
Charlie Sheen cumplirá 60 años el próximo 3 de septiembre y se mostró abierto sobre cómo la sobriedad ha cambiado completamente su forma de vivir.
En una entrevista con People, expresó que siente que la mayoría de sus días ya han pasado, pero asegura encontrarse en buen estado físico.
Atribuyó este bienestar a la práctica regular de ejercicio, como el uso de la máquina de remo, y a mantener una alimentación saludable, aunque admite tener que lidiar con una lesión en el hombro.
La recuperación de su adicción y ocho años de sobriedad han reemplazado sus antiguas rutinas por hábitos más tranquilos, enfocados en actividades cotidianas como compartir un café con amigos, visitar a sus padres y trabajar en proyectos personales.

Charlie Sheen se encuentra a punto de lanzar su primer libro de memorias, The Book of Sheen, que saldrá a la venta el 9 de septiembre, junto con el estreno de un documental en dos partes, aka Charlie Sheen, disponible en Netflix a partir del 10 de septiembre.
Según sus propias palabras, la publicación simultánea del libro y el documental no responde a un afán por ajustar versiones del pasado o enmendar errores, sino al deseo de narrar las historias tal y como ocurrieron.
Las memorias abordan su vida desde la infancia, incluidas las experiencias junto a su padre Martin Sheen y sus tres hermanos mientras acompañaban a su padre durante los rodajes, como el paso de varios meses en Filipinas durante la filmación de Apocalypse Now.
Tras graduarse de la escuela secundaria, Sheen decidió seguir los pasos familiares en la actuación. Su carrera despegó con una pequeña participación en Un experto en diversiones (1986), seguida por papeles en Pelotón y Wall Street, que lo convirtieron en una figura prominente en apenas unos años.

Sin embargo, la fama y el dinero trajeron consigo el acceso fácil a alcohol, drogas y fiestas. El propio artista admitió que parte de su conducta provino del temor de que el éxito fuera transitorio, lo que lo llevó a vivir cada experiencia intensamente.
En el documental, su excompañero en Two and a Half Men, Jon Cryer, menciona su impresión de que Sheen nunca creyó merecer su éxito, una observación que el actor considera acertada.
Sheen invitó personalmente a todos los participantes del documental, incluidos su exjefe Chuck Lorre, sus exesposas Denise Richards y Brooke Mueller, y hasta su antiguo proveedor de drogas.
A medida que avanzaba su carrera, también aumentaba su dependencia de las sustancias. El actor relató cómo el primer consumo de crack lo enganchó de inmediato, y se involucró con opiáceos y heroína en busca de insensibilidad emocional.

Tras varios internamientos en centros de rehabilitación, sostuvo que es un milagro haber sobrevivido a una sola sobredosis y a un episodio cercano a la muerte.
“En mis fiestas, siempre decía: ‘Deja tus prejuicios en la puerta. Nada de dolor en el dormitorio. Y nadie puede morir’”, reconoció. “Eran buenas reglas”.
El punto más bajo llegó en 2011, cuando fue despedido de la exitosa serie Two and a Half Men, hecho seguido de una entrevista en la que declaró tener “sangre de tigre”.
En el libro, explicó que además del consumo de drogas, desarrolló adicción a una crema de testosterona que afectó gravemente su comportamiento.
En 2017, logró mantenerse sobrio tras un proceso personal que identifica como una decisión individual de cambio.

Además, recalcó que sólo la propia voluntad permite esa transformación y cita su papel como padre de sus cuatro hijos como motivación principal.
El abandono de las drogas ocurrió antes que el del alcohol, y aclaró que no tiene interés en revivir aquellos hábitos. “Sea cierto o no, me gusta pensar que la próxima dosis me mataría”, señaló.
Su método para evitar recaídas es mantener presentes los peores recuerdos asociados al consumo de alcohol como un recordatorio diario.
Describió episodios de “vergüenza repentina”, recuerdos y consecuencias por los que aún transita, aunque su frecuencia ha disminuido con el tiempo.
Finalmente, comentó que sus conocidos suelen alentarlo a practicarse el auto-perdón, además de aceptar sus disculpas.

“El perdón sigue siendo algo en evolución”, explicó. “Son momentos en los que me invaden los recuerdos atroces, las decisiones y las consecuencias. Cada vez son menos frecuentes, así que supongo que eso es un progreso”.
Y agregó que “lo interesante de pedir perdón es que la mayoría de la gente me ha dicho: ‘Sí, estamos bien, pero esperamos que tú también te hayas perdonado a ti mismo’”.