
Cada verano, las playas de todo el mundo reciben una marea de turistas, pero también aumentan los riesgos asociados a las corrientes de resaca. Expertos y autoridades advierten que este fenómeno, a menudo subestimado por bañistas, ha causado decenas de muertes en los últimos meses.
Según datos del Servicio Meteorológico Nacional de Estados Unidos, al menos treinta y seis personas han fallecido este verano en el país, la mayoría arrastradas por corrientes de resaca.
El impacto no se limita solo a Estados Unidos. En Australia, las estadísticas oficiales indican que cada año mueren en promedio veintiséis personas por este motivo. En la región de los Grandes Lagos, en Norteamérica, la cifra se eleva a cincuenta ahogamientos anuales vinculados a estas corrientes.
El peligro de las corrientes de resaca radica en su apariencia engañosa. Desde la orilla, suelen verse como una franja de agua más tranquila o un parche de agua oscura que se aleja de la playa entre las olas que rompen. Chris Houser, decano de ciencias en la Universidad de Waterloo, Canadá, advierte que “el aspecto superficial puede confundir a los bañistas, llevándolos a falsas sensaciones de seguridad”.

Las corrientes de resaca se forman cuando el agua de las olas que rompe en la costa busca regresar al mar, concentrándose en canales que pueden desarrollarse por la presencia de algún banco de arena o accidente bajo el agua. Gregory Dusek, científico senior del Servicio Oceánico de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), señala que “puede que la corriente no parezca rápida, pero basta con que te arrastre más allá de donde haces pie para que estés en peligro”.
De acuerdo con los especialistas, estas corrientes pueden desplazarse a velocidades de hasta 2.5 metros por segundo, superando incluso el ritmo de un nadador olímpico. Muchas tragedias ocurren con corrientes mucho más débiles. Dusek precisa que “no tiene que moverse tan rápido para generar un problema... Solo tiene que alejarte de la zona segura”.
El riesgo crece con olas de 60 a 90 centímetros de altura, pero la amenaza puede aparecer en cualquier condición climática y, especialmente, en temporadas de tormentas o huracanes lejanos. “Puedes tener una tormenta lejos generando olas grandes y fuertes corrientes de resaca, incluso cuando el clima en la playa es soleado”, apunta el experto de NOAA.

La página oficial de NOAA ofrece pronósticos de oleaje y riesgo de corrientes de resaca para diferentes destinos turísticos. Los especialistas insisten en algunos consejos clave para evitar tragedias:
- Elegir playas con presencia de socorristas y preguntar por las condiciones del mar.
- Respetar señales y advertencias oficiales.
- Evitar nadar solo o en las proximidades de muelles y escolleras.
- Los niños siempre deben estar bajo vigilancia y contar con dispositivos de flotación homologados.
Los expertos recalcan la importancia de la prevención. “La mejor defensa es saber nadar y estar informado”, indica Dusek.
El pánico es uno de los mayores enemigos en esta situación. La recomendación principal es evitar luchar contra la corriente directamente. “Relájate, evalúa tus posibilidades y, si puedes, desplázate hacia un lado para salir de la corriente, no trates de regresar nadando en línea recta hacia la orilla”, recomienda Dusek.

Cada caso es distinto. Algunas corrientes pueden devolver al bañista a la playa por sí mismas. Para quienes no logran escapar nadando lateralmente, la estrategia es “flotar y pedir ayuda”. Mantenerse a flote ahorra energía y aumenta la visibilidad para los rescatistas.
El método “voltea, flota, sigue” consiste en darse la vuelta para quedar boca arriba, flotar y dejarse llevar hasta quedar fuera de la zona de corriente o poder regresar en diagonal hacia la costa. “Lo importante es conservar la calma y reservar fuerzas”, subraya Dusek.
Muchos ahogamientos ocurren cuando personas intentan ayudar a familiares y acaban también atrapadas. La recomendación de los expertos es no entrar al agua sin un objeto flotante. Lo prioritario es alertar a un socorrista o llamar al 911 en ausencia de vigilancia. Si es posible, lanzar algún objeto que flote, como una tabla, salvavidas o incluso una nevera portátil.
Las autoridades insisten en la importancia de la educación y de crear conciencia sobre las corrientes de resaca. “Son rápidas e implacables, pero si sabes cómo actuar y mantienes la calma, las posibilidades de supervivencia aumentan”, concluye Gregory Dusek.