerzas del orden contactar a la embarcación infractora entre 15 y 20 minutos antes de que alcance el cable —quizás no sea tiempo suficiente para evitar daños deliberados, pero sí para probar categóricamente la intención y habilitar una intervención justificada”.

Los autores compararon el FSI DAS con un radar submarino: “El radar no previene ataques aéreos, pero elimina cualquier posibilidad de actividad agresiva de ‘zona gris’ por aire o mar”. Para Taiwán, la importancia de DAS trasciende lo técnico, ya que “señala la voluntad de defender el país y salvaguardar infraestructuras críticas”.
No obstante, el equipo enfatizó que la tecnología por sí sola no basta. Para aprovechar todo su potencial, propusieron tres líneas de acción paralelas para fortalecer la conciencia del dominio marítimo (MDA) de Taiwán.
En primer lugar, recomendaron establecer una red conjunta de inteligencia MDA que integre a las agencias de seguridad nacional, guardacostas y organismos de inteligencia, con un sistema de imagen operativa común (COP) para compartir información en tiempo real y actualizar la base de datos de embarcaciones sospechosas y sus patrones de actividad.
En segundo lugar, sugirieron invertir en tecnologías MDA como DAS, apoyadas por plataformas de monitoreo de embarcaciones especializadas en reconocimiento de objetos y análisis impulsado por aprendizaje automático, además de crear un centro de vigilancia conectado a recursos policiales y militares mediante el sistema COP para coordinar interdicciones de manera continua.
Finalmente, subrayaron la importancia de la educación pública para fortalecer la resiliencia comunicacional, recordando que “más del 90 % de las comunicaciones externas de Taiwán viajan por cables submarinos; en tiempos de guerra, un cable cortado podría convertir a Taiwán en una nación aislada —una caja negra digital desconectada del apoyo internacional”.
El equipo sostuvo que “la inteligencia es disuasión sin provocación”. Proteger los activos submarinos mediante la conciencia del dominio marítimo representa una decisión crítica para Taiwán, que cuenta con más de 14 cables conectando sus islas periféricas y el resto del mundo. Los autores afirmaron que el país puede transformar estos cables en un “radar submarino que genere transparencia, combata la guerra de ‘zona gris’ y construya resiliencia digital”. Además, escalar estos sistemas a través del estrecho de Taiwán permitiría integrar datos para una posible cooperación regional.
En Taipei Times, los especialistas concluyeron que, “a una fracción del costo de un buque patrullero en gasto de capital y operación, DAS no solo es una solución técnica permanente y resiliente, sino también diplomática, permitiendo a Taiwán adoptar una postura proactiva en este espacio marítimo disputado y construir alianzas a lo largo de la primera cadena de islas”.