Dos imponentes mástiles fueron instalados en los jardines norte y sur de la Casa Blanca, marcando un cambio visual significativo en la residencia presidencial. Durante años, la bandera estadounidense había ondeado desde un mástil en el techo del edificio, pero para el presidente Donald Trump, eso no era suficiente. “Es un REGALO de mi parte de algo que siempre faltó en este magnífico lugar,” dijo el mandatario en una publicación en Truth Social.
En el Jardín Sur, el presidente observó personalmente cómo una grúa colocaba el mástil final. “Es un mástil tan hermoso”, declaró Trump mientras supervisaba la instalación. Más tarde ese mismo día, regresó para presenciar el izado inaugural de la bandera de barras y estrellas, saludando con entusiasmo.
El segundo mástil, instalado cerca de la Avenida Pensilvania en el Jardín Norte, también marca una intervención visible y significativa en el paisaje exterior de la Casa Blanca, la más notoria desde que Trump retomó la presidencia con ambiciosos planes de transformación para la sede del poder ejecutivo.
Al ser preguntado por un periodista si esta iniciativa era un “proyecto personal,” Trump confirmó que la estaba financiando con su propio dinero. “Lo es, sí. Bueno, yo lo estoy pagando”, respondió. “Yo diría que cada mástil cuesta como USD 50.000”, afirmó.

Dentro de la residencia, los cambios también son evidentes. La Oficina Oval ha sido renovada con detalles dorados, nuevos retratos históricos y una copia de la Declaración de Independencia. El césped del Jardín de las Rosas está siendo pavimentado, y se contempla la construcción de un nuevo salón de baile dentro del recinto. Con cada modificación, la Casa Blanca adquiere un aire más similar a Mar-a-Lago, el lujoso club privado del mandatario en Florida.
Pese a la creciente tensión entre Irán e Israel —y las dudas sobre una posible implicación estadounidense en el conflicto— Trump se tomó el tiempo para estar presente durante la instalación del mástil. “Me encanta la construcción”, comentó el presidente, quien dejó su huella como desarrollador inmobiliario en Nueva York. “La conozco mejor que nadie.”

Con evidente orgullo, explicó que el mástil se había instalado a una profundidad de tres metros para asegurar su estabilidad y que la cuerda estaría contenida dentro del cilindro, a diferencia del diseño en Mar-a-Lago. “Cuando sopla el viento, se oye esa cuerda, golpeando”, dijo, refiriéndose al otro mástil. “Esto es de verdad”, afirmó Trump. “Es lo mejor que hay. No hay nada como esto.”
Con estas modificaciones, la Casa Blanca no solo cambia su apariencia, sino que también refleja la visión personal del presidente Trump, quien busca dejar su sello distintivo en uno de los símbolos más emblemáticos de Estados Unidos.
(Con información de Reuters/AP News)