
Con la llegada de septiembre, muchas personas entran en una carrera contra el tiempo para “llegar al verano”. Sin embargo, parecen no advertir que este no es el primer año que les sucede.
¿Qué está fallando si cada primavera deben hacer dieta para perder kilos de más? Ante la consulta de Infobae la médica especialista en endocrinología, directora de posgrados en obesidad de la Universidad Favaloro y coordinadora del grupo de trabajo de Obesidad de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN) Ana Cappelletti (MN 76523), planteó que “en esta época del año muchas personas inician dietas sin control motivadas por cuestiones estéticas: la mirada ajena y la propia pueden generar disconformidad con la imagen corporal, que se hace más evidente cuando llega la temporada de ropa ligera”.
Desde la perspectiva de la licenciada en Nutrición del Hospital Italiano de Buenos Aires Clarisa Real (MN 9404 - MP 6169), “la influencia de las redes sociales (y los medios de comunicación en general) sobre la imagen que difunden de los cuerpos y de los estereotipos de belleza” motiva que “desesperadamente la gente busque soluciones rápidas, muchas veces en manos de fuentes no profesionales o personas sin capacitación”.
De acuerdo a un relevamiento reciente de la Academia Española de Nutrición y Dietética, el 70% de quienes hacen dietas rápidas no cuenta con supervisión profesional, mientras que las mujeres las emprenden el doble de veces que los hombres.
Las dietas sin supervisión profesional pueden generar una amplia gama de riesgos para la salud, desde causar pérdida de masa muscular, déficit de nutrientes, trastornos en la relación con la comida o efecto rebote, entre otros.

Las consecuencias de las dietas exprés aparecen tanto en el plano físico como en la salud mental. Las especialistas consultadas por Infobae coinciden en que las restricciones extremas no solo resultan insostenibles, sino que además deterioran la salud general.
“Las dietas extremas no funcionan: son insostenibles y dañan la salud”, advirtió Cappelletti. Cuando una dieta es “muy restrictiva y hace bajar de peso rápidamente (más del 1% del peso corporal por semana), se pierde más masa muscular y el cuerpo responde recuperando el peso, pero principalmente en forma de grasa”.
La especialista añadió que estos métodos activan mecanismos hormonales que perpetúan el aumento del hambre y reducen el gasto energético, dificultando la pérdida sostenida a largo plazo.
El daño no solo es físico, según datos de la Academia Española de Nutrición y Dietética, más del 50% de quienes buscaron bajas rápidas experimentaron el efecto rebote y la pérdida de masa muscular, con alteraciones en la composición corporal y deterioro en la relación con la comida.
Los riesgos aumentan en adolescentes y personas físicamente vulnerables: “Las mismas no tienen en cuenta la presencia de ciertas patologías (en donde la eliminación de ciertos grupos alimentarios puede ser perjudicial) o incluso, momentos biológicos (como el embarazo o la adolescencia) en donde los requerimientos nutricionales son mayores y la restricción calórica podría suponer un riesgo a la salud”, explicó Real.

La propuesta de resultados rápidos se multiplica cada primavera, pero suele fracasar. Real resumió: “Llevar un estilo de vida saludable requiere tiempo y aprendizaje. Es un proceso, y bajar de peso de forma saludable requiere esfuerzo, tiempo y adherencia a las pautas”.
De acuerdo a Cappelletti, los llamados ciclos “yo-yo” (pérdida y ganancia repetida de peso) incrementan la dificultad de cada nuevo intento por alcanzar un peso saludable y elevan el riesgo de sobrepeso con el correr de los años.
“El cuerpo percibe los cambios bruscos como una amenaza y responde activando mecanismos para defender el peso de tendencia”, precisó la médica.
Las denominadas dietas detox o las de muy bajo contenido calórico carecen de respaldo científico robusto. “Generalmente son planes que tienen poca validez científica, son deficientes en nutrientes y exponen a la persona a un estrés que impide que se generen vínculos sanos con la comida”, indicó Real.

Algunas estrategias comerciales presentan métodos como el ayuno intermitente como una solución universal. El consenso de las especialistas consultadas es que no existen soluciones válidas para todas las personas y cada plan debe contar con respaldo profesional.
“El ayuno intermitente tiene beneficios comprobados, siempre en el marco de una alimentación saludable y no en todas las personas”, sostuvo Real, quien recomendó asesoramiento previo para evaluar si la estrategia se adecua a la historia clínica, el momento biológico y el estilo de vida.
Desde la mirada de Cappelletti, el ayuno no demostró superioridad como herramienta para combatir sobrepeso u obesidad en la mayoría de la población, por lo que su uso debe analizarse caso por caso.

La alternativa a la dieta exprés es la transformación paulatina, viable y sostenible. Las especialistas remarcan la importancia de evitar listas de “prohibidos” y “permitidos”, priorizando una estructura regular de comidas —desayuno, almuerzo, merienda y cena— adaptadas a la rutina de cada persona. “Comer también es un acto social y de placer”, enfatizó Cappelletti.
En ese sentido, Real recomendó que “la alimentación se adapte a las costumbres, horarios, rutinas, a los gustos y al bolsillo”. Entre los consejos prácticos, destacan la inclusión de todos los grupos alimentarios (frutas, verduras, proteínas magras, cereales integrales y grasas saludables), la variedad de colores en el plato, minimizar el consumo de ultraprocesados, frenar hábitos tóxicos y privilegiar el descanso nocturno.
No existen alimentos malos ni alimentos prohibidos. Moderar las porciones y el tamaño de las raciones, y fortalecer el balance general, ayuda a mantener los logros en el tiempo. Además de la incorporación del ejercicio físico como hábito de vida.

La experiencia clínica y los datos confirman que el asesoramiento nutricional personalizado es esencial para evitar riesgos. Antes de iniciar cualquier plan alimentario, las especialistas recomiendan consultar con expertos acreditados y acompañar esos cambios con actividad física, manejo del estrés y descanso adecuado.
La evidencia refuerza la idea de las expertas acerca de que la salud no debería basarse en atajos ni prisas, sino en el respeto por los tiempos individuales y en sumar hábitos que puedan sostenerse durante todo el año.